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Sección: Estado de Veracruz

La Cueva de los muñecos, una muestra de pintura rupestre en Paso de Ovejas

- Se encuentra en la localidad de Angostillo, a 84 kilómetros de Xalapa

- El sitio ha sido estudiado por arqueólogos de la Universidad Veracruzana

- Junto con “La cueva de Las Serpientes” Patancán, son un atractivo turístico en la zona

Miguel Valera Paso de Ovejas, Ver. 27/12/2020

alcalorpolitico.com


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Ubicada en el Ejido de Angostillo, en el municipio de Paso de Ovejas —a unos 84 kilómetros de Xalapa, la capital de Veracruz—, “La Cueva de los muñecos” ofrece a los visitantes una muestra de las pinturas rupestres prehispánicas que existen en esta demarcación como son La cueva de las serpientes en Bandera de Juárez y el abrigo rocoso de Patancán, con escenas de caza de fauna local.

“La Cueva de los muñecos” se localiza en la parcela de don José María Hernández Blanco, “Don Chema”, un hombre de 86 años que se ha convertido en el custodio de este espacio localizado dentro de las 900 hectáreas que conforman el Ejido de Angostillo, una población a la que se puede llegar por Paso de Ovejas, entrando por la colonia San José y pasando El Limón, en la carretera que sigue hacia Acazónica, El Coyol y Comapa.

Guiados por Aurelio Molina Hernández, administrador de la Reserva Natural Xocotitla, también ubicada en esta demarcación, Don Chema nos contó que “La Cueva de los muñecos” ha estado siempre abandonada y con el paso del tiempo ha sido saqueada por visitantes que llegan “para llevarse un pedacito de pintura”. Hace muchos años, la Secretaría de la Reforma Agraria le mandó un oficio, dándole la responsabilidad para el cuidado de este espacio histórico y con sus propios recursos cercó la parcela y le puso candados al portón de acceso.



A unos 250 metros de la carretera, caminando entre el pastizal y descendiendo una pequeña ladera que lleva a un pozo, que se llena de agua en tiempos de lluvia, se encuentra este abrigo rocoso abrazado por raíces de higueras y de diversos árboles que crecieron en la superficie. “Ahí vivió gente antes. Estaba ahumada. Ahí cocinaban. Ahí dormían”, nos dice don Chema, en el corredor de su casa.

El arte rupestre en Veracruz

La descripción detallada de “La Cueva de los muñecos” la realizó en 2002, la antropóloga Eva Romero Ortíz en su “Catálogo de pinturas rupestres en el municipio de Paso de Ovejas, Veracruz”, como un trabajo práctico-científico para obtener la licenciatura en Antropología por la Universidad Veracruzana.



“El arte rupestre en el Centro de Veracruz ha sido poco estudiado. Seguramente la enorme cantidad de vestigios arqueológicos arquitectónicos, cerámicos y escultóricos correspondientes a etapas prehispánicas han desviado la atención de los estudiosos a esas otras manifestaciones, resultando así que, a pesar de la gran cantidad y calidad de nuestros vestigios rupestres —pinturas o petroglifos—, estos han sido menospreciados”, escribió la antropóloga Sara Ladrón de Guevara en la revista Arqueología enero-abril 2003, en el artículo “La cueva de Las serpientes. Una representación prehispánica de la bóveda celeste”.

Aunque en su estudio se refiere más a “La Cueva de Las Serpientes”, ubicada en Bandera de Juárez, también en el municipio de Paso de Ovejas, la ahora rectora de la Universidad Veracruzana señala que “hoy en día, los abrigos rocosos son conocidos y utilizados por cazadores como refugios temporales en sus jornadas de cacería. Es posible que en tiempos prehispánicos tal fuese el caso, es decir, estos abrigos habrían sido utilizados y decorados por los cazadores de antaño. De hecho, la recurrente representación de animales cuadrúpedos, a veces con líneas que pueden representar el flechamiento y los hombres armados de lanzas, así lo sugieren”.

“Por el momento no tenemos dataciones de las pinturas que nos permitan verificar la contemporaneidad de las mismas con los sitios arqueológicos vecinos. Los restos de materiales arqueológicos en la superficie de los abrigos rocosos son escasos. Actualmente se realizan excavaciones en un abrigo rocoso donde se ha localizado un alineamiento correspondiente a los cimientos de una habitación y se han encontrado allí materiales cerámicos y líticos aparentemente correspondientes al Clásico tardío, a reserva de llevar a cabo su análisis”, detalla.



En 2002, en un recorrido que realizó este reportero a “La cueva de los muñecos”, en Angostillo y al frente rocoso de las pinturas rojas de Bandera de Juárez, el arqueólogo Sergio Vásquez explicó que las manifestaciones rupestres de estas cuevas ubicadas en la zona semiárida central veracruzana, podrían pertenecer a la cultura de Remojadas.

“Son grupos prehispánicos que tienen una presencia que se remonta hasta antes de la era cristiana pero cuyas manifestaciones más relevantes, sobre todo en el caso de este municipio, se dan hacia finales del primer milenio, es decir entre 600 y 900”.

A su vez, el arqueólogo Héctor Cuevas comentó en ese momento que cuando descubrieron las cuevas primero las ubicaron en cartografía, luego hicieron un levantamiento de las imágenes con fotografías en conjunto y cada uno de los motivos.



La cueva de los muñecos

El tema principal de “La Cueva de los muñecos”, dijo Héctor Cuevas Fernández, son motivos zoomorfos, antropomorfos y astros. “La simbología, al parecer, como hay representaciones tanto de astros como de animales podría ser el universo, ya que en algunos glifos vemos el sol, la luna y algunas estrellas”.

En uno de los astros se aprecia una figura zoomorfa, posiblemente un cánido y también se puede ver una representación humana de cuyo torso emerge una especie de venado. Las manos no están bien definidas y en la cabeza sostiene una cruz o jilote de maíz.



A su vez, Sergio Vásquez mostró una especie de alacrán que sostiene con las tenazas una esfera roja que fue ejecutada por aspersión.

“Los motivos de esta cueva fueron ejecutados en aplicación directa de color blanco en donde se observan una serie de animales, de cuadrúpedos que son a veces difíciles de identificar. No sabemos exactamente a qué pertenecen, pero la gran mayoría puede ser lemúridos o cánidos”, explicó.

En una segunda cámara de esta cueva existen también algunos cuadrúpedos y el arqueólogo se pregunta: “¿Qué es lo que significa que en unas épocas remotas algún ser humano haya tratado de plasmar, de perpetuar este tipo de diseños? Posiblemente la respuesta tenga que ver con prácticas rituales o acaso algún tipo de rito chamánico que se asocia precisamente con la naturaleza y, en este caso, con los animales”.



Los colores en las cuevas

En el artículo “La cueva de Las serpientes. Una representación prehispánica de la bóveda celeste”, Sara Ladrón de Guevara se refiere al uso de los colores en estas cuevas.

Indica: “Los colores utilizados, que permanecen indelebles hasta nuestros días, son el blanco y el rojo. Es claro que se trata de pigmentos minerales; estos debieron haber sido aplicados con algún vehículo, seguramente líquido en el caso del color rojo (dada su evidente aplicación ocasional por aspersión) y acaso oleoso o también líquido en el caso de la pintura blanca, con la que se trazaron a menudo líneas. Hemos registrado sitios donde las pinturas son monocromas y otros donde son bicromas”.



“Generalmente, aunque no en todos los casos, el rojo se utilizó para realizar círculos o manchas redondas, así como para imprimir huellas de las palmas de las manos en negativo por aspersión y en positivo por impresión. Hemos localizado manos de adultos y de niños, manos extendidas y manos en posturas gestuales acaso codificadas. También hay manos representadas con pintura blanca; este color se utilizó frecuentemente para delinear los círculos, y para llevar a cabo diseños finos aparentemente realizados con los dedos”.

“Llama la atención la serie de círculos rojos que parecen describir alguna cuenta y se representan en ocasiones en series; los mismos círculos son en otros casos evidente representación de astros, como veremos más adelante. En cuanto a los diseños, hemos reconocido geométricos, abstractos, esquemáticos y naturalistas. Entre estos últimos destacan los dibujos de animales, a menudo cuadrúpedos; de personajes ataviados con penacho, lanza, escudo, estandarte, alas y pico de ave; y de estructuras arquitectónicas pirámides y chozas o casas-habitación”.

“En las cuevas en que hallamos los dos colores se percibe la utilización inicial del color rojo y posteriormente el delineado de las formas rojas con el color blanco. El estilo diferencial delos dos colores hace pensar que en algunos casos se trata de temporalidades distintas, aunque no tenemos por el momento manera de corroborar esta hipótesis”.



“Se puede observar que procuraban utilizar las paredes lisas de los abrigos rocosos, aunque ocasionalmente algunos abrigos sin estas características y compuestas de conglomerados también fueron pintados aprovechando las rocas que sobresalen. Generalmente, pero con algunas excepciones, las pinturas se hallan a una altura que resulta cómoda para ser pintada por un adulto de pie sin ningún esfuerzo”.

Potencial turístico

Las cuevas de Angostillo, Patancán y Bandera de Juárez, poseen un enorme potencial turístico para el municipio de Paso de Ovejas. Investigadores y estudiantes de la Universidad Veracruzana han desarrollado diversos proyectos históricos y arqueológicos para la proyección de toda esta región.



Paso de Ovejas no sólo es un municipio agrícola, también tiene historia y una gran diversidad cultural.

En Angostillo, —ha escrito Mario Jesús Gaspar Cobarruvias— quedan como vestigios de su pasado, los paredones restaurados de la ex-hacienda del Angostillo y su iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, donde dos placas recuerdan a Segundina Lagunes y a Martha O. de Lagunes, fallecidas el 10 de junio de 1887 y en el año de 1991, respectivamente.

“Es un pueblo con gran potencial turístico-cultural debido a la inusual combinación de vestigios muy antiguos de los primeros habitantes de la región en sus cuevas, con los de su época de hacienda e importante centro productor de cal para toda la región de Paso de Ovejas y Veracruz”, expresó.