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Sección: Vía Correo Electrónico

Emiliano Zapata; del sueño revolucionario a los ideales acribillados

El machismo en México, el villano que asesina ahora víctima de Cháires

12/12/2019

alcalorpolitico.com

Un cuadro, cuyo valor artístico es subjetivo como lo es todo en el arte, colocado en el pedestal nacional de las bellas artes de la avenida Juárez, es lo suficientemente poderoso para llevar a las calles y espacio públicos (medios periodísticos impresos y digitales) a los últimos reductos del zapatismo revolucionario; es lo suficientemente provocador, extraordinario que lo sea puesto que el arte que no provoca simple y llanamente no es arte, ha traído a los agrarios nuevamente a la lucha, solo que esta vez la batalla no es contra el enemigo franco ni siquiera contra el pintor ni su obra que acusan de denigrar al caudillo, es contra sí mismos, contra sus más profundos miedos, contra su tolerancia de a mentiras, contra sus ideales sociales de cartón y su frágil hombría que se esconde detrás de abultados bigotes; son víctimas de sí mismos, de sus prejuicios marchitos pero aferrados con raíces correosas que se aferran al moralismo mocho que por generaciones ha lastimado y asesinado tanto.

Fabián Cháirez, el artista chiapaneco, debe sentirse profundamente orgulloso, su trabajo como pintor ha cumplido uno de los más nobles fines del arte, sacudir a la sociedad que se retrata con su obra, su cuadro es revelador, ha desnudado al machismo mexicano que de un golpe atemoriza pero ante un falo equino se horroriza, la figura estilizada y con marcada pose femenina de un revolucionario, apenas cubierto por un sombrero rosa y una estola tricolor, es hoy el caballo de troya que sacude a un país que lucha contra la plaga de feminicidios y crímenes de odio, esos que se acunan en la mente cerrada de quien se asume ofendido ante un lienzo pero no ante la realidad cruel y sanguinaria que sacude a México.

Las desatinadas declaraciones de Jorge Zapata son el patíbulo de los ideales de su abuelo, sus argumentos son las balas que acribillan la libertad que el caudillo buscaba, sale a las calles y avienta sus mordaces palabras, le ofende la feminidad con la que se viste al héroe, le humilla la homosexualidad que transgrede a la historia de bronce, sus prejuicios de hombre, magnánimo por cierto pues públicamente reconoce contar con amigos homosexuales, son el reflejo de una sociedad provinciana y rural en la que la homofobia y el machismo siguen lacerando.



La reflexión es breve: estamos todos, por lo menos los racionales, obligados a no bajar la guardia, nuestra sociedad exige la erradicación de todos aquellos antivalores que hoy le arrebatan la vida, en el sentido más amplio de esta expresión, a las víctimas del odio.

Augusto Arizmendi
11 de diciembre de 2019.
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