Necesitamos una segunda independencia

“El permanente control norteamericano de la economía, la política y las fuerzas
armadas… ha favorecido(…) los fraudes electorales y la corrupción…” (TPP)


Un de las promesas de AMLO, hecha en campaña, fue aquella de separar el poder económico del político. Transcurrido casi medio año en la Presidencia es pertinente preguntar si hay algún avance en ese sentido. La postura del ejecutivo, de cauteloso reformismo,

centrada en el combate a la corrupción, hasta el momento ha sido eficaz en mantener la estabilidad de los mercados, lo cual indica que los señores del dinero están contentos con el gobierno de MORENA. Y no puede ser de otro modo, sus intereses y privilegios siguen a salvo. Saben que la corrupción es inherente al sistema neoliberal y ésta no podrá ser erradicada sin cambiar el modelo y esto, ya lo dijo AMLO, NO es su propósito. Sin el apoyo de los tres poderes, expulsar a los mercaderes del templo, tampoco será posible.

Lo anterior conduce a una contradicción: el presidente, para erradicar la corrupción (promesa principal), necesita separar a quienes se enriquecen ejerciéndola sistemáticamente y esto no puede hacerse teniéndolos como colaboradores (Juez y parte). Sin duda hay medidas administrativas dirigidas a evitar los jugosos negocios hechos con el dinero de todos los mexicanos, pero sus efectos serán mínimos porque al cohabitar con los mafiosos estos permanecen con nueva piel y mañas modernizadas. Y es aquí donde se crea una paradoja: si AMLO cumple será atacado ferozmente por los poderosos desestabilizando el país, y si no cumple serán los trabajadores quienes se manifestarán, hartos de injusticias, generando inestabilidad política también. Lo dicho, no se puede estar bien con Dios y con el diablo, al mismo tiempo. En algún momento el presidente tendrá que elegir para quién gobierna. Y lo hará, sin duda, sólo es cuestión de tiempo. El candidato de MORENA sabía la trascendencia de esa promesa, confirmada durante su participación en la 59 Semana de la Radio y la Televisión (mayo 2018); ahí dijo:
“…Así como hubo la separación en su momento del Estado y de la Iglesia, (…), así se necesita ahora una separación del poder económico del poder político…”



No fue una bravuconada, simplemente de esa forma exhibía a los responsables de entregar nuestra Soberanía económica al imperio Yanqui. Fueron los grandes empresarios, industriales, jerarquías militares, banqueros y políticos de todos los partidos quienes aceptaron convertir a México en el laboratorio de la “moderna” colonización, ¡sin una intervención militar! Esos señores del dinero que hoy ven la paja en el ojo ajeno, ignorando hipócritamente el bosque en el propio, siguen organizados conspirando para derrotar la esperanza. Y aunque el presidente pidió ya no llamar mafiosos a esos vasallos del gobierno gringo, los tiene identificados desde que afirmó:

“son una mafia (…) que se han beneficiado del poder (…) responsables de la crisis de México (…) porque se han dedicado a robar y a saquear…”

Dicha descripción genérica coincide con lo asentado en la sentencia del Tribunal Permanente de los Pueblos (2014, pág. 41) donde dictaminó que el poder público había sido expropiado al pueblo de México por una élite voraz y apátrida. Vicente Fox (PAN), el descerebrado, lo confirmó (1/01/2001) diciendo: “este es un gobierno de los empresarios, para los empresarios”. Desde entonces nos han gobernado ladrones aliados a los políticos de TODOS los partidos. Así cercenaron al Estado su rol regulador y protector de los derechos de las grandes mayorías¹. Por esa razón, ningún presidente podrá deshacerse de esa negra herencia con llamados al amor. La Nación requiere reconstruirse desde la raíz, desde abajo, con sacrificios.



Entonces ¿mintió el Presidente a sus votantes? Personalmente, no lo creo. Más bien parece estar esperando se reconstruya el poder popular (“No me dejen sólo”) para recuperar la Soberanía económica del País.

Los ataques de la derecha, ya virulentos, se multiplicarán cuando se intente cambiar el modelo educativo impuesto desde el extranjero y se revise la reforma hacendaria (en la laboral ganaron ellos). Sin movilización social, cada intento por expulsarlos del poder será anulado. Tienen todo: los medios les pertenecen, cuentan con leyes favorables y el poder judicial completo. Si esto no les funciona a los hijos de Mammón recurrirán a la fuga de capitales, cierre de fronteras, bloqueo de divisas, evaluación, inflación, paro bancario o patronal o al magnicidio y golpe de Estado. Ante esto, el pueblo tiene dos alternativas: seguir con las rodillas en el suelo o levantarse.

“La libertad cuesta muy cara, y es necesario, o resignarse a vivir sin ella o decidirse a comprarla por su precio” (José Martí).



Necesitamos una segunda independencia, ahora emancipándonos de los norteamericanos sin más armas que la voluntad, la constancia, la conciencia de clase, el trabajo, la solidaridad y la organización.