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Sección: Estado de Veracruz

Medidas que parecían exageradas funcionaron en Italia: Sacerdote xalapeño en Roma

- “Virus nos ha recordado que no somos invencibles, más bien frágiles”, dice Alberto Ruiz Sánchez

- El vicario de San Mauro Abate señala que se detendrán contagios “entre más se respeten las reglas”

Miguel Valera Xalapa, Ver. 08/04/2020

alcalorpolitico.com


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A diferencia de lo que muchos creyentes aseguran, el sacerdote xalapeño Alberto Ruiz Sánchez, vicario de San Mauro Abate. en la ciudad de Roma, Italia, dice que “Dios no está castigando con la pandemia el pecado de los hombres pero sí nos está recordando que no somos invencibles, sino frágiles”.

El clérigo que fue ordenado por el Papa Juan Pablo II, luego de que estudió en el Seminario Redemptoris Mater de Roma, dijo que son momentos para reflexionar en lo que es realmente importante para los seres humanos “y debemos estar preparados para una nueva forma de vida, porque las cosas después de esta pandemia no serán iguales y de esto tenemos que tomar conciencia”.

Entrevistado vía electrónica desde Xalapa, Ruiz Sánchez dice que como todos los romanos y como el Papa Francisco, él también le ha orado al Cristo de San Marcello, una imagen de Jesús, Crucificado, que en 1522 fue llevado en procesión por toda la ciudad, pidiéndole que terminara con la “Gran Plaga” de 1522. Es un Cristo milagroso, a quien el Papa Francisco le rezó el pasado 15 de marzo y luego el 27, cuando fue trasladado a la Plaza de San Pedro.



Las oraciones de los romanos, en un país que lleva 17 mil 127 fallecidos, 135 mil 893 contagiados y 24 mil 392 curados, también se dirigen a la Virgen María, “Salus populi Romani”, cuyo ícono se guarda y se venera en la Basílica de Santa María la Mayor.

Esta es la entrevista íntegra que el padre xalapeño Alberto Ruiz Sánchez nos contestó a través de correo electrónico desde la Parroquia San Mauro Abate, en el número 10 de la Vía Francesco Sapori.

—Padre, ¿una tragedia lo que está pasando en el mundo con esta pandemia?



“Así es, una situación que no se esperaba, ni mucho menos la magnitud a la que está llegando”.

—¿Cuál es el signo de los tiempos? ¿Qué nos dice Dios con esto?

“Los signos de los tiempos son acontecimientos significativos que marcan la historia por su generación y frecuencia, desencadenan conciencia y conmoción, esperanza, entre creyentes y no creyentes”.



“Dios a lo que nos llama es al discernimiento, es decir, es un servicio propio de la fe, es una forma de conocimiento orientado a la acción personal y eclesial, es una llamada a reflexionar de cómo hemos vivido hasta ahora y sobre todo a una nueva comprensión del ser cristiano”.

—¿Qué pasó en Italia, desde su perspectiva? ¿Qué debería aprender México de este país?

“Lo que estamos viviendo en este país es trágico, la rapidez del contagio llevó al colapso las estructuras hospitalarias, desde el 31 de enero cuando se declaró el primer caso, al día de hoy 7 abril”.



“Las medidas tomadas por el gobierno, ‘la cuarentena’, al principio parecían exageradas pero yo que vivo aquí he visto que ha sido lo mejor, ya que el estar en casa, el seguir las reglas de higiene, etcétera, ha dado su resultado, estamos todavía con índices altos de fallecidos, 16,523 pero también ha aumentado el número de las personas curadas. Este esquema lo han aplicado otros países”.

—¿No le ha dado miedo?

“Personalmente no, aunque el miedo es un reflejo que nos permite estar alertas a situaciones de peligro. Se necesita en este momento ser prudentes y sobre todo, no perder la esperanza. Es una lucha pero no debemos olvidar que Dios está con nosotros”.



—¿Por qué Dios permite esto?

“Ahora, yo creo que Dios no está castigando con la pandemia el pecado de los hombres. Pero es cierto que ante este virus nos ha recordado que no somos invencibles, más bien frágiles y pienso que es importante reflexionar sobre lo que verdaderamente es importante”.

—¿Cómo ha seguido la cuarentena?



“Estando en casa y siguiendo las reglas lo más posible. Yo como sacerdote estoy llamado a servir y aunque no hay celebraciones comunitarias, pues personalmente se hace lo que más se puede con los fieles, confesiones, etcétera, siempre con la debida protección”.

—¿Qué piensa de este vuelco de muchos seres humanos a la fe?

“Pienso que es una oportunidad de recuperar todos los dones que Dios ha dado a sus hijos, esperando brote la fe que un día recibimos con el bautizo”.



—¿Le ha orado también al Cristo de San Marcello, famoso por curar una gran peste en Roma?

“Cierto, además el Santo Padre ha rezado delante del Cristo, pidiéndole acabe esta pandemia. Ahora el Cristo está expuesto en la plaza de San Pedro, donde pedimos su gracia para estos momentos”.

—¿Cómo cree usted que saldremos de esta crisis?



“Es y será un periodo largo. Entre más se respeten las reglas y se haga conciencia del peligro de este virus, más se podrá detener el contagio; confiando en Dios saldremos adelante, claro la vida no será la misma pero poco a poco y con mucha paciencia saldremos adelante”.

—¿Para qué tendremos que estar preparados?

“Debemos estar preparados para una nueva forma de vida, las cosas después de esta pandemia no serán iguales y de esto tenemos que tomar conciencia”.



—¿De qué manera están cerca de los fieles católicos en su parroquia? ¿Cómo los están acompañando?

“Nosotros trasmitimos la misa todos los días y leemos la oración para la comunión espiritual. Si alguien pide confesiones, ahí estamos. Algo que he descubierto es la ayuda que se puede dar a través de una llamada telefónica, sobre todo a las personas que están solas o que son mayores de edad”.

—Algo que quisiera agregar...



“La última cosa que quiero hacer presente es la forma en que se está despidiendo a los muertos por la pandemia. Es triste, muy triste, porque están solos, sin volver a ver a sus parientes, sin funeral. Esto lo digo porque en muchos lados no se cree que esto esté sucediendo verdaderamente y para que la gente no sea tan irresponsable al seguir las medidas de protección para el bien de todos”.