Hace 30 años, una pequeña fiesta comenzó el festival “imparable” del huapango

Han pasado casi tres décadas desde que la Fiesta Anual del Huapango y Encuentro de las Huastecas se celebra en el poblado de Amatlán, en el municipio de Naranjos, rescatando y manteniendo viva la tradición del son huasteco.

En 1990, Román Güemes Jiménez, académico del Instituto de Antropología de la Universidad Veracruzana (UV), inició un proyecto de vinculación con habitantes de dicha comunidad y tres años después formó el Patronato Pro Huapango y Cultura Huasteca de Amatlán A.C. que se encarga de la organización de esta fiesta.

“Iniciamos la fiesta con grupo de amigos y lo hicimos con la finalidad de recuperar, fortalecer y reactivar el son huasteco y el huapango, que en ese tiempo estaban en una situación lamentable”, dijo.



Si bien al inicio participaron exponentes del ballet folklórico y con ello, el zapateado y la ejecución del son pareció más un "espectáculo" que se redujo únicamente a una presentación, con el tiempo involucró a la comunidad de esta región norte del Estado de Veracruz y con ello, se adaptaron las raíces de ésta.

“Hace 30 años, los tríos hupangueros que ya estaban constituidos como tríos, pero también había duetos, cumplían una función comunitaria y alguna presencia en los medios urbanos, pero generalmente todavía era en el campo”, explicó el investigador Román Güemes.



Así también, reconoció que si al empezar, sólo participó un trío, ahora, el festival contará con más de 100 participantes y todo, gracias a la ayuda de los habitantes de Amatlán, autoridades estatales y la iniciativa privada.

"Se hizo un primer espectáculo y vino un sólo trío y fue el que amenizó la fiesta, no estaba claro el objetivo. Actualmente esto es interminable, imparable, esto ya no tiene vuelta de hoja".

Después de 30 años, se ha logrado mostrar talleres de instrumentación de Huapango, talleres de violín huasteco, jarana huasteca, así como baile característico de está región.



Asimismo, indicó que la incursión de las mujeres en este género ya es muy relevante, que va desde la música, hasta el baile y logística del festival.

Güemes Jiménez expuso que muchos de los poetas huastecos en sus inicios no sabían leer ni escribir, pero no eran del todo analfabetas, ya que sabían leer el cielo, el maíz y la tierra.

"No sabían leer el castellano ni escribirlo; sin embargo, eran poseedores, son todavía, de una gran retentiva, una memoria privilegiada porque crean su poesía y la pueden recitar y cantar por horas".



El encuentro huasteco se celebra los días 22, 23 y 24 de noviembre en su edición número 30, dónde se unirá el folklor y la riqueza cultural de Amatlán.