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Sección: V?a Correo Electr?nico

Espacio Ciudadano

La tigresa de papel

Jorge E. Lara de la Fraga 07/03/2013

alcalorpolitico.com

El sistema la impuso y cuando la criatura rebasó los límites fue eliminada…

La caída y detención de la dirigente sindical Elba Esther Gordillo Morales fue festinada y aplaudida por amplios sectores de la ciudadanía; por fin llegaba a su fin un reinado de excesos, de prepotencias y de comportamientos corruptos. El gobierno federal se agenciaba una suprema calificación por tal hecho realizado sorpresivamente y muchos nos entusiasmamos con la posibilidad de que las cosas no terminen ahí, que todavía hay mucho por hacer en ese sendero de la justicia y pululan por el ámbito nacional varios personajes y ex – mandatarios que ameritan ser sancionados por su proceder deshonesto. En el caso de la chiapaneca Elba Esther, mujer encumbrada durante más de dos décadas como ser plenipotenciario del sindicato más nutrido de América Latina, es hasta cierto punto penoso verla tras “la rejilla” de prácticas y declaraciones, en medio de sus achaques físicos y contestando con monosílabos o evadiendo interrogantes.

Atrás quedó para esa siniestra mujer su castillo de naipes o su monumento de cristal, que se desplomó al primer impacto; ya no es la ínclita jefa envuelta en sus finos ropajes y adornada con joyas de incalculable valor. Ahora está ubicada en la triste realidad y - como se ve - olvidada por aquellos que le aplaudían y la idolatraban. Ya sin su poder y sin su fuero protector, exhibe únicamente sus miserias humanas. A todas luces es una buena enseñanza para todos aquellos elementos que al amparo de un cargo o de una representación se proyectan ante el público como los monarcas olímpicos o como los entes imprescindibles. No cabe la menor duda que la señora Gordillo, durante su trayectoria de mando y esplendor, “perdió el piso” se enajenó y se catalogó personalmente como indestructible.

Tenía múltiples evidencias de su hegemonía, pues había influido en resultados de procesos electorales o en el triunfo de candidatos estatales y hasta en éxitos tortuosos del más alto nivel gubernamental. Se sentía con méritos para retar y oponerse a los altos designios del mismo Primer Mandatario y allí fue donde perdió la partida. Si bien había ejercido su influencia o sobrevivido bajo las directrices de cuatro presidentes de la República, las condiciones sociales y políticas ya no le eran tan favorables en este 2013, con el advenimiento del nuevo sexenio. Su figura, actitudes y su soberbia incomodaban, pero más irritaba al régimen su oposición férrea al reformismo pedagógico implementado por la administración federal, lo cual fue la gota que derramó el vaso. El orden establecido dio “el manotazo en la mesa” y puso tras las rejas a esa villana que disfrutó durante mucho tiempo las mieles del éxito y las cuotas de sus agremiados.

En lo particular espero que el SNTE se democratice; que aproveche esta oportunidad para renovarse a fondo. Sería muy lamentable que los futuros dirigentes de esa agrupación sean una calca al carbón de Carlos Jonguitud Barrios o de Elba Esther Gordillo Morales y que el gobierno siga interviniendo en su vida interna para aprovechar al sindicato como el gran botín corporativo que le agencie sufragios en los próximos procesos electorales. De antemano entiendo que mi opinión sobre el particular no es cosa fácil y puede interpretarse como un “sueño guajiro”, ante las disidencias existentes en el conglomerado magisterial, pero bien se vale fantasear y pugnar porque no se repitan cuestiones abominables como la protagonizada por la tristemente célebre “Maestra” Elba.

Por otra parte y para que no se diga que el caso reseñado fue una vendetta siciliana, le recuerdo puntualmente al C. Lic. Enrique Peña Nieto, Presidente Constitucional de México, que una de sus promesas reiteradas fue instaurar de manera plena el estado de Derecho en nuestra sufrida patria; en tal orden de ideas, sería harto encomiable que su acción justiciera irradiara hacia el esclarecimiento de sucesos ilícitos cometidos al amparo del poder y que ciertos personajes fueran investigados “hasta sus últimas consecuencias”, para proceder consecuentemente, en aras de la honorabilidad del pueblo mexicano.