En ausencia del Arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, el Vicario de la Catedral, Luciano Conde Hernández, señaló que es necesario que los fieles sean humildes y busquen el perdón de Dios porque de lo contrario la fuerza del mal puede arrastrarlos a pecados como el homicidio y más ahora que es tan fácil matar por sólo 20 pesos.
Lamentó que hoy sean pocos los que tengan temor de Dios, el cual no es miedo a Dios sino tener esa precaución de no lastimar a quien no merece.
Sin embargo, aseguró que esa fuerza maligna que hoy invade a todos, está apartando a los fieles de una manera grave del temor de Dios porque se cae en actos de maldad con mucha facilidad y esto ha alcanzado a los niños y adolescentes.
"Ya no pensamos si vamos a ofender a Dios, ya no pensamos en las consecuencias que nuestras acciones van a tener, antes quitarle la vida a alguien era algo gravísimo e impensable, algo que nadie se atrevía hacer, antes si alguien cometía un asesinato, un homicidio era algo realmente excepcional, y por una causa verdaderamente grave que las personas llegaban a ese extremo, hoy ya no es así, hoy quitarle la vida a alguien es tan simple, tan sencillo, tan fácil, y a veces por motivos insignificantes, por 20 pesos alguien la quita la vida a alguien".
Y es que dijo que la Iglesia considera verdaderamente triste los extremos a los que se ha llegado el arrebatarle la vida a alguien por motivos tan insignificantes y lo peor es que ya no solo son adultos los que cometen los crímenes, también niños y adolescentes.
"Hoy en día muchos niños, muchos adolescentes manejan armas, muchos adolescentes se han involucrado en la delincuencia, en asaltos, en homicidios, en crímenes, es esa fuerza que nos está impulsando a hacer el mal".
Incluso ante lo que se está viviendo la propia sociedad se está acostumbrando a la maldad, tanto que hasta se está volviendo indiferentes a ello.
"Por eso creo que hoy es un día importante y especial para pedir a Dios que reavive nuestras conciencias, que despierte nuestros corazones, que abra nuestras mentes y podamos darnos cuenta de la dimensión que tiene la maldad en el mundo y así evitarla".
Por ello, subrayó que para evitar esta ola de maldad que se está generando en la humanidad se puede tener el control desde las familias, enseñándole a los hijos respetar a los demás, a vivir como verdaderos hermanos en la tolerancia, amor, respeto y perdón para que las cosas sean diferentes.
"Si a los niños se les siembra desde temprana edad el resentimiento y deseo de venganza, entonces la violencia saldrá fuera de nuestros hogares y seguirá ocasionando tanto daño como el que ya está sucediendo"