En México priva un absolutismo cercano a la tiranía, advierte Reynaldo Escobar

México llega tarde al siglo XXI por la concentración de facultades y atribuciones del poder presidencial y el incumplimiento del pacto federal, con el consiguiente trato discriminatorio a estados y municipios, que le han conducido al país a un absolutismo cercano a la tiranía, expresó el secretario de gobierno, Reynaldo Escobar Pérez, durante el discurso que pronunció a nombre del Gobierno del Estado, durante el acto conmemorativo del 93 aniversario de la Constitución Política de 1917.

Enfatizó que el orden jurídico no debe subordinarse al ”capricho” de los depositarios temporales del poder público y por ello, la teoría clásica de división del poder (Montesquieu) subsiste en el sistema jurídico constitucional y las instituciones de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, cuyos titulares tienen la obligación de velar por su plena vigencia al margen de las contiendas políticas, ideológicas o partidarias.

De ahí que señalara la necesidad de "orientar el rumbo de esta nación combatiendo el uso autoritario del poder público, si no queremos evitar el desbordamiento de las pasiones y el despertar del México bronco", dijo el funcionario estatal parafraseando a Jesús Reyes Heroles.

En tal sentido, Escobar Pérez dijo a todos los funcionarios del gobierno estatal, encabezados por el gobernador Fidel Herrera Beltrán, que este momento –como autoridades- están obligados a retomar las banderas ideológicas de la Revolución Mexicana “convertidas hoy en programas sociales interrumpidos en este México generoso tan lleno de contrastes y desigualdades por el mal ejercicio del poder público de gobernantes inescrupulosos, corruptos y perversos”.

Asi pues dijo que se sumaba a la a propuesta del trabajo presentado por el Gobernador durante su intervención en el Senado de la República en el seminario de análisis para la reforma política que alerta sobre el impacto de la reforma del Presidente Calderón en Estados y Municipios, y muestra un posicionamiento de vanguardia, nacionalista y revolucionario imbuido de reflexiones filosóficas alusivas al imperio de la ley por encima de la fuerza de las armas.

Porque, –advirtió– los mexicanos, conscientes de la responsabilidad histórica que vivimos, “no aceptamos el Decálogo del titular del Ejecutivo Federal, porque no plantea la solución de los grandes problemas nacionales”.

Toda vez que se trata de ideas dispersas del Presidente Calderón, contenidas en el Decálogo oficial presentado como Reforma Política que sólo ha generado discusiones inútiles, desencuentros y recortes presupuestales con visión partidista y electorera desde el poder central en perjuicio de Estados y Municipios.