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Sección: Estado de Veracruz

Las palabras de la ley

La desgracia de los mexicanos...

Salvador Martínez y Martínez Xalapa, Ver. 04/12/2019

alcalorpolitico.com

Para iniciar el planteamiento del problema del contexto que en esta ocasión queremos abordar, acudimos a una de esas sentencias breves y, la mayoría de las veces, morales: “La desgracia de los mexicanos, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”.

Respecto de la lejanía de Dios tendrán que responder los ministros de las Iglesias de Cristo (ya se verá en el próximo censo de población 2020, pero los mexicanos se siguen confesando “cristianos”). Y decimos que tendrán que responder los ministros de Cristo, particularmente los obispos, porque -según los enterados- ellos han caído en una especie somnolencia, como les suele ocurrir en tiempos de crisis. Un feligrés saludó a su pastor “Que Dios le sonría, padre”; el pastor respondió: “Él nos sonríe siempre, el problema es que no le hacemos caso”.

Por otra parte, ocurre que las abogadas y los abogados están durmiendo en sus laureles y con un sueño profundo. Cada vez son menos los jurisconsultos, aquellos hermeneutas que nos pueden decir qué es el derecho en una determinada sociedad y hasta dónde se extienden sus límites y su validez. Entre los jueces, también son escasos aquellos que se preocupan y se ocupan de la recta aplicación de la ley. Pululan los abogados que “…se dedican a la mera talacha, casi como los mecánicos y aprendices en un taller de reparación de coches, sin saber ni el qué ni el porqué de los pistones y de las válvulas.” (J. B. Zilli Mánica).



Para comprender el problema de los juristas es necesaria una aproximación a la noción de la sociedad del riesgo. La sociedad del riesgo (o sociología del riesgo), según alguna fuente de divulgación casi popular, es la síntesis sociológica de un momento histórico en el período moderno, en el cual éste pierde sus componentes centrales, provocando una serie de debates, reformulaciones y nuevas estrategias de dominación. Se trataría de una sociedad postindustrial en el sentido en que las matrices básicas de la modernidad y su misma correlación de fuerzas han cambiado sustancialmente.

El problema de las abogadas y los abogados, sin embargo, es otro: la índole humana o inhumana de las respuestas jurídicas, pero la cercanía con una sociedad del riesgo (Estados Unidos de Norteamérica) lo condiciona todo. Nadie ignora que México, nuestro país, aún está lejos de constituir una sociedad postindustrial, pero tampoco es un secreto que los profesionales del derecho tienen ahora la importancia social y política que los juristas de tiempos pasados, todavía cercanos a nosotros, temían estar perdiendo.

Lo que hoy se desea no es que el derecho sea instrumento de desarrollo sino fundamentalmente un proveedor de seguridad jurídica y garantía de los derechos humanos. Naturalmente, la protección del derecho de propiedad y el respeto a los contratos es lo que interesa más a empresarios e inversionistas (nacionales y extranjeros), mientras que otros actores sociales consideran más otros derechos.



José Luis Diez Ripollés, jurista español, nos dice:

“Finalmente, ya no pueden ignorarse las crecientes corrientes doctrinales que han optado por una contemporización con las nuevas propuestas ligadas al modelo de la seguridad ciudadana, a las que están comenzando a dotar de la cobertura ideológica necesaria para su acreditación científico-social… Más en concreto quisiera cuestionar los presupuestos analíticos y las estrategias de intervención del discurso doctrinal que está consolidando el nuevo modelo penal de seguridad ciudadana.”

No se podría, sin pensar, extender estas palabras a la realidad mexicana, pero no hubo que detenerse mucho, más bien rememorar lo dicho por Samuel Ramos en su libro El perfil del hombre y la Cultura en México, respecto a la imitación en México: “Ejemplos de este mimetismo los hay en todos los órdenes de la cultura, pero los más claros se encuentran en la obra constitucional mexicana del siglo XIX.”



En efecto, como asevera este autor mexicano, en este terreno es en donde mejor podemos apreciar la trascendencia efectiva que la imitación ha tenido en la historia de México. Pero, el fenómeno de la imitación perdura en pleno siglo XXI y no solamente en la obra constitucional, sino también en el campo de la legislación secundaria.

No obstante, volvamos al tema expuesto por Diez Ripollés y ensayemos el planteamiento del problema aquí entre nosotros. La mexicana no es propiamente una sociedad de riesgo (no es una sociedad postindustrial), a la luz de la descripción notada, pero la estrecha cercanía a una sociedad con las características descritas ha traído a nuestra región las reacciones propias de una sociedad del riesgo:
  • Trabajo flexible y capital liberado.
  • Pauperización de la condición de vida de las clases subordinadas.
  • Complejización de la lucha de clases (anulación, en algunas regiones) y pérdida de conquistas sociales por parte las clases subordinadas.

  • Llegada de discursos feministas, ecologistas y autonomistas que conviven con el paradigma tradicional.
  • Pensamiento único, desinformación deliberada y deseducación progresiva de la población.
  • Crisis de las instituciones sociales modernas.
  • Quiebra de la cosmovisión de la modernidad. Aceptación del riesgo en el pacto social.

  • Convivencia con la crisis ecológica, política y social.
  • Dominación completa del capital en la sociedad, que afecta la educación, instituciones científicas, discursos, derechos, etc.
En una primera impresión, consideramos que en México se pretendía desplazar el modelo de Justicia Penal y Seguridad Pública para darle entrada a un modelo de Derecho Penal y Seguridad Ciudadana. Pero, todo parece indicar que no se trata de esto sino de que coexistan la seguridad pública y la seguridad ciudadana y desplazar el Derecho Penal garantista y la protección de los derechos fundamentales del ser humano: Eficacia versus Justicia.



Ahora nos ha llegado a la memoria el viejo libro del español Juan Ramón Capella sobre La extinción del Estado y la supresión de los Juristas.

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