La insensibilidad de las autoridades tras la tragedia en Clorados III rebasó los límites imaginados.
Aunque decenas de personas rogaron y lloraron para poder tener información con respecto a sus familiares, no fue sino hasta casi ocho horas después cuando fueron atendidos.
Las personas se conglomeraron en una de las entradas del complejo Pajaritos, cerca de las 09:00 horas de este jueves. Bajo el sol, los olores tóxicos, el hambre y la sed tuvieron que aguantar incluso la valla humana hecha por elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Policía Naval, que en todo momento les impidió el paso hacía la planta Clorados III.
Por lapsos de tiempo, la desesperación llevó a que las enardecidas personas se enfrentaran a golpes contra los uniformados.
Asimismo, entre los empujones se vieron botellas de agua y refresco volar hacía los elementos. Ninguna de las insistencias de los vecinos del sur hizo que estos dieran el sí.
Fue cerca de las 17:00 horas, cuando finalmente un comandante de la Sedena salió y comenzó a preguntar quién buscaba a personas desaparecidas. Enseguida, sobre todo mujeres y madres, comenzaron a alzar la mano y acercarse a la valla humana de uniformados y lentamente fueron llevados al interior del complejo.
Las damas dieron a conocer que los uniformados les dijeron que no podrían ver a las personas fallecidas, en cambio, se les mostrarían fotografías para que entre las gráficas dijeran si uno de los cuerpos pertenecía a la persona que buscaban.
La señora Sebastiana detalló que ella acudió a la entrada del complejo Pajaritos al mediodía del jueves para poder obtener información de su hermano Ulises Rocha Romero de 21 años de edad y su cuñada, Abigail Sánchez de la Cruz, de 30. Finalmente pudo saber que estos estaban muertos a través de fotografías.
Relató que las autoridades de Petróleos Mexicanos (Pemex) no les permitieron ver los cuerpos y en cambio les dijeron que sólo a través de unas fotos podrían saber si eran o no sus familiares uno de los cuerpos hallados en el lugar del siniestro.
“Mi hermano era soldador, salió de su casa en Mundo Nuevo a las 08:00 de la mañana del miércoles y no regresó. Yo tenía quince días sin verlo porque vivo en Coatzacoalcos pero este fin de semana nos íbamos a reunir para pasarla con mamá.
“Llegué a las 11:30 de la mañana y solo nos anotaron en una lista pero nada. Otro hermano que tengo se coló por atrás y me dijo que ya lo vio por fotografías, que está muerto y mi cuñado también. Dice que hay bastantes muertos, que hay pedazos de gente, él se coló y los vio”, finalizó.