Papa encubre a sacerdotes pederastas de todo el mundo, acusa Asociación Católica

El Vaticano ha tenido una política institucional de encubrimiento de pederastas, desde que el actual papa, Ratzinger presidía la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Así lo dijo la integrante de la Asociación Católica por el Derecho a Decidir, A.C., María Consuelo Mejía, quien fue moderadora en la presentación del libro “El caso del Papa”, de Geoffrey Robertson.

Aseguró que la finalidad es evidenciar la responsabilidad que ha tenido el Papa Benedicto XVI en la forma en que ha operado el sistema legal secreto del Vaticano, “protegen a sacerdotes pederastas de todo el mundo a fin de evitarles un juicio penal”.

Explicó que la política del silencio del Vaticano fue reforzada en 2010 al emitir unas normas en donde se afirma que los miembros de la Iglesia que conozcan de casos de pederastia están sujetos al secreto pontificio, es decir que de hacerlo público recibirán una sanción.

“Más sorprendente aún es el hecho de que estas normas consideran la ordenación sacerdotal de mujeres como un delito más grave que la pederastia”, indicó.

En este sentido, recordó que en México hay dos casos de sacerdotes pederastas que han quedado en la impunidad. “Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, un criminal que violó a cientos de niños, incluso a sus propios hijos. Y Nicolás Aguilar, acusado de violar a más de cien niños en México y EUA, encubierto por el Cardenal Rivera Carrera, quien enfrenta una demanda penal por esta razón”, agregó.

Ante esto, es que Católicas por el Derecho a Decidir y Documentación y Estudios de Mujeres A.C, presentaron el cuarto capítulo de la serie Catolicadas titulado: “Sor Juana vuelve a soñar”, en el cual la protagonista conversa con Dios para decirle que está triste por la visita del Papa a México y le habla sobre el abuso sexual de niños y niñas que él ha encubierto. Frente a esta denuncia Dios toma una decisión drástica.

Estas asociaciones exigieron que se castigue debidamente a los sacerdotes pederastas aplicándoles las penas canónicas correspondientes de suspensión del ministerio sacerdotal y el sometimiento a las leyes civiles por este delito.

Reparación integral del daño a las víctimas y garantía de no repetición como lo establecen los estándares internacionales.

Y que se realicen los cambios necesarios para que la estructura eclesial no se preste a la complicidad y al encubrimiento de estos delitos.