Por sus propios medios, al margen de la ley, organizan en Teocelo minivaquillada

Desde temprana hora, los vecinos de la calle Rubén Darío del municipio de Teocelo, colocaron las protecciones frente a sus casas y apartaron los lugares para poder disfrutar del “8vo encierro”, organizado por los propios vecinos del barrio.

Esto, pese a la prohibición de realizar “vaquilladas” en el municipio que se ha considerado como “antitaurino”.

Organizados y en común acuerdo de no dañar a los animales, los vecinos ofrecían lugares por 25 ó 30 pesos, baños por 5 pesos, así como dulces, mora, cervezas, frituras, globos, sombreros, todo para disfrutar de la que aseguran, es una fiesta tradicional del pueblo.

En los barandales y paredes, se colocaron cartulinas luminosas que decían “No nos hacemos responsables de la integridad física de las personas que asistan al evento; diviértete sanamente y no maltrates a los animales”.

Cabe recordar que desde julio pasado, el Gobierno municipal firmó un documento para convertir a Teocelo en el primer municipio de México que prohíbe las corridas, encierros, “vaquilladas” y cualquier evento en el que se aplique maltrato o crueldad a los animales.

El Alcalde afirmó que no se prestaría servicio ni seguridad durante este acto, debido a que están prohibidos. Solamente se vio una ambulancia de la Secretaría de Salud que estaba estacionada en las inmediaciones de la zona.

No obstante, no todos los pobladores piensan así, por lo que defienden lo que llaman “su tradición”.

Pasado el mediodía, justo cuando terminaron de pasar los jinetes de la Cabalgata, los vecinos colocaron barreras de acero para cerrar las calles por donde soltarían a los animales.

Los grupos de amigos que felices compartían la cerveza para refrescarse del sol, mientras esperaban la acción. Cantaban, brindaban y urgían que soltaran los toros.

Alrededor de la 1:20 pm, soltaron al primer toro de la Capilla del Calvario, con enormes cuernos, recorrió la avenida principal ante la emoción de la gente que ansiosa esperaba su paso.

En total fueron dos toros y tres vaquillas, las que fueron toreadas por espacio de dos horas, ante familias enteras que salieron a sus techos, balcones o banquetas para ver el paso de la “vaquillada”.

No faltó quien, en estado de ebriedad, intentara jalarle la cola a una de las vaquillas; sin embargo, los propios vecinos le llamaron la atención para que evitaran lastimar, en la medida de lo posible a los animales.

Sin embargo, los animales estuvieron nerviosos, incluso lucían algunas heridas, producto de sus choques contra las barreras. Hubo un socorrista quien, aguardando cerca de la ambulancia, fue alcanzado por el asustado animal. De acuerdo a elementos de la Cruz Ámbar, no hubo ningún lesionado de gravedad, ya que la mayoría presentó sólo raspones, caídas, así como golpes mínimos en su carrera por huir de las vaquillas.

Hay quienes defienden que se realice este evento, sobre todo bajo el argumento de que se trata de una imposición el querer erradicarla.

“Esta fiesta es de mucho arraigo en Teocelo. La gente que causa atropellos, no son de Teocelo, es gente que viene de fuera, quienes vienen a hacer estos desórdenes. Se orinan en las calles, rompen ventanales. Pero los que aquí las disfrutan. Sí hay alcohol, pero no se puede eliminar. Además están en sus casas”, señaló Rosa, vecina del barrio.

Sin embargo, hay quienes condenan este tipo de acontecimientos, bajo el afirmando que no sólo representa un acto de tortura animal, sino que es ilegal.

“No representa las tradiciones del municipio. Son personas que se ha empeñado en defenderlas, pero lo único que quieren es ocasionar alteraciones al orden público”, expresó Clara, vecina del barrio.

Finalmente, los vecinos de Rubén Darío, dieron rienda suelta para celebrar su “8vo encierro”, en un ambiente donde la fiesta fue el factor principal.