La industria dietética manipula a personas al decretar que la comida es peligrosa

Actualmente los datos de la industria dietética en Estados Unidos indica que es una de las industrias pequeñas más exitosa en la que se gasta lo mismo que en educación, aseguró la psicoterapeuta, Susie Orbach, como parte de las actividades del penúltimo día del “Hay Festival Xalapa”.

La autora del libro "La tiranía del culto al cuerpo", se preguntó cómo es posible que la gente se sienta inconforme con la ingesta de los alimentos, pues la industria dietética mete en las mentes de las personas que la comida es peligrosa y por lo tanto se necesita comprar productos para ser diferentes.

“Yo me siento interesada en el desarrollo de la nueva categoría para definir el cuerpo y la obesidad. Estoy interesada en el número de artículos que se escriben para decir que se es demasiado grandes y gordos, ciertamente hay un problema de tamaño, pero la mayoría de los problemas alimentarios de la gente no son visibles. La gente que tiene problemas alimentarios tiene cuerpos normales muchas veces”, destacó.

Abundó que en Estados Unidos y América Latina las mujeres solían pedir préstamos para cirugías cosméticas, pero también es un campo que va en crecimiento para los hombres.

“No es solamente el pene y las mejillas y todas estas cosas que se están ofreciendo como solución… como si recreando el cuerpo se estuviera haciendo algo bueno, esto es muy común para las mujeres y es un mercado tan redituable que ahora se aplica para los hombres. La industria cosmética se aplica para los hombres”, mencionó.

La autora inglesa de 65 años de edad, insistió en que su preocupación es por las chicas porque desde muy jovencitas están interesadas en cambiar sus cuerpos.

En su charla con Arnoldo Kraus la especialista mencionó que en la última década la gente estaba aceptando que tener un cuerpo con problemas era la norma, no se discutía en la terapia porque nunca se iban a sentir bien con su cuerpo, primero se buscaba arreglar los problemas con la pareja o los hijos.

“Decían por qué platicarlo, esto me pareció alarmante… la imposibilidad de que las chicas quisieran habitar su cuerpo qué carambas estaban haciendo… después me sentí furiosa con la exportación del cuerpo occidental a Irán, a China, a Corea, a Japón, a América Latina obviamente”, lamentó.