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Sección: Estado de Veracruz

Las palabras de la ley

La Reforma sobre de Derechos Humanos, 2011 [I]

Salvador Martínez y Martínez Xalapa, Ver. 16/06/2021

alcalorpolitico.com

Sé bien lo que es [el tiempo], si no se me pregunta. Pero cuando quiero explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé” (Agustín de Hipona)

El pasado 10 de junio y por invitación de la Coordinación en Derecho de la Universidad del Valle de Puebla (UVP), participamos en la conmemoración de la Reforma Constitucional en materia de Derechos Humanos, 2011. Nuestra aportación versó sobre la supremacía constitucional. En el trasfondo se trató de la construcción del reino del Derecho.

El argumento consistió en aseverar que la reforma en materia de Derechos Humanos no existe más. Aquello que hoy tenemos a la vista es el texto constitucional en su integridad. Se quiso enfatizar el valor de la libertad, igualdad y fraternidad como legado de la Reforma de 2011, pero superando una versión principalmente individualista y procedimental del gobierno del derecho. Es decir, Se pretendió vencer y se venció la visión de las garantías individuales.



La exposición se dividió en cuatro partes:

1.- El tiempo de la reforma.

2.- Reforma Constitucional en materia de Derechos Humanos, 2011



3.- Los Derechos Humanos. Y,

4.- México y su Constitución Política.

Tiempos de la Reforma. Iniciamos con el recuerdo de alguna lectura. Si ser significa perseverar en el ser, sólo la memoria nos hace capaz de ser. Sólo ella nos otorga la necesaria continuidad, permitiendo reconocer nuestra vida como realmente nuestra. Al dotar de continuidad, la memoria nos confiere una identidad: “Sé quién soy porque recuerdo quién fui”.



Por esto, intentamos describir una escena que hubiese sido incompleta sin algunas palabras acerca del escenario. Dicho escenario fue el Aula Magna de la Facultad de Derecho de la Universidad Veracruzana.

La Facultad se encuentra en un hermoso edificio, propio de la arquitectura de los años 50s del siglo pasado (hoy ya con modificaciones), diseñado para albergar quinientos alumnos –que años después llegaron a ser más de dos mil- y compuesto por pequeños auditorios, llamados comúnmente salones, su área administrativa y una biblioteca especializada con un área de cubículos para los maestros.

El edificio está enclavado en una de las zonas universitarias más hermosas de Xalapa, Veracruz. En la parte superior del edificio, se halla el Aula Magna, que hoy lleva el nombre del ministro Guillermo Ortiz Mayagoitía, digno egresado de esta institución. Este magno auditorio fue el centro de la atención en nuestro rememorar.



En los tiempos de la Reforma Constitucional en materia de Derechos Humanos, nos encontrábamos, ocupados y preocupados en explicar, entender y aplicar la Reforma Constitucional en materia de Justicia Penal y Seguridad Pública, 2008, ya que ésta parecía el último coletazo de un intento de transición democrática en nuestro país.

Unos años atrás tuvimos la fortuna de escuchar en el Aula Magna de la Facultad de Derecho de la UV, una disertación magnífica de Sergio García Ramírez sobre la Reforma Constitucional en materia de Justicia Penal y Seguridad Pública.

El insigne jurista mexicano empleó dos imágenes en su conferencia:



Primero, utilizó el ícono evangélico de la yerba buena y la yerba mala. La yerba buena simboliza el proceso acusatorio y oral, proceso ordinario que se sigue para los infractores de las normas penales. La yerba mala alude a los procesos especiales que se siguen para los enemigos, aquellos que de algún modo militan en el crimen organizado.

Al final, segunda imagen, Sergio García Ramírez comparó la Reforma Constitucional en materia de Justicia Penal y Seguridad Pública con un vaso de agua cristalina, pero envenenada. A ese veneno ya se había referido el Informe Zaffaroni en 1985, con estas palabras: “Frente a una ley procesal que posibilite la arbitrariedad, las garantías penales naufragan”.

La exposición de García Ramírez fue una crítica seria y enérgica contra la reforma penal, pero confesamos que la segunda imagen suscitó el sentimiento de que el conferencista parecía sugerir que poco veneno no mata. En cuanto a la imagen bíblica del trigo y la cizaña, se rescatan dos afirmaciones: una, la ambigüedad de la reforma, pues contenía “trigo y cizaña”; y, otra, que probablemente en el futuro habría una contra reforma para remediar las cosas.



Así que, condenado a la penosa tarea de buscar siempre y, de cara a la espera del remedio anunciado por García Ramírez, nos dominó la tendencia a ver o juzgar las cosas en su aspecto más positivo o más favorable, pues el 10 de junio de 2011, en el Diario Oficial de la Federación se publicó la Reforma Constitucional en materia de Derechos Humanos y vimos en ella el antídoto para el veneno contenido en aquel vaso de agua cristalina de 2008.

La ocasión de conmemorar esta Reforma Constitucional, nos brindó la oportunidad de plantear una cuestión que, como suele decirse, se quedó en el tintero de la escena narrada. En realidad, la interrogante no es nuestra, sino de José Gaos. El filósofo pregunta y se pregunta: “¿Por qué no le basta al hombre con guardar o conservar memoria de lo que espontáneamente flota en ésta, sino que se empeña, se obstina en rememorar, mantener o sacar a flote lo que amenaza y sumerge el flujo del tiempo?”

La respuesta de Gaos es: “El hombre es su pasado y se comprende a sí mismo en función de su pasado, en términos intransferibles a ningún otro ente. La tendencia del ser a perseverar en sí impelería al hombre a retener su pasado, su ser, para perseverar en él.”



De la respuesta de Gaos se desprende la lección primera: esa perseverancia a la que el pensador se refiere puede inducir al error. Si la verdad lógica es la conformidad de la inteligencia con las cosas, el error, que es su contrario, deberá ser definido como la no conformidad del juicio con las cosas.

Engañarse no es, pues, ignorar pura y simplemente. La ignorancia consiste propiamente en no saber nada ni afirmar nada; mientras que el error consiste en no saber y afirmar creyendo saber. Es una ignorancia que se ignora. Una de las causas lógicas del error es la falta de memoria.

La Reforma Constitucional en materia de Derechos Humanos ya no existe. Aquello que resta es el texto integral de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, sus disposiciones –texto legal con fuerza directiva- han sido, son y serán el horizonte de proyección (u objeto formal de estudio) del saber de las abogadas y los abogados para construir normas jurídicas…



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