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Sección: Estado de Veracruz

Incrementan los mataderos de cerdos clandestinos y de traspatio en Veracruz y Boca del Río

La Confederación Nacional de Porcicultores ha denunciado en diversas ocasiones el delito

Elizabeth Mellado Veracruz, Ver. 24/12/2015

alcalorpolitico.com


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Aunque la Confederación Nacional de Porcicultores ha denunciado en múltiples ocasiones los mataderos clandestinos, durante la temporada navideña, los rastros de traspatio proliferan a lo largo de la conurbación Veracruz-Boca del Río.

La mañana previa a Noche Buena y Año Nuevo, las familias se reúnen en el lugar donde el nacatero realizará la matanza y aliñado del animal, acciones que en la mayoría de los casos se realizan sin cuidado hacia el animal ni con las condiciones sanitarias necesarias para garantizar la innocuidad de la carne.

Para la cena navideña, una familia veracruzana preparó en barbacoa al cochino "Bienvenido", animal de 200 kilos que compraron barato cuando era pequeño y engordaron a lo largo de 8 meses.



El encargado de dar fin al animal fue el señor Nicho, un nacatero inexperto, quien tardó varios minutos en tirar el inmenso cerdo al suelo antes de enterrarle la estocada final, bajo la pata izquierda, directo al corazón.

El cochino pereció entre jaloneos y agudos chillidos, los integrantes más pequeños de la familia lloraban desconsolados, mientras los familiares apuraban al nacatero para terminar rápido con el animal y evitar que los niños se espantaran más.

El cuerpo de "Bienvenido" fue colocado sobre una improvisada mesa hecha de blocks y una tarima, mientras el asistente de Nicho y su suegra le echaban agua hirviendo sobre el cuerpo para quitar el pelo con el dorso de un machete.



Posteriormente el cochino fue trasladado a una oxidada mesa de metal, aunque antes de llegar a este lugar, cayó al suelo pues el peso venció a los encargados de cargar al cerdo, cuyo cuerpo rodó sobre lodo, sangre coagulada y materia fecal.

Rápidamente los perros de la casa se acercaron al cuerpo de "Bienvenido" mientras los ayudantes del nacatero maniobraban para acomodar al cochino sobre el piso de tierra de tal forma que pudieran cargarlo para colocarlo sobre la mesa.

Cuando "Bienvenido" estuvo sobre la mesa de metal, el nacatero comenzó a rasurar con hojas de navaja al cerdo, luego lo lavó y enjuagó con detergente para trastes y agua para terminar por destazarlo, mientras los perros se agasajaron con los trozos de manteca y sangre que caían sobre el piso de tierra.



A lo lejos, los adultos desayunaban mientras veían el aliñado de "Bienvenido", las niñas veían con terror el cuerpo abierto en canal del cerdo y los jóvenes quemaban pirotecnia a un lado de la casa.

Pese a las condiciones insalubres bajo las cuales se realizan estas prácticas, la población insiste en comprar o criar animales y aliñarlos en sus traspatios para ahorrarse el costo de llevarlos a un rastro, aunque la carne este expuesta a contaminantes que ponen en riesgo sus vidas.