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Sección: Estado de Veracruz

México vive retroceso dramático en salud pública: Julio Frenk

- Gobierno de AMLO pinta como legado triste: muertes en exceso y ataque a la ciencia, dice el exsecretario de Salud

- Por malas decisiones en el manejo de la pandemia, en marzo se llegará a 160 mil muertes en el País

Miguel Valera Xalapa, Ver. 13/01/2021

alcalorpolitico.com


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En México, la respuesta a la pandemia del COVID-19 fue tardía, tibia y descoordinada; este pobre desempeño se vio agravado por una torpe reestructuración del sistema de salud que inició el gobierno federal y que tuvo su punto culminante en 2020 con la presentación del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), así lo consideró el doctor Julio Frenk Mora, ex Secretario de Salud de México y actual presidente de la Universidad de Miami.

“Esta reestructuración va a tener enormes consecuencias negativas para la salud y la protección de la población mexicana no solo con la pandemia sino más allá de la pandemia. De acuerdo con las proyecciones del Instituto para la Medición y evaluaciones en la salud, de seguir la tendencia actual, para finales de marzo de 2021 el número de decesos por COVID-19 llegará a 162 mil en México”, aseveró.

Durante la conferencia “La pandemia de COVID-19: un balance”, expuesta de manera virtual en El Colegio Nacional, a finales del 2020, el médico cirujano egresado de la Universidad Autónoma de México que ha sido decano de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard, dijo que “el escenario máximo imaginable, ‘catastrófico’, se le llamó, de 60 mil muertes, va a llegar a 160 mil en el mes de marzo, por malas decisiones en el manejo de una pandemia que de haberse enfrentado de manera oportuna, inteligente y agresiva, ya estaría muy cerca de encontrarse bajo control”.



México en el concierto internacional

Al aportar datos de cómo se encontraba México al finalizar el 2020, dijo que nuestro país era el cuarto país del mundo con más muertes por COVID-19, solo superado por Estados Unidos, Brasil y la India

“Somos el doceavo país con casos de esta enfermedad y estoy usando los números oficiales. El 20 por ciento de estos casos corresponden a trabajadores de salud. Este es el porcentaje más alto del mundo. Es un campeonato vergonzoso que seamos el país con mayor número de trabajadores de la salud fallecidos”, aseveró.



Destacó que “COVID-19 es ya la primera causa de muerte en México. Están muriendo más personas por esta enfermedad que por cáncer, problemas cardiovasculares o diabetes”.

“Esto último representa un retroceso dramático, porque hace por lo menos 30 años que una enfermedad infecciosa no se ubica en México dentro de las cinco principales causas de muerte. Hace 45 años desde que una enfermedad infecciosa fue la primera causa de muerte en nuestro país”, dijo ante su auditorio.



“Para que tengamos una idea del retroceso. Estamos regresando en materia de salud pública casi 45 años en términos de la causa de muerte en nuestro país”.

Malas decisiones en el manejo de la pandemia

Julio Frenk Mora, quien fue Secretario de Salud en el gobierno del panista Vicente Fox Quesada, dijo que todos estos datos muestran una situación dramática, “pero el tema central es que esta dramática situación no es producto de la naturaleza sino el resultado de malas decisiones en el manejo de una pandemia que de haberse enfrentado de manera oportuna, inteligente y agresiva, ya estaría muy cerca de encontrarse bajo control”.



“Hay países más pobres que México o menos desarrollados que han podido controlar muchísimo mejor la pandemia como Camboya, Sri Lanka, Tailandia, Uruguay”.

“Incluso las autoridades le han empezado a echar la culpa a la población y dicen que parte del problema en México por la alta prevalencia de diabetes y que por eso es que tenemos tantas muertes. Sí, efectivamente la diabetes es un factor de riesgo para contraer o para morir de COVID-19”.

El científico mexicano, el primero de habla hispana en ocupar la presidencia de la Universidad de Miami, en Florida, hizo una comparación entre México y el país sudasiático de Pakistán, citando un estudio que publicó hace algunos meses en la revista Nexos.



“México tiene una población de 128 millones de habitantes y una prevalencia de diabetes en adultos de 13.5 por ciento. Aquí teníamos, en ese entonces, 112 mil muertes por COVID-19”.

“Pakistán tiene una población de 220 millones. Más gente que México y una prevalencia de casi el 20 por ciento. Más alta, con más gante y ahí, en vez de las 112 mil muertes por COVID hay 8 mil 600 muertes, hay 13 veces menos muertos que en nuestro país. En un país donde hay más diabetes. “No puede ser que el problema de México sea solo porque hay mucha diabetes”, refirió.

“Lo que quisiera es explicar las razones del pobre desempeño de México en la lucha contra el COVID-19. Este pobre desempeño se vio agravado por una torpe reestructuración del sistema de salud que empezó desde que empezó el gobierno y que tuvo un punto culminante en 2020 con la presentación del INSABI. Esta reestructuración va a tener enormes consecuencias negativas para la salud y la protección de la población mexicana no solo con la pandemia sino más allá de la pandemia”.



“La respuesta a la pandemia en México fue tardía, tibia y descoordinada”, insistió Frenk Mora.

“El primer caso de COVID-19 en México se diagnosticó el 28 de febrero y no hubo una respuesta clara sino a finales de marzo. Ahí se perdió un mes. A pesar de la dramática información global que ya existía, el gobierno mexicano optó por minimizar y yo diría por trivializar la presencia de la infección”, dijo.

“Las autoridades de salud afirmaron erróneamente que el arribo del virus a México no representaba un peligro, porque pensaron equivocadamente que la letalidad era mucho menor que la de la influenza estacional”, aseveró.



“En ese entonces, el presidente, en su conferencia matutina del 29 de febrero dijo que seguirían los abrazos y el contacto con la gente. No se suspendieron las giras presidenciales, no se suspendieron los partidos de fútbol, no se suspendieron los conciertos. Los bares y los centros nocturnos siguieron abiertos”.

“Las autoridades de salud consideraron innecesario organizar una agresiva campaña de información, un operativo de detección y aislamiento de casos que es lo que hacemos en salud pública cuando hay un nuevo brote epidémico y ni siquiera se hizo en ese entonces un llamado al distanciamiento social, como ya entonces, desde febrero lo reclamaban enfáticamente la Organización Mundial de la Salud”.

“Fue hasta la tercera semana de marzo el que las autoridades de salud convocaron a una jornada nacional de sana distancia y fue hasta la última semana de marzo que se hizo un llamado a quedarse en casa. 30 días después de haber identificado el primer caso en el país”.



“Alguien podría decir: hombre, qué son 30 días, pero en una enfermedad que tiene un crecimiento exponencial, perder 30 días es perder miles y miles de casos y eso es lo que ha pasado”.

“Hemos estado persiguiendo al virus, hemos ido atrás del virus, porque no actuamos enérgicamente”, refrendó.

“Es el contraste con Nueva Zelanda, que desde el primer momento dijeron: vamos a actuar rápido, vamos a actuar firmemente y hoy tienen la pandemia bajo control. Aquí minimizamos, trivializamos”.



“Finalmente, hasta el 31 de marzo se convocó al Consejo de Salubridad General, que es el órgano constitucionalmente establecido para manejar este tipo de emergencias sanitarias. Fue ese día que vino la Declaratoria de Emergencia Sanitaria”.

“Las responsabilidades operativas en ese momento se delegaron a los estados, siendo que los manuales de manejo de epidemias indican que es necesario desarrollar una respuesta unificada en el nivel nacional para coordinar la toma de decisiones, porque obviamente los virus no se detienen en las fronteras entre un estado y otro.”

Falta de mando central y desacuerdo con entidades



“Esa falta de un mando central efectivo y los desacuerdos con las entidades federativas han sido dos de las características más lamentables de esta contingencia, no sólo en México sino ha sido un patrón de todos los países con gobiernos populistas”, expuso el galeno que ha sido dos veces candidato a la Organización Mundial de la Salud.



Dijo que en nuestro continente americano los tres grandes países con estructuras federales o gobiernos populistas, Estados Unidos, México y Brasil, han hecho exactamente lo mismo.

“El gobierno federal en México, además, siguió ignorando los llamados de la Organización Mundial de la Salud a utilizar masivamente las pruebas para la identificación de casos y sus contactos y de hecho se declaró en ese entonces, de manera inexplicable, que hacer pruebas masivas, se dijo, es un desperdicio de tiempo, de esfuerzo y de recursos, cuando todos los demás países y todo el resto de la comunidad científica y de salud pública opina exactamente lo contrario”.

“También en ese entonces, las autoridades de salud descartaron el uso de cubrebocas como medida opcional para controlar la transmisión de la infección, nuevamente, contrariamente a toda la evidencia”.



“En junio, el vocero de la pandemia dijo que seguía sin existir evidencia científica de que el uso generalizado del cubrebocas realmente tenga un impacto positivo a reducir los contagios y todavía, hasta la fecha, el presidente de la República sigue haciendo esos comentarios de que no está claramente establecido, pero hay decenas de artículos científicos que desmienten estos dichos”.

“Incluso artículos de nuestro gran premio Nobel de Química, Mario Molina, miembro del Colegio Nacional, lamentablemente desaparecido este mismo año, en muchos artículos demostró con evidencia científica que el uso de cubrebocas sí es efectivo”.



La pandemia y los imperativos políticos

Expresó que se establecieron finalmente las Jornadas nacionales de Sana Distancia pero de manera arbitraria se determinó que concluyeran el 29 de mayo. “Ese mismo día se hizo un muy prematuro llamada a la reapertura de actividades y el regreso a lo que llamaron como ‘la nueva normalidad’”.

“Esta fue una señal indiscutible de que se estaba subordinando el manejo de la pandemia a los imperativos políticos, porque en contra de lo que habían hecho los países que ya habían controlado la pandemia y lo que sugería la OMS, las autoridades federales llamaron a regresar a la vida productiva cuando el número de casos de hospitalizaciones y de muertes por COVID-19 iba en aumento acelerado”.



“Se había hecho finalmente el llamado a la sana distancia y al confinamiento pero el consenso era que había que esperar el número de casos, hospitalizaciones y muertes fuera en descenso. En México no solo iban en descenso sino que estaban aumentando de manera acelerada, sin embargo, de manera arbitraria se suspendieron estas acciones a partir del mes de junio”.

“En México no hubo realmente una ola -la ola sube y luego baja-, nunca bajamos, por esa decisión de subordinar la respuesta de la pandemia a los imperativos políticos”.

“A finales de agosto, cuando ya todos los números, incluso los número oficiales, que todo mundo reconoce, ya nos hablaban de una situación alarmante ya en agosto. Ya para entonces había 600 mil casos y 64 mil decesos por COVID-19. Ya habíamos verdaderamente llegado a una situación alarmante”.



“Estos 64 mil casos hay que recordar que el 6 de junio, el Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud había caracterizado las 60 mil muertes como un escenario catastrófico. Para agosto ya habíamos llegado al escenario catastrófico y como dije hace un momento, para marzo del año que entra estaremos con 100 mil más, de acuerdo con cifras oficiales”, reiteró.

“Es posible que la subestimación sea tal que haya que multiplicar esos números por tres”, puntualizó.

“A pesar de todo esto la Secretaría de Salud ha descartado en modificar la estrategia de combate a la pandemia e insiste, con estas 110 mil muertes que tenemos al día de hoy, en defender su supuesta efectividad. Se sigue declarando como una acción propagandística y que la respuesta ha sido exitosa”.



“110 mil muertes, más de un millón de casos, con subestimados, cuando se ha declarado el escenario catastrófico con 60 mil muertes, creo que contradice la idea de que la estrategia está funcionando”.

Desmantelamiento del sistema de salud

Añadió que esto hubiera sido un desastre en cualquier país, pero aquí en México tuvo una agravante adicional, la pandemia se produjo justo en medio de un proceso de desmantelamiento del sistema de salud de México que empezó antes del actual gobierno, cuando empezaron a hacerse recortes al presupuesto de la Secretaría de Salud, desde 2016 pero que han seguido, siguieron con este gobierno, reduciendo el presupuesto en términos reales y luego, acompañado de la desaparición del seguro popular a partir de enero de 2020, expuso.



“Nunca hay un buen momento para tener una pandemia, pero en México no pudo haber sido peor momento, porque en una tétrica coincidencia el Instituto de Salud para el Bienestar, el INSABI hizo su desastroso debut justo en el momento en que se anunciaba al mundo el surgimiento del nuevo Coronavirus”.

“Este instituto, que se ha planteado que va a re centralizar la prestación de servicios de primero y segundo nivel para la población sin seguridad social en 20 entidades federativas, nació sin un diagnóstico y sin diseño y arrancó sin reglas de operación. Apenas en enero del 2020, parece que fue hace mucho, pero fue justo cuanto estaba apareciendo la pandemia, que se anunció, como dije, que hizo este debut desastroso”.

“Además, como Director General se nombró a un funcionario carente de experiencia en operación de los servicios de salud y a todo ello se ha venido a agregar la impericia gerencial de la actual administración federal que a casi dos años de haber entrado en funciones no ha sido ni siquiera capaz de hacer un mecanismo mínimamente confiable de compra y distribución de medicamentos e insumos para la salud, lo cual se ha reflejado, entre muchas otras cosas en un preocupante desabasto de vacunas y medicamentos oncológicos”.



“Si queremos una imagen numérica, del retroceso que ha habido, con respecto a este periodo que las autoridades llaman un periodo neoliberal, pero que no era neoliberal, neoliberal es lo que estamos viviendo ahora, el desmantelamiento del sistema público de salud”.

“Si queremos ver cuánto se ha retrocedido déjenme decirles que junto a la pandemia del coronavirus estamos viviendo una epidemia paralela de sarampión, que es una enfermedad altamente contagiosa, más contagiosa incluso que el COVID-19, que había sido totalmente controlada gracias a los avances del programa nacional de vacunación que se instauró en ese llamado periodo neoliberal”.

Sarampión y retroceso



Refirió que “mientras el COVID-19 acaparaba la atención de todo el mundo, nuestro país ha registrado, en lo que va del 2020, 196 casos de sarampión que es el mismo número de todos los casos acumulados en los 20 años previos. En un año, en el 2020, hemos tenido el mismo número de casos que en los pasados 20 años del llamado periodo neoliberal. Ese es el tamaño del retroceso. Las deficiencias afectan todo los aspectos de la operación del sistema de salud”.

Reconversión hospitalaria y Seguro Popular

Dijo que “para atender la demanda de servicios vinculada a la pandemia, las autoridades federales lanzaron a finales de marzo un plan de reconversión hospitalaria muy mal concebido y muy mal ejecutado. Los hospitales públicos, en su gran mayoría, carecían de personal especializado, de equipos de protección para los trabajadores de la salud, medicamentos, ventiladores todo es producto de los recientes recortes presupuestales y de esa tardía respuesta ante la pandemia”.



“Por lo tanto esos hospitales no han podido atender la demanda de servicios asociadas a COVID-19, se han tenido que posponer la atención de pacientes con otras enfermedades, lo cual a su vez ha dado lugar a un exceso de mortalidad, por otras causas, que todavía no hemos cuantificado”.

“La desaparición del Seguro Popular y el incompetente manejo de la pandemia se han agregado recortes a la estructura de la Secretaría de Salud y la reubicación de diversas agencias autónomas dentro de las áreas centrales de la Secretaría”.

“Lo que más destaca es la desaparición de la Subsecretaría de Integración y Desarrollo y luego la incorporación, que creo que es lo más grave, de la Comisión Federal contra Riesgos Sanitarios, la COFEPRIS, a la subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud, lo cual denota una falta de comprensión de principios básicos de administración pública. Una cosa es la acción regulatoria y otra es el manejo de situaciones como la pandemia”.



“Y a todo eso, agreguemos que se están re centralizando los servicios de salud, para la población sin seguridad social, y esto está debilitando las tareas de rectoría que incluyen cosas básicas como la regulación sanitaria de todo tipo de actividades en nuestro país”.

“Entonces, ahora, dado que esto es lo que nos plantea este INSABI, las autoridades federales, en vez de concentrarse en la regulación, en la planeación estratégica, en la evaluación del desempeño, están ocupando la mayor parte de su tiempo en la operación directa de los servicios de primero y segundo nivel en los estados”.

“Las áreas de planeación, de evaluación de desempeño, de promoción de la calidad, se están debilitando, precisamente por este enfoque ahora en estar directamente prestando, desde la capital del país, los servicios de primero y segundo nivel en todo el país”.



La degradación de la COFEPRIS

Citó que un problema adicional a la pandemia, adicional al debilitamiento por los recortes presupuestales, a la desaparición del Seguro Popular que fue el mecanismo que permitió multiplicar por cuatro los presupuestos de la Secretaría de Salud entre 2000 y 2015, se agrega esta confusión en las funciones, debilitando a una instancia regulatoria como lo es la COFEPRIS, lo cual, en el momento de una pandemia en donde, por ejemplo tenemos que certificar la vacuna contra el COVID-19 y eso pone en riesgo toda esta operación.

“Así es que yo creo que esta degradación administrativa de la COFEPRIS y todo el modelo que se está implantando, el modelo general del INSABI, lejos de movernos hacia un futuro lo que está haciendo es un retroceso. Hay una especie nostalgia a lo que había en nuestro país en los tiempos del partido estado y en salud estamos viendo un retroceso”, dijo.



“Ahora las decisiones en materia de regulación sanitaria estarán sometidas a una lógica política, cuando la razón por la que se creó la COFEPRIS fue para sacarla de la lógica política, y eso puede ser muy peligroso cuando se trata de las funciones de regulación”.

“Habrá quien piense que toda esta reestructuración fue pensada con una visión estratégica ambiciosa, pero no es así, las autoridades de salud de la 4T no han demostrado capacidades para un proyecto estratégico. Están respondiendo como pueden a pugnas internas y a la exigencia de recortar áreas para liberar los recursos que requiere el puñado de proyectos prioritarios del presidente de la República”.

Secretaría de Salud disminuida



El resultado, añade Julio Frenk Mora en esta larga exposición, ha sido “una Secretaría de Salud disminuida, rebasada por la pandemia, y por la responsabilidad de administrar ahora servicios personales de salud para la población sin seguridad social en por lo menos 20 entidades federativas, muy debilitada en su capacidad rectora y en conflicto continuo con las diversas secretarías estatales de salud y enfrentando cosas que nunca habíamos visto como la manifestación de padres de familia con niños con cáncer porque no tienen los medicamentos oncológicos”.

“Abundan las señalas que indican que la actual administración de dicha secretaría no podrá cumplir con sus obligaciones y que a menos que enmiende el rumbo, este será un sexenio de franco retroceso para la salud”, destacó.



¿Cómo evitar el retroceso?

¿Qué podemos hacer para evitar este retroceso?, planteo Frenk Mora. “Yo creo que es crucial, en primer lugar, la participación de los ciudadanos, porque hay riesgo de que el retroceso no se restrinja al campo de la salud sino que también se extienda al orden democrático general de nuestro país. Y para ello es indispensable que los ciudadanos empiecen a exigir cuentas a las autoridades de salud”, sentenció.

Para ello, dijo, a las autoridades federales “se les debe requerir que expliquen las causas de los inadmisibles subregistros de casos y de muertes por COVID-19, que respondan por las miles de muertes evitables que produjo ese retraso en la respuesta inicial a la pandemia y del cual nunca nos hemos recuperado, porque hemos estado siempre un paso atrás del virus y además que respondan por las muertes en exceso que están ocurriendo actualmente”.



“Se les debe exigir a si mismo que justifiquen la desaparición del Seguro Popular y del Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos, que expliquen los inexplicables recortes a la estructura de la Secretaría de Salud y a la pérdida de autonomía de agencias como la COFEPRIS”.

“Sería también bueno que además de esta revisión de cuentas, las autoridades entiendan ya y se den cuenta de que toda la idea y el concepto que dio lugar al INSABI estuvo mal desde un principio, toda esta prisa por legislar. Cuando uno ve la exposición de motivos de la Ley general de salud que crea el INSABI es verdaderamente vergonzoso, no hay datos, no hay cifras, no hay un diagnóstico y se presenta algo que es totalmente contradictorio con respecto a la visión que planteó el presidente”.

Recortes a salud



Julio José Frenk Mora comentó que al tomar posesión y en campaña, Andrés Manuel López Obrador dijo que México tendría, al terminar su sexenio, un sistema de salud parecido al de los países escandinavos, como Canadá o Gran Bretaña.

“Incluso llegó a decir que para el primer de diciembre, tendríamos un sistema de salud como el de Dinamarca. Ya pasó el 1 de diciembre y no tenemos ese sistema de salud, pero esa afirmación era la correcta, era el sentido estratégico”.

“Sin embargo, esos sistemas de salud son exactamente contrario a lo que representa el INSABI. El INSABI va en el sentido contrario a lo que planteó el Presidente como visión estratégica de a dónde habría que llevar el sistema de salud”.



“Todos esos sistemas son sistemas que en primer lugar tienen un financiamiento sólido de la salud y aquí lo que han hecho es cortar los presupuestos”.

“En segundo lugar, en ninguno de esos países la prestación de servicios de primero y segundo nivel están centralizados en un instituto como el INSABI. Eso no existe. En todos esos países la función regulatoria como la que debe hacer la COFEPRIS está en manos de agencias autónomas. Así que la absorción dela COFEPRIS por una subsecretaría también va en el sentido contrario a esa visión que planteó el Presidente de la República. En ninguno de esos países tenemos la segmentación que tenemos ahora”.

“Cuando empezó este gobierno, con la legitimidad del voto que recibió, tenía la oportunidad histórica, sí de desaparecer el Seguro Popular, yo siempre propuse que el Seguro Popular debía de desaparecer, pero no para dar un salto atrás a los años 70, sino para movernos en la dirección de los países escandinavos, de Dinamarca y eso hubiera requerido integrar ya los tres fondos públicos que teníamos al inicio de esta administración para financiar, con recursos públicos la atención”.



“Teníamos el Seguro de enfermedad y maternidad del IMSS, el Seguro médico del ISSSTE y el Seguro Popular para la población no asalariada”.

“Lo que todavía podemos hacer, lo que todavía el gobierno actual tiene tiempo de hacer es integrar esos tres fondos en un fondo universal de salud y abrir ya el acceso de las instalaciones de atención, las clínicas de los hospitales, del sector público, a todos los ciudadanos, en vez de lo que tenemos ahora que es un sistema segmentado, segregado, donde la gente es asignada a distintas unidades de acuerdo a su posición en el mercado del trabajo. Ninguno de los países a los que aspiramos tienen un sistema así, todos tienen sistemas integrados”.

“Creo que eso se acercaría mucho más a lo que planteó el presidente y todavía es tiempo. Eso requeriría derogar las reformas que se hicieron a la Ley general de Salud en octubre de 2019, que dieron lugar a este engendro llamado INSABI y volver a enmendar el rumbo hacia una consulta más amplia, a un diagnóstico más cuidadoso, un análisis del modelo, crear las reglas de operación y dar ese paso que sí sería histórico, hacia adelante, que sería la construcción de un sistema verdaderamente universal de salud”.



Las vacunas y la ciencia

“Esa es la dirección que hay que hay que tomar y eso sí requiere una corrección dramática del rumbo actual. En el curso de esa corrección venceremos a la pandemia”, dijo el médico Frenk Mora.

“Para ello las vacunas nos van a ayudar. Las vacunas, en primero lugar, hay que reconocerlo, son el producto de la investigación científica. Son el producto de años y años de inversión en ciencia y no deja de ser una triste ironía que justo ahora que llegan las vacunas a rescatar a nuestro país y al resto del mundo, esto ocurra semanas después de que el gobierno federal le dio un golpe verdaderamente duro a la ciencia en México, con la cancelación de los fideicomisos que son la base de los presupuestos multianuales requeridos a la ciencia”.



En su plan de propuestas, Julio Frenk Mora dijo que también se tiene que revertir el ataque a la ciencia y a los científicos y empezar a apoyar verdaderamente la inversión, terminar ya con el oscurantismo que se ha apoderado del CONACYT y apoyar decididamente a la ciencia porque de lo contrario vamos a estar condenando a México a la dependencia científica y tecnológica”.

“Vamos a tener que acudir, como estamos ahora, a la ciencia que se hizo en otro lado, a las vacunas que producen empresas multinacionales, porque hemos debilitado la infraestructura científica en México”.

“Es el momento de entender que la ciencia es la que nos va a permitir salir adelante pero eso requiere que México tome el papel que le toca en el concierto de la economía global del conocimiento, invierta en ciencia y deje de atacar a los miembros de la comunidad científica”.



“Esas acciones nos permitirán superar la pandemia, reconstruir el sistema de salud y darle al gobierno actual la oportunidad de dejar un legado histórico positivo en vez de lo que hasta ahora pinta como un legado muy triste de retrocesos, de muertes en exceso, de ataque a la ciencia”, concluyó el científico mexicano.