Pepenan para vivir; una familia vive en medio de basura, en Papantla

Es increíble pensar que en medio de las toneladas de basura que se generan a diario en este municipio, familias enteras puedan vivir, pero además obtener de los desechos, los medios para subsistir, al recolectar cartón, aluminio, ropa, plástico, fierro e incluso comida.

Abril tiene 10 años, nació en el antiguo basurero de Escolín, ahora vive en el basurero ubicado en la camino a San Antonio Ojital, donde colinda con la colonia Valentín Gómez Farías. La mitad de su vida la ha pasado buscando entre la basura, materiales que su madre, doña Lucía, pueda vender y así poder comprar algo para medio comer.

Ella y sus dos hermanitas, Linda y Estrella, de 4 y 7 años, respectivamente, han aprendido el oficio de su madre, la pepena, y pese a su corta edad, saben lo que es trabajar, no estudian, pero saben leer y sumar, hasta Linda, que es la más pequeña. La jornada laboral empieza a las 7:00 horas y termina cuando el sol comienza a ocultarse.



Hay descanso, pero sólo para medio comer y reponer un poco de energía, antes de que las máquinas destrocen lo que para ellos es rescatable, o en su defecto otras personas se lo ganen, por lo que deben apurarse para juntar varios kilogramos del material que venden con los llamados “chatarreros”.

Ganarse 100 pesos, requiere trabajar por más de 6 horas, buscando entre la basura, sin guantes, ropa especial, cubrebocas, lentes o alguna protección, arriesgándose a ser infectada con alguna jeringa, o con algún desecho químico, que en ocasiones llegan hasta este lugar. El olor a lixiviados, es algo normal.

Y es que los fétidos olores provocados por material en descomposición, son cosa de todos los días y a lo que la familia de Abril, está acostumbrada. Sin salario fijo, prestaciones, seguro, ni ninguna garantía, los pepenadores trabajan a sol y lluvia, porque todos los días hay hambre y la vida es cada día más cara.



Don José es papá de Lucía, madre de Abril, Linda y Estrella. Tiene 69 años, no sabe leer ni escribir, confiesa que hace más de 7 años no sabe lo que es bañarse, ya que donde vive no tiene ningún servicio, y la poca agua que consigue se usa para cocinar y lavar ropa. No padece ninguna enfermedad, dice sentirse fuerte, sin embargo se apoya en un tubo que usa como bastón, para poder caminar entre la basura, ya que él también vive en la basura, y ésta es su única fuente de ingresos.

Pues no tiene acta de nacimiento, credencial de elector, o algún documento que le dé personalidad jurídica, por lo que no puede acceder a programas federales o estatales, como Pensión para Adultos Mayores “65 y más”, entre otros, por lo que a pesar de su avanzada edad, debe trabajar para poder subsistir.