Peligran árboles frutales, en región Orizaba

La desaparición de los antiguos “solares” (extensión de terreno dedicado a la siembra) en municipios de la región de Orizaba, está a punto de extinguir árboles frutales que las nuevas generaciones desconocen y no han probado.

Frutos como el níspero y la pomarrosa, cuyo origen se remonta a Asia, están casi extintos luego de haber sido introducidos en la década de los años 40 en la región del Valle de Orizaba.

Asimismo, el zapote negro, que sólo es comercializado en mercados de la región y cuya producción es limitada y acaso desconocida por la población menor de 30 años de edad, señaló el historiador René Cruz Camacho.



Junto con estos, destaca la desaparición del jinicuilt o algodoncillo, que es una vaina dura en cuyo interior tiene pequeños frutos dulces.

Otro es el chinene, perteneciente a la familia de los aguacates, pero de una textura fibrosa y cremosa que sólo se da en el sureste de México hacia la frontera sur.

El aguacate maltrateco de cáscara delgada y comestible, así como los capulines, llamada también cereza de monte, que antes se hallaba en los mercados hoy prácticamente es desconocida.



Señaló el especialista que estos árboles frutales desaparecieron cuando fueron derribados los árboles y vendidos los terrenos para la construcción de casas y comercios.

Hoy en día el concreto y acero se sumó a la vista de los paisajes y la producción de frutas se limita a los grandes campos de cultivo donde también desaparecieron estas especies.