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Sección: Estado de Veracruz

Las palabras de la ley

México laico y Maestros de la ley

Salvador Martínez y Martínez Xalapa, Ver. 05/08/2020

alcalorpolitico.com

Estamos ante un fenómeno nuevo: los cursos en línea. Los Maestros de la ley tenemos que encontrar nuevas formas de enseñanza/aprendizaje. Recibimos la invitación de la Universidad de Xalapa para “asistir” al Seminario-Taller Centrado en el Aprendizaje en Ambientes Híbridos. Este Seminario-taller es en línea y, aun cuando por el año de 1974, sentimos miedo de sentarnos frente a la computadora (“Maquinofobia”, se decía); lo cierto es que hoy ya es asignatura superada.

Si se apela a la experiencia, se observa que empleamos e-mail y WhatsApp, escribimos y publicamos algún e-libro y artículos en revistas electrónicas especializadas, estudiamos e-justicia, utilizamos las herramientas Word y Google. Dictamos conferencias en video. Nuestros artículos, por ejemplo, se publican en el Portal de Internet alcalorpolítico.com. Algunos disfrutamos la publicación del blog.

Por necesidad o por placer, los Maestros, unos más y otros menos, Tuvimos que asumir propuestas metodológicas nuevas para la Educación Superior. Aprendimos a movilizar competencias de aprendizaje con apoyo en las TIC (O, quizás, hoy deba decir: TICCAD, las tecnologías de la información, comunicación, conocimiento y aprendizaje), especialmente con las estrategias didácticas de la Web 2.



La rúbrica y el e-portafolio son medios de evaluación, coevaluación y autoevaluación. YouTube es un medio para conocer a los doctrinarios, nacionales y extranjeros (No únicamente para ver “pelis”. Algunas, a veces, son un recurso didáctico). Aprendimos a vivir con exalumnos de todas las generaciones y aun con quienes no lo fueron, a través de las llamadas “redes sociales”, Twitter, Facebook, Linkedin, que forman parte de la vida cotidiana. En una palabra, nos hemos adaptado (¿Nos han ajustado?) a la revolución tecnológica, con un aprendizaje todavía incipiente.

El hecho que importa destacar, sin embargo, es que los Maestros de la ley o Maestros de leyes están fuera del aula escolar, sin que necesariamente deban prescindir de ella. Realmente, ya nada de lo que sucede en el mundo nos es ajeno. Puestos en este mundo exterior de intereses, pasiones y emociones, las discusiones son complicadas y no se pueden evadir.

En estas circunstancias, y en un momento, en que, con la decisión de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación del pasado 29 de julio de este año, se acaba de poner en la mesa de los debates el tema del Estado mexicano laico con el rebrote de la cuestión de la penalización del aborto. Tenemos una opinión: no ganaron los grupos pro vida, ganaron los grupos pro pena, sin percatarse (o ignorando) que la pena es algo malo. A las autoridades eclesiásticas que aplaudieron o celebraron este triunfo pírrico, les debemos recordar que la pena es simplemente hacer sufrir a un ser humano, sin solucionar nada.



Nuestro parecer es que en el trasfondo vibra la laicidad del Estado mexicano. Laicidad, según algún estudioso, es un régimen social de convivencia, cuyas instituciones políticas están legitimadas principalmente por la soberanía popular, y ya no por elementos religiosos Por esto, es necesario saber de esa fusión o confusión (con fusión) entre la ley religiosa y la ley civil (Ley de la ciudad o, mejor aún, ley del Estado). La separación Iglesia-Estado benefició sobre todo a la primera.

Encontramos el tema en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su artículo 40: “Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica y federal, compuesta por Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior, y por la Ciudad de México, unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental.” (Las cursivas son nuestras).

A pesar de que la pena es la diferencia específica del Derecho penal, se aprecia mejor el problema desde la perspectiva del Derecho procesal penal. Por tanto, consideremos las transformaciones del proceso penal para arribar a nuestra opinión, bajo la guía de Antonio Beristain.



En un principio el proceso se reducía a la mínima expresión; prácticamente no existía: el ofendido o su clan se tomaba la justicia (mejor dicho, la venganza) por su mano, lo más inmediata posible e ilimitada. El proceso penal nace mucho después. Con el paso del tiempo los seres humanos lamentan el abuso de la venganza sin ponderación racional previa, y deciden que conviene reflexionar sobre cómo y cuánto se responde a cada delito, que conviene equilibrar el “ojo por ojo y diente por diente”.

En esa situación inicial (que puede perdurar muchos años y que puede rebrotar muchas veces), el proceso penal aparece como una relación de contrarios, de adversarios, para que los perjudicados venzan y sometan al delincuente, al enemigo, a través del procedimiento “debido”, según las normas legales que va estableciendo el poder. El proceso está llevado exclusivamente por profesionales gubernamentales que “combaten” en nombre y en delegación de los ciudadanos; estos ni pueden, ni deben, intervenir directamente.

Actualmente este proceso tradicional está siendo fuertemente criticado por los partidarios de las ciencias victimológicas. Se propugna que el proceso penal de hoy vaya adquiriendo ciertos rasgos nuevos e innovadores, de acuerdo con las coordenadas victimológicas.



“Mirando al futuro -con Beristain- deseamos que el proceso penal pierda definitivamente su carácter vindicativo contra el delincuente y que adquiera un talante de justicia igualitaria, dialogal, regulada por el poder, cercana, del victimario con sus víctimas directas e indirectas, tendente a reparar a éstas y a repersonalizar a aquél, bajo el control o con la ayuda de una persona y/o institución mediadora, próxima a las dos partes.”

Los Maestros de leyes advertimos que está desapareciendo una época y, con ella, la cultura bárbara de talante represivo. Estamos en los umbrales de una cultura nueva, que es mediática y que, por lo tanto, exige categorías nuevas también. En otro momento diríamos que se trata de un nuevo debate sobre el aborto, uno más; pero no es así, sino que estamos ante un debate nuevo, porque se ha transitado de la equidad de género a la paridad de género y a una cuestionada ideología de género. Dentro de los límites del aula universitaria, los maestros de la ley no hubiésemos caído en la cuenta de las nuevas circunstancias.

La figura principal de la enseñanza-aprendizaje es la persona humana, mujeres y hombres con la misma dignidad. En el plano de fondo están las normas jurídicas, los hechos y los valores. El aprendizaje de la cultura nueva reclama espacios de diálogo y no únicamente, ni tan solo, medios electrónicos.



El tema pertenece a los tiempos de hoy. Hablamos de los Maestros de la carrera de leyes, por supuesto, la memoria actualiza la Facultad de Derecho de la Universidad Veracruzana. En la Facultad de Derecho, y en tiempos idos, se señaló como una ventaja de las reuniones presenciales en el aula escolar de la universidad, el hecho de que, en cualquier discusión, la verdad no tolera el error y sencillamente se le da la razón a quien la tiene. Fuera del aula, en cambio, en los debates dentro de un litigio, por ejemplo, las cosas no son tan sencillas.

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