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Sección: V?a Correo Electr?nico

Espacio ciudadano

Ni regalo ni vendo mi voto

Jorge E. Lara de la Fraga 12/06/2013

alcalorpolitico.com

“Una sociedad que se abstiene y permanece indiferente,
termina siendo gobernada por quien no quiere…”




A parte de los reiterados y aborrecibles promocionales del IEV, todavía tenemos que padecer otras barbaridades. En días pasados por las principales rúas de nuestra ciudad capital no se podía transitar de manera normal y tranquila, en razón de que jóvenes promotores del voto, de cierto color, obstaculizaban el tráfico obsequiando camisetas, bolsas, gorras, sombrillas, mandiles y banderolas, lo que a juicio de muchos ciudadanos pareció un comportamiento improcedente y hasta riesgoso. Hay tiempos y espacios para tales actividades de apoyo, sin que sucedan accidentes o se vulneren derechos de las personas; por otra parte, las visitas domiciliarias, los recorridos de los candidatos por las colonias y los promocionales visuales y auditivos, así como las declaraciones a los medios de comunicación masiva, son buenos recursos para proyectar la imagen y las propuestas de los diversos abanderados.

Aprovecho el momento para exhortar a la ciudadanía a que ejerza su derecho y cumpla con su deber de votar en los próximos comicios del 7 de julio. Si bien a lo largo del camino hemos sufrido decepciones por las falsas promesas de los elegidos o bien nos han irritado las trapacerías y las corruptelas realizadas durante los procesos comiciales, hay que destacar que “el sufragio es una expresión política de la voluntad individual y tiene por objeto la participación libre y soberana del ciudadano en la designación de sus representantes populares…”

Habrá que seguir participando y luchando para que nuestro ejercicio cívico sea cada vez mejor, con la intervención responsable de muchos paisanos, a efecto de que a futuro se hagan realidad los modelos de la democracia participativa, tales como el plebiscito, el referéndum, la iniciativa popular, la ratificación de mandato y las contralorías comunitarias.



En lo personal meditaré bien por dónde inclinaré su voluntad. A lo largo de mi existencia ciudadana me he identificado siempre con las directrices de la izquierda; me incomodan las posiciones reaccionarias y guardo mi distancia con respecto a las prácticas y prospectos de ese instituto que en el pasado “ganaba de todas todas”. En el momento actual observo muy revuelto el agua, detecto a candidatos que parecieran estar ubicados en el estante equivocado, vislumbro chapulines por doquier, a protagonistas endebles y a partiditos estatales de ocasión. En ese escenario tan fantasmagórico, donde se está imponiendo el oportunismo y el pragmatismo más denigrante, trataré de salir avante sufragando por el o los candidatos que me parezcan más consecuentes. Para nada entregaré mi voto a un ser de dudosa calidad moral ni menos me dejaré engañar o comprar por un obsequio. Veracruz demanda idóneos servidores populares, que en verdad se pongan la camiseta y se toquen el corazón a la hora de atender a la ciudadanía demandante; estamos hartos de los elementos engreídos que sólo llegan al trono o a la curul para servirse a plenitud y se olvidan de aquellos que los apoyaron.

En mi carácter de padre y abuelo ejerceré mi derecho a votar, porque con ello en buena medida estaré sirviendo como referente a mis familiares inmediatos.



Asimismo, aprovecharé las circunstancias para recomendarles a ellos que emitan su voto de manera libre, sin presiones de ninguna índole. Para nada anularé mi sufragio; de entre todas las opciones buscaré la más consistente. Toda vez que emitiré mi voluntad en dos boletas, me decidiré ya sea por un color determinado o bien sufragaré en forma diferenciada. Una vez que culmine el proceso, juzgo imprescindible “seguirle los pasos” a los ganadores de la voluntad popular. Me encargaré de evaluar el desempeño de esos sujetos que ofrecieron maravillas para agenciarse la victoria; determinaré a final de cuentas si en verdad cumplieron con lo prometido o sólo fue demagogia vil lo que difundieron a lo largo de sus encendidas campañas. Lo que se impone es que haya una buena afluencia en las urnas y que no se presente el abominable fenómeno del abstencionismo. Sería deseable que por lo menos un 60 por ciento de los conciudadanos depositaran su voluntad en las urnas de las casillas electorales establecidas.

Atentamente

Profesor Jorge E. Lara de la Fraga