Ir a Menú

Ir a Contenido

Universidad Anahuac
V?a correo electr?nico

Pide enfrentar que el aborto es un problema de salud pública y su prohibición lo acrecienta

Nadie pretende imponer el aborto sino concientizar sobre sus consecuencias que son símbolo de discriminación a la población femenina

Xalapa, Ver. 20/11/2009

alcalorpolitico.com

Señor director:

Los grupos de hombres y mujeres que rechazan la reforma constitucional al artículo 4 de la Constitución de Veracruz no pretenden imponer el aborto a nadie, sino que se enfrente el hecho de que el aborto es un problema de salud pública condicionado por la situación de marginación, ignorancia o violencia que viven muchas mujeres en nuestro país. Es un problema social porque está vinculado a prohibiciones que lo único que hacen es acrecentarlo y que son símbolo de discriminación a la población femenina, incluida la que aboga por su penalización.

Ciertamente se trata de un tema delicado que se convierte en polémico porque involucra intereses políticos, disfrazados de asuntos morales. El martes pasado en el Congreso de Veracruz esto fue más que evidente.

Los grupos conservadores que gritaban allí no lo hacían movidos por amor a la vida, todos ellos encuentran a diario en las calles de la ciudad a hombres, mujeres y niños que hacen grandes esfuerzos por sobrevivir y cuando digo sobrevivir, hablo de tener que conseguir para comer y que los gritones del Congreso sólo se limitan a mirar con lástima o desprecio. Ellos acudieron al Congreso a apoyar a ciertos personajes políticos no a defender un código de valores.

Los grupos de colonos que también fueron a apoyar el “derecho a la vida” lo hicieron a cambio de alguna dádiva, aunque muchas de las mujeres y jovencitas arrastradas a ese indignante acarreo, al escuchar las posturas de los diputados aplaudían a quienes impugnaban la reforma a la constitución de Veracruz, simplemente porque retrataban sus entornos cotidianos, en los que sin duda ha habido casos de violencia de diversa naturaleza.

Un puñado de 39 personajes decidió que se debe castigar a las mujeres, con cárcel o con tratamientos, si deciden abortar. Se les olvidó que son representantes populares y que no son convocados a plantear su postura sino la de sus representados. Uno de ellos, el diputado Sergio Vaca Betancourt, ni siquiera conoce las leyes que recientemente aprobó la legislatura a la que pertenece, ocupó el micrófono para ofrecer el diseño de una ley que ya existe y eso que en su currículum se dice que obtuvo mención honorífica en su obtención del grado de licenciado en Derecho. Él y otros 38 diputados, vergonzantemente también varias diputadas, se adjudicaron el derecho a decidir por otros.

A todos ellos le tengo una noticia: la práctica del aborto continuará, pero gracias a ellos se hará en la clandestinidad, con riesgos para la salud de las mujeres pobres –muchas de las cuales morirán y las que sean descubiertas quizá terminen en la cárcel o tachadas de locas. También las mujeres adineradas continuarán practicándolo, por buenas o malas razones, pero ellas tendrán menos consecuencias negativas, pues tendrán los recursos económicos para pagar servicios médicos de calidad. Esta bonita postal se la debemos a los diputados que diligentemente apretaron el botón para aprobar la reforma.

Ma. del Pilar Ramírez