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Sección: V?a Correo Electr?nico

La sucesión gubernamental de Veracruz en 2016

Eduardo de la Torre Jaramillo 24/07/2015

alcalorpolitico.com

A lo largo del siglo XX, el arreglo institucional entre el presidencialismo con los poderes locales, llámese “hombre fuerte” o “cacique” fue cederles o etiquetarles ciertos estados a las figuras políticas, como lo fueron: a los Cárdenas, Michoacán; a Alemán, Veracruz; a Gonzalo N. Santos y Luis Jonguitud Barrios, San Luis Potosí; a los Rojo y Lugo, Hidalgo; etc. En el caso de Veracruz sólo hubo dos sucesiones donde el alemanismo no influyó en la de 1986 y 1992 con Fernando Gutiérrez Barrios y con Patricio Chirinos Calero; porque el expresidente Miguel Alemán Valdés muere en 1983, pero desde 1939 a 1980 designó a once gobernadores entre constitucionales y sustitutos.

En la sucesión gubernamental de 1998 en Veracruz, Ernesto Zedillo Ponce de León designa a Miguel Alemán Velasco por el enfrentamiento con el expresidente Carlos Salinas de Gortari, quien no deja ser candidato a gobernador al hijo del expresidente Alemán en 1992.

Ya en la alternancia panista, las reglas del juego político en los estados cambiaron, porque en ese tiempo los gobernadores del PRI adquirieron las misma facultades que tuvo el presidencialismo: la de designar a su sucesor, y en el caso de Veracruz aún se observó a una clase política local disciplinada ante el exgobernador Miguel Alemán Velasco, quien decide que sean diez los precandidatos a la gubernatura, lamentablemente designó a una especie de “peste negra” para que Veracruz tuviera al peor gobernador que ha tenido el estado en los últimos 100 años, donde se evidenció lo siguiente: degradación de la política; daño a las instituciones públicas; la deuda pública; la creciente inseguridad pública; la depredación de los presupuestos; cooptación de la oposición hasta desaparecerla, al fin como se decía “los líderes de los partidos de oposición cuestan muy barato”, en fin, una crisis social, política, económica, financiera y sobre todo la inviabilidad de una entidad federativa que había sido parte del motor económico en el anterior modelo sustitutivo de importaciones.

El fidelato deja a un inexperto gobernador porque pensaba que de lo que se trataba era de “patear el bote”, como se dice coloquialmente en la vida pública, es decir que los problemas se resuelvan a futuro y así evadir cualquier responsabilidad, al final se vive y se hace política en un país y en un estado que no se castiga a nadie y se puede hacer todo lo ilegal que se encuentra a su alcance, porque lo que priva es la impunidad, ésta consolidada en el sólido sistema de complicidades, en el cual todos están coludidos o son coludibles.

En la actualidad y de frente a la “armonización” de la reforma político-electoral federal con la local, se decidió diseñar una minigubernatura de dos años, opción que tiene múltiples interpretaciones, las cuales van desde la protección política del actual gobernador durante los próximos dos años; hasta la inhibición de los empresarios para invertir en la oposición, porque en ese lapso no se pueden desarrollar inversiones; lo que sí es un hecho político, es que si el gobierno federal aceptó la gubernatura de dos años, todo parece indicar que la sucesión se le deja al actual gobernador y de allí el problema político intrapriista, porque a la sociedad no le importa quién será el próximo candidato, de todas maneras no sale de su postración personal y familiar, la cual es parte de la desafección hacia la política y los políticos veracruzanos.

Partiendo de la idea anterior, entonces el actual gobernador cuenta con la venia del gobierno federal para designar sucesor y se blinda localmente con lo que queda del alemanismo (secretario general de gobierno; contralor; secretario de infraestructura y obras públicas; secretario de desarrollo agropecuario, rural y pesca; y de manera forzada hasta con el secretario de seguridad pública), cuyos efectos inmediatos serán dejar fuera de la sucesión de manera institucional a su mentor, porque ya es hora de hacer el clásico “parricidio político” en Veracruz.

Empero, los errores políticos están a la vista con el apoyo a una candidatura que nació muerta como la de Gerardo Buganza Salmerón, quien no sabe ni siquiera las reglas jurídicas para lanzar una candidatura como la que pretende, pero además no es lo mismo estar dentro del gobierno que estar fuera, sin los resortes y recursos económicos a su alcance; dicha candidatura, nace junto con el rechazo hacia las sociedades secretas como el “Yunque” o los “Tecos”, quienes pueden tener más injerencia en la vida pública local. Y del otro lado, el chiste político con el candidato “Tronco”, quien además de buscar “dobles” primero debe hacer público si sus recursos para publicitarse son legales o no, porque en el ridículo de su accionar como si las nuevas reglas de fiscalización se puedan burlar, de allí el área de inteligencia de la SHCP que está muy vigilante de cualquier aspirante. Ambas candidaturas “independientes” provienen del poder establecido legal o ilegal, y lo único que hacen es desprestigiar a una noble figura política que se está abriendo paso.

Otro error es pelearse con el Senador José Yunes Zorrilla, inclusive es tal la crisis que los recados que se le envían a través de los “textoservidores” es parte de la descomposición que está provocando la sucesión gubernamental en Veracruz; inclusive al terminar con la “gobernabilidad rentista”, ésta se define y aplica como los recursos públicos para sostener a los zánganos políticos que abundan en esta entidad federativa, pero particularmente al no haber dinero, el día de hoy, hasta el “PRD rojo” se volvió crítico, además de la multiplicación de los “neocríticos”, quienes al acabarse el presupuesto para ellos, pues simple y sencillamente estos malquerientes se van juntando, se organizan y hasta son capaces de pactar una alianza electoral “opositora” (uso este término porque al terminar su contrato de falsos opositores, pues la única forma de continuar con el chantaje económico-político es asustar con una alianza de partidos).

Finalmente, resalto que es un pleito entre priistas y así hay que verlo, lo demás es un espectáculo indigno que observa la sociedad veracruzana, porque el pleito es por el botín, ya que nadie ha propuesto un proyecto para enfrentar y salir de las múltiples crisis que padece Veracruz, sólo se escucha que quieren o aspiran a continuar con el (des) gobierno; en fin no hay ideas, no hay programa, no hay propuesta, sólo privan los intereses personales y de grupo. No hay alternativa conformada para que exista una alternancia en Veracruz.