Por falta de mantenimiento, el Teatro del Estado se encuentra en total abandono

A seis meses de rendir protesta el Director General del Instituto Veracruzano de laCultura (IVEC), más allá de anunciar que se logró “la asignación de 32 millones de pesos, que permitirán el apoyo de 55 proyectos artísticos y culturales en el estado” −lo cual dicho sea de paso fue el monto que la LXI Legislatura del Congreso de la Unión destinó a cada estado−, cantidad que se suma a los 15 millones aún sin gastar, −lo que hace suponer que en Veracruz para el desarrollo cultural hay más de 40 millones para las artes y la cultura− poco o nada se ha avanzado en este rubro.

A suma arriba mencionada, hay que agregar los 10 millones etiquetados para el Teatro del Estado “General Ignacio de la Llave”, el cual vive el peor de sus momentos, mostrando el abandono más humillante para un recinto cultural no sólo de Veracruz o México, sino para todos los teatros del mundo, símbolo de la ciudad y referente escénico por muchos años.

Por otro lado, están los recursos que ingresan por el concepto de alquiler o porcentaje por ingreso a taquilla, que va de los 10 mil pesos en promedio, mismos que se van directamente a las finanzas del Instituto para ser utilizados en los gastos corriente del mismo, lo que da como resultado el visible deterioro de las paredes, servicios sanitarios, luminarias, plafón, alfombras, butacas, sin obviar el equipo técnico y de maquinaria.

La falta de mantenimiento de las instalaciones, ha sido el causante de la suspensión de funciones por la inundación de la sala “Dagoberto Guillaumin”, la colocación de cubetas para las goteras, la suciedad de los baños de mujeresy observar en el foro “Emilio Carballido” un escenario cacarañado o luces de gas neón en la cabina que alumbra una cuarta parte del graderío, no tiene explicación.

La opacidad en el manejo de los recursos por ingresos propios del Teatro del Estado, aunado al retraso en la ejecución de los recursos para la intervención del Teatro, por las razones que se argumenten, no es justificante para que se le deje en completo abandono; ni mucho menos que se dé prioridad a eventos comerciales, como sucedió recientemente con la “La virgen loca” de Hosmé Israel, que tuvo que mudarse a la Sala Chica porque se había rentado la Sala Grande, amén del no cumplimiento acordado de todo el mes de agosto para su presentación.