Óscar Fabricio, el sacerdote-bombero de Córdoba

El servir en cualquiera de sus expresiones es una bendición, afirmó el padre Óscar Fabricio Martínez Limón, quién además es voluntario en el H. Cuerpo de Bomberos de Córdoba.

Este jueves, cumple 13 años de sacerdocio en la Diócesis de Córdoba y celebra con gran júbilo acompañado de su familia.

El padre Óscar nunca planeó dedicarse a salvar vidas como rescatista, pero ahora considera que también es una manera de servir a Dios, pues de esta forma no lo hace sólo de palabra, sino con hechos y es que desde el 2012 es miembro de la corporación a invitación del capitán Abraham Aiza.



Además de cumplir como sacerdote en el municipio de Omealca, acude a su servicio en el cuartel como cualquiera de sus compañeros: con su equipo especial contra incendios, pero también está listo para orar, confesar o impartir el sacramento de la Unción de Enfermos cuando se requiere y para ello lleva consigo una botella con agua bendita, un recipiente con oleo de enfermos, un rosario y su estola.

Refirio que para combinar su ministerio con este peligroso oficio se vio inspirado por el P. Francisco J. Krill, quien años atrás fundó la estación de bomberos en esta ciudad, así como por algunos sacerdotes-bomberos en Europa y Estados Unidos, sobre todo los que ofrecieron sus servicios tras el ataque del 11 de septiembre del 2001 en Nueva York, donde incluso algunos perdieron la vida.

Para el sacerdote, no ha sido sencillo: “En un principio no le dije nada al Obispo, aunque estaba seguro de que no hacía nada malo. (…) Mi mayor ilusión, seguir bombereando hasta que Dios me recoja", dijo.