Lánguidamente sensual, el dulce licor del cava –el champagne catalán- desliza su insurrección amorosa a través de nuestros labios, del paladar. Efervescencias de connotaciones marinas, el cosquilleo trae consigo los efluvios del amor y la pasión puestos en su manufactura; símbolo de lealtad, tradición, orgullo y amor por la tierra, el trabajo.
Cada miembro de la gran familia Freixenet esconde tras de sí una historia, un legado personal y colectivo indiscutible.
Cuando uno platica con los viajeros y habitantes de Sant Sadurní d´Anoia, enclavado en el Penedès catalán, comentan que la industria del cava da trabajo a la mitad del pueblo. Mencionar el nombre Freixenet es un punto más en la larga lista de razones para sentirse orgullosamente catalán.
Pequeños valles, recovecos en las aristas montañosas dan vida a las especies de uvas que se utilizan para elaborar el cava: Xarel-lo, Macabeo y Parellada. Desde su inauguración a principios del siglo XX, por doña Dolores, hija de Joan Sala y don Pedro Ferrer Bosch, su esposo, éste último, hijo de viticultores del Penedès, fundaron Freixenet para elaborar el entonces llamado champán.
El nombre de la marca responde al apodo con que era conocido en la región Pedro Ferrer, hijo menor de los propietarios de la finca La Freixeneda.
Don Ramón y Toni Doménech, quienes amablemente nos conducen por entre sortilegios de historia y tradición del cava, son un pequeño ejemplo de la amabilidad y amor, ánimo audaz y emprendedor por el trabajo que inundan los pasillos de las cavas, entre más de cien millones de botellas de las diferentes marcas -10 en total, desde la Reserva Real hasta Excelencia-, misma que ostenta el honor de ser la más grande del mundo.
En cada paso de la elaboración del producto se percibe la madurez de la virtud del mismo, desde el método tradicional que transforma el mosto en vino y, ya en la botella, en vino espumoso, hasta el uso y desarrollo de proyectos de investigación propios o en conjunto con instituciones científicas (CSIS, NTE, UB…) de tecnología punta, gracias a lo cual han podido aplicar dichas tecnologías en mejoras de la calidad de sus productos, respetando ante todo el medio ambiente (ISO 4001); hasta el punto de que en los últimos tres años han obtenido en los principales concursos vinícolas 48 medallas de oro, 41 de plata y 27 de bronce, que les han merecido el reconocimiento internacional.
En su espumosa esencia, Freixenet es un ala del bordemar sustraída del alma siempre viva de una guitarra, que murmura en los diáfanos pliegues de las brumas a la distancia, forjando así una página más de la mítica historia catalana.
La página web de freixenet es: www.freixenet.es