Ni Américo, Aceves y Elizabeth, le dieron a Duarte los votos para que ganara en Xalapa

Muy apreciado Psicólogo.

Lo felicito por su excelente labor al frente de un periódico tan veraz, objetivo y sin temor a la censura como es el que usted atinadamente dirige, alcalorpolitico.com
Sirvan estas palabras para saludarlo, al mismo tiempo que le expongo a todos sus lectores, sobre todo a los de la clase política priísta, la siguiente reflexión.

A dos días de celebradas las elecciones en la ciudad de Xalapa, en las que se eligió una alcaldesa, dos diputados y un gobernador, afortunadamente para nosotros los priístas, se ganó todo en Xalapa, diputaciones y alcaldía, pero invito a reflexionar sobre la elección a gobernador en esta ciudad capital.

Desafortunadamente ni Américo, Aceves y Elizabeth, fueron capaces de darle los votos necesarios a Javier Duarte de Ochoa en esta ciudad, situación que tiene tronándose los dedos al candidato tricolor.

Esto quiere decir que a pesar de que estos tres lograron sacar su elección, sin mayor dificultad, no ayudaron en nada al Doctor Duarte, y sin duda alguna Xalapa hubiera sido el bastión priísta con el cual Javier Duarte no estuviera padeciendo lo que parece ser un empate técnico.

Que puede esperar Javier de un par de diputados que no lo promovieron lo suficiente, y de una mujer como lo es Elizabeth la cual se jactó durante toda su campaña de conseguir 100 mil votos, misma cifra con la que amenazó de irse del partido si no le daban la candidatura.

Yo como militante priista le preguntaría ¿Elizabeth donde están los otros 42 317 votos que te faltaron para llegarle a los cien mil?

Lo que sí es un hecho es que en las urnas no están ni estuvieron nunca, por que tuviste 20 mil menos que Ricardo Ahued, y los 42 317 que te faltaron para llegar a los 100 mil, son más que suficientes para que en estos momentos Duarte ya fuera Gobernador electo en Veracruz y no tuviera que estar pasando por esta situación tan delicada.

Dejo a la reflexión de todos los hermanos priístas lo anterior, ya que ni Américo ni Aceves ayudaron a Duarte de Ochoa, menos Elizabeth, la cual le vendió la idea de que con ella no tendría por qué preocuparse de Xalapa, ciudad que Duarte perdió, ya que esta señorita lo engañó al prometerle algo que no pudo cumplir.

Agradezco la atención a la presente y me reitero a sus apreciables órdenes.

David Paniagua Sáenz.