Menores de hasta 13 años han ingresado al Centro de Integración Juvenil por consumo de drogas

El director del Centro de Integración Juvenil (CIJ) Xalapa, Sergio Mayoral Barranca, dio a conocer que aproximadamente 30 jóvenes al mes ingresan a dicho centro en la capital del estado, y en las instalaciones de Poza Rica, son 20 pacientes, esto por problemas de algún consumo de drogas.

“Tenemos un promedio de 30 ingresos mensuales al Centro de Integración Juvenil, en Xalapa, en Poza Rica tenemos aproximadamente 20 pacientes por primera vez por mes, y atendemos en consulta externa al paciente y a sus familiares”, dijo.

En entrevista, señaló que los principales reportes por los que ingresan los jóvenes a los Centros de Integración, es por consumo de marihuana en primer lugar, drogas de uso médico y alcohol.



“Las drogas de mayor consumo que reportan los pacientes en el centro de tratamiento son en primer lugar la marihuana que supera al caso del alcohol y el tabaco, después drogas de uso médico que son las benzodiazepinas y metanfetaminas”.

Mayoral Barranca, informó que la edad promedio de los menores ingresan a solicitar ayuda, es de 16 años, donde dijo que es preocupante que esa edad pueda ser menor, ya que han recibido niños de 13 años.

“La edad promedio es de 16 años; sin embargo, el inicio de consumo de drogas los hemos visto que es a partir de los 13 años y resulta preocupante que la edad va disminuyendo, es ahora en primarias donde empiezan el consumo de alcohol, continúan con marihuana y otras sustancias”.



En ese tenor, refirió que el inicio de consumo de productos nocivos para la salud, lleva como consecuencia que los afectados puedan pensar en el suicidio, pero consideró que las redes sociales y el bullying, son otros factores que provocan esta problemática en la sociedad.

“Existen muchas conductas, no solo a través de sustancias, sino a través de los medios electrónicos, a través de los juegos electrónicos, el internet, o desafíos para llamar la atención, existen también un clima de acoso escolar, también un clima en donde los jóvenes quieren marcarse el cuerpo y si existe un ambiente generalizado de depresión, de frustración, en dónde los jóvenes buscan expresar su malestar”.

Por lo anterior, exhortó a que ante esta grave situación en la juventud, los padres de familia tengan un “oído de elefante” y una “boca de hormiga”, en el sentido de que hay que escucharlos y no verlo cómo un problema, en el cual se deben reconocer los síntomas y tratarlos lo más rápido posible.