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Sección: Estado de Veracruz

Prevén resurgimiento del poder de la Iglesia en educación, economía y política

- Advierte Ruy Pérez Tamayo el debilitamiento del espíritu científico y liberal de México

- Grupos religiosos fanáticos tratan de imponer sus dogmas en nuevas leyes; hay influencia de la Iglesia en nuevas instituciones educativas y universidades

- La falta de programas vigorosos en ciencia y tecnología condena al país al sometimiento a intereses extranjeros

?ngeles Gonz?lez Ceballos Xalapa, Ver. 01/04/2013

alcalorpolitico.com


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Tras exponer tres panoramas: el pesimista, el optimista y el realista de la situación del desarrollo de la ciencia y la tecnología en México, el integrante del Colegio Nacional, Ruy Pérez Tamayo, advirtió que con el debilitamiento del espíritu científico y liberal de México se corre el peligro del resurgimiento del poder y la influencia de la Iglesia en asuntos seculares como son la educación, la economía, la política y la moral.

En su conferencia “La ciencia en México: hoy y mañana” como parte del Simposio 2013 “El Colegio Nacional y la Universidad Veracruzana”, el médico señaló -como parte del escenario pesimista- que no se podía pasar por alto que la defensa de la libertad de conciencia y del derecho de cada ser humano a vivir de acuerdo con sus propias creencias y respetando la de los demás; son inalienables.

En ese sentido, refirió que a principios de este siglo México experimentó un cambio radical de sus máximas autoridades en relación con la Iglesia violando la Constitución; así como la beligerancia del partido político de derecha en el poder y de ciertos grupos religiosos fanáticos tratando de imponer sus dogmas en las nuevas leyes, la propiedad o clara influencia de la Iglesia en las nuevas instituciones educativas y universidades privadas.

“En un mundo que depende cada vez más del dominio de la ciencia y la tecnología, el rezago del país en incorporarse a éste con programas vigorosos y de apoyo preferencial a su desarrollo, es condenar a la sociedad a una vida no libre sino sometida a las decisiones e intereses de los que generan el conocimiento en el extranjero; así como las tendencias hegemónicas de las religiones que no toleran la libertad de pensamiento. Es renunciar a la autonomía que permite un desarrollo personal y colectivo de las aspiraciones propias de la sociedad mexicana plural”, destacó.

El escenario pesimista

Así pues, que como parte de ese escenario pesimista, el Investigador definió que en México se seguirá diciendo que la investigación básica es fundamental, pero también se seguirá disminuyendo todavía más su presupuesto real.

Que para racionalizar la inversión también se reducirá el programa de becas, no sólo porque esto ahorra recursos, sino porque no es posible crear plazas y aumentar el número de instituciones de investigación para recibir a los becarios y terminen sus estudios.

Con lo que se frenará el crecimiento de la comunidad científica y ante este panorama continuará reduciéndose la matrícula en los programas de educación en el campo científico como Física, Matemáticas o Biología y seguirá aumentando en las áreas de administración y de servicios como leyes o Ciencias de la Comunicación.

La comunidad científica continuará envejeciendo, la edad promedio de un investigador pasará de los 50 a los 60 y en poco tiempo comenzará a reducirse.

“La disminución en el apoyo a la educación pública por el Estado traerá como consecuencia la reducción lenta, pero progresiva de la excelencia académica, tanto en la docencia como en la investigación en las instituciones que la poseen, causada por la obsolescencia del equipo y la incapacidad para reemplazarlo.

La disminución del número de buenos profesores e investigadores por los salarios miserables; así como la deficiencia o falta de facilidades para pagar, lo que promueve la fuga interna o externa de cerebros”, lamentó.

En el mismo orden de ideas, el Investigador con más de 70 años de experiencia, advirtió que al mismo tiempo se multiplicarán las instituciones privadas de educación superior, conservando su escaso o nulo interés en la investigación científica, por lo que crecerá el número de profesionistas graduados sin haber sido expuestos al espíritu y la práctica de la ciencia.

Dado el nivel económico necesario para adquirir una formación profesional de las universidades privadas, las diferencias entre las clases sociales, tan pronunciadas y dolorosas en nuestro país, tenderán a hacerse más difíciles de reducir, señaló.

El escenario realista

El Investigador nacional de excelencia del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), definió en su tercer escenario, el realista, que el elemento central de dicho escenario no es la economía ni la participación cada vez más activa del gobierno, sino la contribución cada vez más interesada de la sociedad civil.

“No hay duda de que la opinión pública cuando se expresa con suficiente energía y decisión puede decidir la marcha de los acontecimientos. Es cierto que la opinión pública puede ser manipulada por la demagogia y el control de la información y que esta manipulación será más duradera entre más ignorante sea la sociedad y ejemplo más cercano es la hegemonía de 71 años de un solo partido político, el PRI, que se sostuvo todo ese tiempo con base al fraude, la violencia, la mentira y la corrupción como sus únicas armas de combate, hasta que le colmó la paciencia a la sociedad”, señaló.

Abundó que la salida del PRI de Los Pinos no fue porque tuviera un mejor proyecto de país, porque ningún partido tenía un proyecto claro o si lo tuvo “nunca nos lo dijo”; sino fue el rechazo del hartazgo, incluso afirmó que el voto en el 2000 no fue favor de nadie, sino en contra del pasado, en contra del PRI.

El también Premio Nacional de Historia y Filosofía de la Medicina, definió que el escenario realista de la ciencia y la tecnología en México se basa en la hipótesis de que su desarrollo en la segunda mitad del siglo XX fue consecuencia del aumento en la conciencia social, de su importancia para el beneficio del país.

Ruy Pérez Tamayo expresó que la ciencia en México seguirá creciendo a pesar y contra la crisis económica y del abandono del gobierno que seguirá pesando como elementos negativos.

Definió también que la democracia no es genética, no se nace con ella, hay que aprenderla y es obvio que no es un proceso ni fácil ni rápido, en ese sentido, dijo que México se encuentra en una democracia en pañales en cuanto a sistema democrático se refiere.

“Ninguno de los tres poderes sabe comportarse democráticamente y trata de disimular que lo hace mientras persisten las mismas prácticas partidistas y corruptas que caracterizaron al sistema anterior”, apuntó.

Aseguró que aunque es posible tiene buenas intenciones, se necesita mucho más que eso para manejar a un país no de forma excelente sino más bien aceptable; nadie parece saber a dónde vamos ni cómo pensamos llegar ahí, ni cuándo y es que el proyecto del PRI parece ser el mismo que tenía el PAN. De tal manera que la posibilidad de que a corto plazo surja una iniciativa clara y bien definida de apoyo abierto y prioritario a la educación y a la ciencia como a las fuerzas que pueden sacar a México del subdesarrollo, es más bien remota, aseveró.

“Esas son las razones por las que me inclino a pensar que este escenario, el escenario realista el futuro de la ciencia en México, que descansa en la conciencia de la sociedad civil, de la necesidad de apoyar el desarrollo de la ciencia, es el más probable. No es pesimista, tampoco es optimista, más bien es realista porque se basa en la historia”, aseveró.

El escenario optimista

El Premio “Aída Weiss” en 1986 por su investigación en cáncer, otorgado por la Coordinación de la Investigación Científica de la UNAM, aseveró como parte de su escenario optimista que el desarrollo de la ciencia continúa progresando casi en forma geométrica.

“Los legisladores aprueban la reforma fiscal -no se rían- y descartan los reclamos de grupos religiosos que pretenden imponer su pensamiento dogmático en las leyes. El Estado por fin cuenta con más recursos. La recesión económica en los Estados Unidos empieza a reducirse al disminuir la tensión en el mundo islámico y en el medio oriente. Aumentan las exportaciones, se va recuperando el gasto público, mejora el presupuesto dedicado a la educación pública y el Estado presenta finalmente un proyecto de desarrollo nacional a largo plazo”, subrayó.

Gracias a los legisladores la ciencia y la tecnología pasan a ocupar un sitio prioritario en el interés de la sociedad, aumenta la demanda de ingreso en las carreras científicas, los sueldos de los investigadores, que ahora disfrutan de un elevado prestigio, se hacen igualmente atractivos que el de los gerentes de banco, burócratas de alto nivel o hasta de las estrellas de futbol.

Asimismo, crece la afluencia de alumnos y se empieza a desarrollar la ciencia multidisciplinaria e interinstitucional, con lo que aumenta la productividad y la calidad de los resultados de los investigadores y en un par de generaciones México ha pasado de ser un país subdesarrollado y con graves riesgos sobre su soberanía a ser un estado miembro del coro de naciones en pleno desarrollo y en camino a alcanzar la autosuficiencia deseable y posible en un mundo globalizado.

“El problema central de este escenario optimista es que la iniciativa de la mayor parte de los cambios positivos, le corresponde al gobierno, tanto al Poder Ejecutivo como al Legislativo que nunca, en todo el siglo XX, con dos excepciones (el final del Porfiriato y sexenio de Carlos Salinas) mostró interés a promover el desarrollo de la ciencia para contribuir al desarrollo de la sociedad mexicana”, subrayó.