Mientras militares ganan la guerra contra los narcos, el consumo de drogas va en aumento

Aunque el Ejército Mexicano está ganando la lucha al narcotráfico, no hay una certeza de lo que se tiene que hacer o de lo que hay que hacer para abatir los niveles de inseguridad, así como no existe una política para hacer frente a las adicciones, señaló el investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México, Javier Oliva Posada.

Entrevistado al concluir la conferencia magistral dictada en la USBI-Xalapa, bajo el título “Seguridad y Gobernabilidad en México”, señaló que la seguridad no solo se reduce a elementos policiacos y armamento, sino influyen otros factores de recomposición social como lo es el empleo, “con el desempleo y los bajos salarios, la pobreza extrema también se incrementan los niveles de inseguridad”.

El doctor en Ciencias Políticas refirió que en lo que compete a la seguridad en general no hay una certeza real de lo que se tiene que hacer, ya que “a cada acontecimiento trágico y cruel como el de la semana pasada, el presidente decide enviar una iniciativa, lo que denota que no hay una certeza de qué hacer para abatir los niveles de inseguridad”.

Y aunque el Ejército Mexicano sí está ganando claramente la guerra al narcotráfico, “las situaciones de violencia o la falta de aplicación y de respeto al estado de derecho, es la otra parte que falta para completar una victoria de largo aliento en contra del narcotráfico, de lo contrario el esfuerzo se quedará como parte de un momento”.

Ahora, dijo, se inhibe ya a los carteles del narcotráfico y al lavado de dinero, pero hace falta hacer un frente contra las adicciones, “considero lo más importante porque el negocio del narcotraficante se realiza a partir que el consumidor adquiere la droga, y es ahí en donde se debe avanzar”.

Pero todavía no se ve que esté bien definida una política que frene el consumo, “me parece que los medios de comunicación, sobre todo la televisión, están en una grave falta ética al promover series como mujeres asesinas, que en circunstancias como las que vive el país, deberían estar preocupados por otra serie de emisiones, simplemente que los directivos piensen que valores están fomentando a la sociedad mexicana y no este tipo de expresiones que tienen que ver con crímenes”.

Así reiteró, el desempleo y lo salarios bajos traerían más inseguridad y apuntó que hay un dato muy importante: la mitad de los primo delincuentes tienen entre 18 y 29 años y en México hay 6 millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan, entonces qué hacen, son materia propicia para convertirse en miembros de los cárteles y en la delincuencia en otros tipos de variantes.