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Sección: Estado de Veracruz

Emilio Gidi Villarreal

Sergio González Levet 04/04/2019

alcalorpolitico.com

Decir de Emilio Gidi que fue un hombre probo, un funcionario honorable y un gran Rector de la Universidad Veracruzana, es fácil y sencillo. Se enuncia en automático, porque así lo denunciaba su talante serio, su mirada inteligente y su intelecto forjado en el estudio, la lectura y la disciplina.

Dedicó su vida de tiempo completo al trabajo creador, a la labor cotidiana, y aunque pudo vivir al lado del escándalo, optó por el camino de la prudencia y la probidad. En su vida pública y privada supo cruzar el pantano diazmironiano sin llevar ninguna mancha, y eso no se dice a lo somero.

Hoy que se ha ido Emilio, tan temprano a nuestro parecer, quedan sus hechos y sus trabajos para dar cuenta de una carrera pública fecunda, que es reconocida por propios y extraños, por tirios y troyanos, por todos.



Emilio Gidi Villarreal surgió de una cantera que hay que reconocerle más a don Rafael Hernández Ochoa. Junto a aquél y en ella crecieron y se hicieron conocidos muchos nombres ahora en el Salón de la Fama de la grilla jarocha: Carlos Brito Gómez, Fernando Charleston Salinas, Emilio Gómez Vives, Fidel Herrera Beltrán, José Luis Lobato Campos, Gonzalo Morgado Huesca, Manuel Muñoz Gánem, Carlos Padilla Becerra, Luis Octavio Porte Petit y Miguel Ángel Yunes Linares, por nombrar a algunos en riguroso orden alfabético, para no crear suspicacias.

Con el gobernador Hernández Ochoa, Gidi fue Director de Industria, Comercio y Estadística durante los tres primeros años del sexenio y Magistrado Presidente del Tribunal Fiscal del Estado. He aquí que la semilla de Emilio plantada por don Rafa fue una de las que mejor germinó, porque mantuvo una carrera intachable que culminó con el rectorado de la UV de 1992 a 1997, periodo glorioso en el que le tocó alcanzar la autonomía a nuestra máxima casa de estudios.

Sé que sus hijos lo lloran y pido para ellos resignación en esta hora incomprensible. Nadie entiende por qué se van así de repente los hombres buenos.



Conozco el dolor de su compañera de vida y de claustro, la doctora Luz del Carmen Capitanachi de Gidi. Mi familia toda -Elsa, Mariana, Camilo-, ella lo sabe, comparte su sentimiento y se conduele ante esta pérdida sin remedio.

Esperamos, Daniela (como te conocemos afectuosamente desde tus orígenes misantecos) que halles pronto resignación y que la vida intachable de Emilio sea un consuelo ante la pena inconmensurable.

Que descanse en paz Emilio Gidi Villarreal, pocos como él lo merecen...



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