Los “solidarios” Chedraui les cargan a los clientes su “ayuda a los hermanos”

Señor director:

¿Cómo creer en lo que se lee en las crónicas sociales o en las columnas políticas si la realidad supera a la ficción?

En septiembre de este año, unos días después de que el huracán azotó y afectó seriamente una buena parte del centro del estado, en los supermercados de la familia Chedraui, por lo menos en el del centro, en la avenida Lucio, empezaron a aparecer unos cartelitos en papel amarillo con leyendas como esta: “Estamos con nuestros hermanos veracruzanos”.

Hombre, la familia estaba de acuerdo: ayudemos a los que han caído en desgracia por la fuerza de la naturaleza.

Dos o tres días después, cuando empezaron los llamados a solidarizarse con los hermanos en desgracia, pidiendo la generosidad de la gente para donar agua, comida, abrigo y ropa en buen estado, en el supermercado del centro empezaron a aparecer colchonetas, cobertores, muchas botellas de agua y alimentos a “precios especiales”. Caray, qué gentiles los Chedraui, pensando en nosotros y para no mermar la despensa de la casa, pues que fuéramos a comprarle a ellos estos insumos que luego iríamos a depositar a los centros de acopio.

Dos o tres días después, salió en medios informativos la foto de camionetas de la familia Chedraui haciendo “cola” a la entrada del World Trade Center de Boca del Río, para entregar “de buen corazón” ayuda para esos “hermanos veracruzanos” que ponían ellos en sus cartelitos pegados en lugares estratégicos de sus supermercados, por lo menos en el del centro.

Un mes y medio después de eso, la realidad superó a la ficción y a los buenos deseos proclamados en esos volantes: LE HAN SUBIDO DE PRECIO A TODO, PRINCIPALMENTE A LOS ALIMENTOS, PERO YA NO GUARDANDO LAS FORMAS, SUBIÉNDOLE UN PESO O CENTAVOS, SINO 2, 3 ó MÁS PESOS A TODO, PRINCIPALMENTE A LOS INSUMOS BÁSICOS.

La leche en caja que costaba 11 pesos, ahora está a 14, las sopas instantáneas, tan socorridas por medio mundo, de 3 a 5 pesos; vaya hasta las tortas, los pambazos que venden en su fuente de sodas, de 4.50 a 8 pesos, a 10 pesos. Los bollos de queso, de 3.50 a 5.80 la pieza.

Ya ni se diga frutas, verduras, granos básicos, aceites comestibles, carnes frías, embutidos, el pan (que por cierto, cada día lo hacen más malo y en antihigiénicas condiciones por lo menos en la panadería del supermercado del centro).

¿Esa es la “solidaridad” de la familia Chedraui? ¡Ya no sean tan solidarios con los “hermanos veracruzanos”, por favor! En lo que va del año le han aumentado a los precios tres veces, con esta.

Y todavía cuando la gente pasa a las cajas registradoras y se truena los dedos al darse cuenta que a lo mejor no alcanza el dinero que se lleva para pagar, las pobres cajeras (ellas no tienen que ver nada en esto, solo cumplen órdenes superiores) rezan la letanía “¿gusta redondear su cambio?” Y el pretexto aflora: “para solidarizarse con los jóvenes que tienen becas” Y aunque lo nieguen eso les ayuda a ellos a que les deduzcan impuestos a su favor, y reciban otras canonjías por su “solidaridad” con “los hermanos veracruzanos”.

Caray, ya no sean tan “solidarios” con su prójimo. Mejor déjenlos así, sin “apoyarlos”, y si van a donar algo, que sea voluntario, de buena fe, aunque sea poco, pero no se lo carguen al consumidor, que al menos más de la mitad de los que compran en sus tiendas, no están con una economía muy boyante que digamos, por lo menos no para sentarse a comer una arrachera y tomarse un trago de tequila “El Aguijón”, reserva especial, viendo a los “lindos” jinetes de la familia presumiendo sus dotes ecuestres en el Club Hipico Coapexpan…

Raúl Torres Jiménez