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Sección: Estado de Veracruz

Las palabras de la ley

En busca de la Justicia...

Salvador Martínez y Martínez Xalapa, Ver. 25/09/2019

alcalorpolitico.com

Un filósofo neosocrático parece quejarse amargamente de la imagen que producen en él las palabras “justicia” y “verdad”. Estas dos palabras, afirma, me parecen como unas inscripciones esculpidas en la fachada de uno de nuestros edificios públicos, de un tribunal o de cualquier otro edificio oficial. No obstante, discurre de la siguiente manera:

“…estoy seguro de que en lo más íntimo de mí mismo, en circunstancias muy especiales, esa imagen monótona y decepcionante, de una verdad incontestable podría desvanecerse. Es decir, en una situación muy determinada, exactamente definida, yo podría ser sacado de repente de esa especie de apatía, en la que estoy vegetando y podría llegar a realizar actos que encierran para mí las más trascendentales consecuencias, sencillamente porque esas palabras se habrán llenado de pronto de una llamada irresistible. Estoy hablando, naturalmente, sólo de mí. Ésta constituye mi certeza. Sin embargo, debo preguntarme si a mi edad sería todavía capaz de experimentar semejante conmoción y asumir tales responsabilidades.”

Lo expuesto se trae a cuento porque el comentario de hoy es provocador, desafiante e inductivo. Pero, cabe aclarar, es un comentario que vale tanto para jóvenes, como adultos. ¿A mi edad sería capaz de experimentar semejante conmoción y asumir tales responsabilidades?



El Poder Judicial es uno de los poderes en que se manifiesta la soberanía del Estado. Ésta es una verdad de Perogrullo. La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, artículo 41, establece: “El pueblo ejerce su soberanía por medio de los Poderes de la Unión, en los casos de la competencia de éstos y por los de los Estados y la Ciudad de México, en lo que toca a sus regímenes interiores, en los términos respectivamente establecidos por la presente Constitución Federal y las particulares de cada Estado y de la Ciudad de México, las que en ningún caso podrán contravenir las estipulaciones del Pacto Federal.”

El problema de fondo, decíamos en algunos escritos publicados en un blog en octubre de 2010 (https://artedelderecho.blogspot.com/), es que vivimos en un mundo de injusticias y la dogmática jurídica puede estar contribuyendo a mantener y reproducir esas injusticias. De algún modo, observábamos las diversas actitudes de jueces, abogados y teóricos ante el saber de los juristas y también distinguíamos la “voz de los vencidos” (víctimas) que resuena en la Historia de México.

Hoy, nueve años después, prestamos atención al problema del contexto desde la superficie, antes de pretender ir al fondo de las cosas. Leímos en el Portal alcalorpolitico.com notas harto ilustrativas de uno de los puntos que dominan la agenda periodística local, “Tiran aspiraciones del magistrado Raúl Pimentel para presidir Poder Judicial” (20/09/2019), “Poder Judicial de Veracruz adscribe magistrados a vacancias en salas” (20/09/2019).



Ignoramos las aspiraciones del magistrado Raúl, pero, ciertamente, su sólida trayectoria dentro de la judicatura es garante de la legitimidad de una aspiración para convertirse en Magistrado Presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Veracruz y ésta no la tira nadie. Pero, esto importa poco y a muy pocos veracruzanos como tampoco importa mucho y a muchos la posible reelección en el cargo del magistrado Edel Humberto Álvarez Peña.

Si se observa cualquier medio de comunicación social, aquello que no desaparece de su agenda hodierna son los asaltos, los robos, los homicidios, las extorsiones, los secuestros, los desaparecidos, las enfermedades, las deficiencias educativas, el desempleo, la explotación laboral y hasta el tema de la basura (que hoy, como decía un maestro, también es un problema de Estado). Además, de un largo etcétera. Esto sí importa mucho y a muchos.

Aquello que se espera del Magistrado Presidente (sea quien sea) y de todos los Magistrados y Jueces es que sepan comprometerse con los Derechos Humanos y el Estado democrático de Derecho. Aquello que a todos importa es que tengan la capacidad para decidir si las circunstancias de hecho están suficientemente claras para adoptar una decisión fundada en Derecho.



En su libro Los abogados de América Latina (2004), Rogelio Pérez Perdomo muestra un rostro del Poder Judicial, un poder que se caracteriza por no-poder, la percepción que domina en esta época de globalización, nos dice este autor, es que los jueces son importantes, son los árbitros indispensables para el funcionamiento de una economía de mercado y de una sociedad democrática. Simultáneamente, existe la percepción que los jueces reales no están a la altura del alto desempeño que se espera de ellos. Estos personajes, olvidados por tan largo tiempo, son percibidos como poco calificados, con hábitos de obediencia al poder político, con tendencias a la corrupción o a formar redes perversas con poca capacidad de asumir la justicia como servicio público eficiente.

Ahora bien, si se pretendiera traducir la opinión de nuestro pueblo, ésta sería que al interior del Poder Judicial del Estado, jueces y magistrados —y ponemos a salvo las honrosas excepciones— necesitan una conversión, pero ¿a nombre de qué? Antonio Beristain propone: “En nombre de las víctimas, es decir, todas las personas que sufren, por cualquier motivo, sin limitarse a las producidas por los delitos y los abusos de poder”.

Ahora sí, el problema de fondo es que el pueblo, “mujeres y hombres de carne y hueso”, está sufriendo injusticias y la dogmática jurídica puede estar contribuyendo a mantenerlas y reproducirlas.



A manera de conclusión, reproduzcamos otro texto de aquel filósofo neosocrático: “Estas observaciones son suficientes para situarnos en un plano de pensamiento que no es modo alguno el plano del pensamiento discursivo. Me parece que de esta manera no conseguiría la menor oportunidad de despertar a nadie. Pero se trata precisamente de despertar y sobre todo, despertarnos.”

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