Inche televisión

El experimentado comunicador de origen sureño Gustavo Cadena Mathey lo señaló: “Es que la gente ya no lee, los chavos no leen. Antes leíamos mucho. Mi generación, tu papá, leíamos mucho”.

Mi respuesta fue: Es que antes no tenían ni televisión, de hecho mi padre me contaba que en Coatzacoalcos la gente, la familia, se reunía alrededor del radio de bulbos de origen norteamericano RCA donde escuchaban el beisbol y algunos programas en vivo los fines de semana.

Sé que ellos compartieron esa situación porque son venidos de la misma generación de comunicadores que aprendieron al lado del extinto maestro Yayo Gutiérrez en el primer diario de Acayucan, “Diario del Sur”, grupo en el que también participó Pepe Valencia, hoy en OYE Veracruz, así como Víctor Murguía, también hoy director del Diario de Xalapa.

“Pues sí mano –me dice de manera afligida–, eso es en detrimento del oficio, de los periódicos, del medio. Lo disfrutábamos. Lo hacíamos con gusto”.

Agregué: Además, mi estimado Tavo antes no tenían la gama de canales con la que hoy contamos, más de cien canales, deportes, películas, espectáculos, chismes, suficiente para perderte o pasar el tiempo prácticamente todo el día.

Mi papá siempre me ha dicho que es el peor defecto que tenemos ahora los jóvenes, refiriendo además a varios representantes de medios de comunicación jóvenes que conoce bien, que no tenemos el hábito de leer un determinado número de libros al año.

Tavo señala que él por ahora consume al menos 4 libros por año.

Todo esto mientras se daba el inicio formal de la impresión del primer “Heraldo de Coatzacoalcos”, estando presentes el director del periódico Eduardo Sánchez Macías, el subdirector Luis Romero, la licenciada Gina Domínguez Colio, titular de Comunicación Social del gobierno, personajes del medio como Raymundo Jiménez, Magno Garcimarrero y Salvador Muñoz, ¡Vaya tercia!

Casualmente la sección de foro y sondeo del periódico El Universal del día de ayer coincide sobre el tema. ¿Por qué la gente en México no lee?

Destacan las aportaciones ciudadanas que recuerdan que los índices de lectura en nuestro país son extremadamente bajos, tanto que “somos el penúltimo de una lista de 180 países”.

Asimismo, la idea de que los maestros de primaria en la actualidad no contagian ni entusiasman a los pequeños en el gusto por la lectura, por lo que después resulta complicado involucrar a los jóvenes y adultos en la misma actividad, lo que aunado a la falta de cultura de la lectura en el hogar hace que ocupemos ese deshonroso lugar mundial.

Y es que cuántos padres de familia prefieren compartir un momento familiar viendo su programa favorito frente al televisor en lugar de una lectura. Andar en la calle, estar “ocupados” en distintas actividades deportivas, sociales y recreativas son otro claro ejemplo, los padres de familia damos prioridad a una larga lista de actividades para los pequeños antes que considerar el sano e ilustrativo ejercicio de la lectura.

En algunos países europeos índices como el de analfabetismo no se miden por cuántas personas saben leer y escribir como en el nuestro, si no por la cantidad de textos y libros que abarcan y sobre todo por la capacidad de comprensión que desarrollan, leer no es sinónimo de repetir palabras, leer es captar y comprender el mensaje del texto que se recita, aprenderlo y aprehenderlo en beneficio propio y de nuestro entorno.

¿Estamos a tiempo? ¿Qué hacemos al respecto?

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