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Panteón de Orizaba, lleno de restos de hombres ilustres y espeluznantes leyendas

Ignacio de la Llave, Rafael Delgado y muchos más, a quienes ya casi nadie recuerda

Miryam Rodr?guez Hern?ndez Orizaba, Ver. 31/10/2007

alcalorpolitico.com

En el olvido, pues nadie los recuerda y muchas personas más ni siquiera saben que sus restos mortales reposan ahí. Así se encuentran los sepulcros de los que alguna vez fueran hombres ilustres a nivel local, estatal, y nacional.

Necesario preguntar: ¿usted tiene conocimiento quién duerme eternamente en el cementerio “Juan de la Luz Enríquez” de esta ciudad?.

Actualmente en este camposanto hay restos mortales de un número importante de hombres, que en la época en que vivieron aportaron algo a la sociedad y por lo que fueron considerados como personalidades “ilustres”.

Entre estas personas están: José Lama, quién nació en 1889 y murió 1947. De este personaje se dice que fue un maestro emérito, sabio, que entregó toda su vida al colegio “Preparatorio” de esta ciudad y a sus discípulos.

Otro es Melitón Guzmán I. Romero. Este personaje nació en el municipio de Acultzingo en 1877 y murió en la ciudad de Orizaba en 1974, fue catalogado como poeta, maestro, normalista, fundador del Colegio “Enrique Laubscher” de esta ciudad. También destacó porque escribió libros sobre historia, geografía y pedagogía.

Y ¿cómo olvidar a Rafael Delgado Sáinz?, quien de igual forma duerme el sueño eterno en este campo santo. Nació el 20 de agosto de 1853, en Córdoba, fue un hombre muy instruido y a pesar de que su educación la recibió en Orizaba, por medio de la lectura conoció a diversos autores europeos, pues además dominaba el inglés, francés e italiano.

Al paso del tiempo, por ende con mayor número de conocimientos, fue catedrático de literatura e historia durante dieciocho años. Tuvo una gran fama como escritor, misma que llegó a diversos países del continente Europeo, asimismo impartió clases en la capital del Estado. Éste personaje fue quién le dio a Orizaba, el título de “Pluviosilla”.

Otro hombre que por la vida de su nieto es que se convirtió en importante es el Coronel José Antonio Soler, nació en 1837 y falleció en 1917, él fue abuelo del canta-autor Francisco Gabilondo Soler, “Cri- Cri”. Arribó al país con tropas españolas durante la intervención francesa, pero decidió quedarse a vivir en México al finalizar el conflicto; específicamente en Orizaba.

Aquí se casó con la veracruzana Emilia Fernández Flores, quien años después se convirtió en la abuela de Francisco y musa de inspiración para algunas de sus canciones.

En “Juan de la Luz Enríquez”, yace en el sueño eterno el General Ignacio de la Llave, actor importante en la historia de Veracruz, ya que combatió contra el gobierno de Antonio López de Santa Ana, así como años más tarde se unió al plan de Ayutla. Y la entidad adoptó su nombre, pues ahora el Estado es conocido como “Veracruz Llave”.

En el periodo de Agosto de 1855 a Abril de 1856 fue gobernador del Estado de Veracruz y en 1857 de nueva cuenta mandatario estatal. Nació en esta ciudad en 1818 y murió en San Felipe Guanajuato en 1863; sus restos fueron exhumados y trasladados de San Luis Potosí al panteón de Orizaba, en 1869.

Leyendas y esculturas del panteón de Orizaba.

Además de conservar los restos de algunos hombres ilustres, este cementerio también encierra muchas leyendas en referencia a ciertas efigies que fueron esculpidas hace muchos años.

Una de estas es la de “La niña del ángel”, que está sobre la tumba de la pequeña Ana María Dolores Segura y Couto, ella falleció el 6 de julio de 1908, colocándose dos años después la escultura. Las leyendas que encierra esta imagen son diversas, una es que el ángel sigue con su vista a todos quienes se acercan al sepulcro.

Otra es que la niña se baja de la camita de la escultura, recorre parte del campo santo, después regresa a su sitio donde descansa y es cubierta con las alas del ángel para que la luz solar no lastime sus ojos.

Cuentan que un niño se acercó a tocarle su boca, y que el dedito de este pequeño cupo totalmente, pero momentos después cuando retornó a volverla a ver ya no pudo introducir su dedo, pues el orificio había disminuido de tamaño.

Aunque no es una escultura, sino una roca, la famosa “Piedra del Gigante” guarda muchas leyendas entre estas cuentan que ahí comieron la “Malinche” y Hernán Cortés, cuando aun no era panteón.

La “Piedra del Gigante”, recibe este nombre debido a un personaje de más de cinco metros de largo que tiene grabado en la superficie, las características de la piedra son: una roca caliza gris proveniente de la llamada formación Maltrata, la superficie está muy erosionada al grado de parecer un enorme guijarro de río. Tiene orificios que se han formado por el goteo de altos árboles que estuvieron sembrados a su alrededor.

La roca fue seleccionada en el post - clásico tardío, tanto por su magnitud como por las características de su superficie. Las circunstancias indican que el monolito conmemora un hecho que está bien documentado por los cronistas del siglo XVI; el ascenso al trono de Moctezuma Xocoyotzin.

La importancia que guarda la roca para la región de Orizaba y para la cultura que habitó la zona central del Estado, es que sobre esta gran piedra se grabaron algunos de los muy escasos jeroglíficos de esta área cultural; con ello se comprueba el manejo de la escritura y conocimiento del calendario.