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Sección: Vía Correo Electrónico

Poética de una pandemia

El filósofo Julio Quesada envía "una Joya literaria” sobre la pandemia en España del poeta contemporáneo Juan Miguel González

28/06/2020

alcalorpolitico.com






POÉTICA DE UNA PANDEMIA





OCULTACIÓN DE LA MUERTE

Es como de cristal, casi toscana,
esta tarde de abril tibia y serena,
y aun estando de pájaros tan llena,
algo oculta esta paz, que la profana.



Es el coro, sin duelo, de abatidos,
muertos, en soledad, sin ser velados.
Los innombrables son, los ocultados,
los difuntos sin rostros ni apellidos.

Los dejaron morir por ser ancianos,
--cuántos corrieron tan funesta suerte--
por criterios de edad, tan inhumanos.



Con ellos se ensañó tan mala muerte,
sin consuelo de hijos ni de hermanos,
ni un crucifijo al que abrazarse fuerte.







SUPLANTACIÓN DE LA REALIDAD POR LA IDEOLOGÍA

Que en España no ondeen las banderas
a media asta, ordena este gobierno,
ni signos haya de dolor y luto,
ni la imagen se muestre de algún féretro.



Estadísticas, números y gráficos
suplantan a las víctimas y enfermos;
los platós, a las morgues y quirófanos,
y a lo real utópicos señuelos.

Y mientras nos mantienen confinados,
aprueban sus despóticos decretos,
que el social comunismo nos impone
violando libertades y derechos.

Que no aparezca el luto en las corbatas,
ni en las banderas, los crespones negros.
Que el dolor no se muestre en hospitales,
ni un ataúd, ni un panteón, ni un muerto.








ASEDIO DE MAYO

La tarde entera entró por mi ventana,
con sus nubes, sus árboles y pájaros;
fuera por el cristal o por mis ojos,
toda la estancia se llenó de mayo.

Oí una dulce agitación de ramas,
y el verde de sus hojas retoñando
en muebles y paredes, y hasta el aire
pude sentir, fragante y soleado,
en las sábanas blancas que colgaban
junto al chilindro de un soñado patio.



Es por el corazón que el alma siente
tanta belleza en todo lo creado.
Con tan sentido amor los contemplaba,
que cielo y aire fui, ramas y pájaros.








INICIACIÓN A LA POESÍA
( SALTO Y CANCIONES DE COMBA)



En el fresco escalón de mármol rosa
y lila, se sentaba algunas tardes,
a ver saltar la comba a las muchachas,
el niño aquel nervioso y distraído,
que hablaba con los seres invisibles
de los que acompañado se sentía.

Al ritmo de la cuerda, al voltearla,
se acompasaba el canto de las niñas,
cuyos viejos romances entonados,
la simiente, en el alma dejarían
del verso, en aquel niño, para siempre.

Se escuchaban, veloces, los vencejos
de fondo, y las campanas de la iglesia
llamando a misa, que junto a los viejos
cantos primaverales de la comba,
convertían en tierno encantamiento
el lugar y la tarde añil de mayo.










A José Carlos Cómitre



JACARANDAS EN FLOR

Están las jacarandas
con el color subido
de intenso añil morado,
casi cardenalicio.

En la mojada hierba,
o entre sus flores, tímidos,
qué bien les sienta el negro
de los cantores mirlos.



Morados, los paseos,
y el parque de los niños;
moradas las aceras
y todo lo que miro.

Bajo las jacarandas
de un mayo de otro siglo,
paseando, impaciente,
esperándola sigo.





GOLETAS BAJO EL PUENTE



Se le llenó de viento el ojo izquierdo,
Y el bolero escribió de su epitafio.
Cargó el revólver y cerró despacio
la apedreada puerta del recuerdo.

Se le subió a la espalda un lunes frío.
Un chamariz voló de su chaleco,
y en su zapato se enroscaba el eco,
y a cada paso le ladraba el río.

Se le fueron llenando de canciones
la mano que empuñaba el aguardiente,
la hora de las viejas tentaciones.



Vio goletas pasando bajo el puente,
recortables, tebeos, pizarrones,
Y a su madre bañándolo en la fuente.












IDEAL Y MISIÓN



Queríamos vivir amando siempre
un galante ideal, un noble sueño
encarnado en un cuerpo femenino
de hermoso rostro y venerado nombre.

Rubia deidad, doncella inspiradora,
(un trasunto de Ofelia y Artemisa)
de grácil talle y delicados modos,
a quién servir como señora y dueña.

Alguien que hiciera deseable el mundo,
la vida más gentil y hospitalaria,
y la música fuera y el misterio
de todo lo que es bello y elevado.



Vivir sin posesiones, que esclavizan,
ni renombre y prestigio inmerecidos,
sino humildes y libres, confiados
al amoroso oficio de poeta.

Y decidimos consagrar la vida
al solitario culto del silencio
conque el alma celebra y se recoge,
a la espera del verso revelado.

Queríamos vivir amando siempre.
Oh, espacio del fervor, casa del canto.