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Sección: Estado de Veracruz

¿Primavera Mexicana en el año 2017?

Eduardo de la Torre Jaramillo 07/01/2017

alcalorpolitico.com

De ninguna manera los actos vandálicos y el pillaje podrían acercarse a una indignación juvenil que pretenda cambiar el status quo en el país; quise recordar algunas formas disruptivas de protesta social en América Latina, por ejemplo en los años noventa como bien lo fueron los “piqueteros” en Argentina, esos jóvenes que usaban pañuelos para cubrirse el rostro y que paraban o cortaban las vías públicas en Buenos Aires y que después se hizo un movimiento nacional donde llegaron a participar hasta cien mil personas, éstos no solamente eran desempleados y víctimas de una política clientelar argentina, a través del financiamiento de las ONG´s en sus municipios, su inclinación política fue de izquierda y anarquista. Es importante comentar que su influencia fue el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el Movimiento de los Sin Tierra (MST) en Brasil, de los primeros usaron simbólicamente los pañuelos para taparse la cara. Su estrategia política fue el uso de la fuerza pero evitando la violencia.

En otro orden de ideas, teóricamente otra referencia que recordé fue el concepto de Hans Magnus Enzenberger (1994) sobre la “guerra civil molecular”, allí cualquier comunidad produce nuevas desigualdades, injusticias y frustraciones de todo género; es un fenómeno urbano, vinculado a una subcultura de tipo marginal, y que “al agresor no le interesa la antijuricidad de sus actos”, que se traducen en transgresión, porque no reconoce las reglas regulatorias. A este nuevo fenómeno social, Enzenberger la define como: “La Guerra Civil Molecular es un grado de fragmentación social que pone en riesgo el ejercicio del monopolio de la violencia por parte del Estado”. Lo que evidentemente está en juego es la dicotomía social entre: el orden y el caos; el cual se va provocando en un entorno de lo que Umberto Eco (1972) llamó la “Nueva Edad Media”, que son las ciudades amuralladas, gracias a la seguridad privada y, por ende la crisis del Estado como el proveedor de la seguridad pública hacia los gobernados, a esto hay que agregar al “monstruo amable” que es el sistema global de comunicación; la red, que ha creado los nuevos fantasmas de miedo y de terror, similares a la Santa Inquisición, porque se “diabolizan” de manera homogénea ,y cuyos efectos de condena pública convence a las nuevas mayorías digitales alfabetizadas o no, y va creando un clima social de intolerancia y de descalificación, en este caso hacia lo público, de allí que el mundo virtual mexicano sea agresivo y dogmático por el bajo nivel educativo que tiene el país, puesto que no se informan y son presa de los rumores. Continuando con la idea de la Nueva Edad Media, dentro de sus características se encuentran: a) el sentimiento de inseguridad hacia el futuro; b) las brechas sociales y digitales de las sociedades (elites y excluidos); c) es un estado de confusión y hasta apocalíptico. Esta etapa la denomina el filósofo alemán Enzenberger como “PreGuerra Civil Molecular”.

El triunfo de la Guerra Civil Molecular significa el colapso del Estado, y el advenimiento de la anarquía, que no es el caso mexicano, aquí todo empezó con el aumento de la gasolina, del cual hay que decir lo siguiente: a) el aumento no es producto de la reforma energética; b) tampoco es por el aumento al impuesto a la gasolina; si no que se dan por: 1) de 2006 a 2010 el costo del barril de petróleo alcanzó los cien dólares y se esquilmó con los excedentes petroleros siendo el costo de la gasolina de once pesos, lo que significó que la gasolina se subsidió; 2) la devaluación del peso frente al dólar impactó en el costo de la importación que actualmente es del ochenta por ciento de la gasolina en el país; 3) la caída de la producción de 210 mil barriles diarios de crudo (México como país sólo le quedan siete años de petróleo, en los escenarios más benévolos); 4) para dejar de importar gasolina se necesitan tres refinarías más, cuyo costo por cada una de ellas son de doce mil millones de dólares; 5) la debilidad de las finanzas mexicanas; 6) el impacto de las casi cinco mil tomas clandestinas de los ductos de Pemex, éste es el diagnóstico que el gobierno federal no supo explicar por su pobreza narrativa .

Aunado a lo anterior, la protesta social es producto de tres factores desde mi punto de vista i) del agotamiento de la “Gobernabilidad Rentista”, ésta que compraba voluntades opositoras, sindicales, de movimientos sociales, campesinos, indígenas, urbanos, partidistas, intelectuales orgánicos, etc.; ii) el pésimo gasto social que tiene el gobierno federal a través de sus políticas públicas, esto reflejado en subsidios inútiles, que al final son generadores de una sociedad peticionaria, corporativa, clientelar, exigente de derechos pero no responsable en sus obligaciones, negando el carácter ciudadano; iii) el estilo personal de gobernar del subsistema de partidos, en el cual ninguno se excluye, sean viejos o de nueva creación, los que cuando se convierten en gobierno imitan y hacen todo lo que criticaban como oposición: patrimonialista, depredatoria de presupuestos, consolidación de un sistema de complicidades, pero sobre todo ineficaz, ineficiente y extremadamente cara por su inutilidad para resolver las demandas sociales.

El “punto ciego” del análisis político reside en la bifurcación de la interpretación: entre la teoría de la conspiración o la de una manifestación violenta de los siervos electorales; la primera es que nos recuerdan a los “Halcones” en 1968 o 1971, o que el PRI fabricó una estrategia de miedo en donde ya no se habla del aumento a la gasolina, sino de los efectos vandálicos de esas personas, que ascienden a casi mil quinientas detenidas, en su mayoría jóvenes mayores de edad o no ,y adultos de escasos recursos, manipulados a través de la red “profunda” o del “monstruo amable”; o que es una manifestación propia del apartheid mexicano, en donde no hay interlocutores, y que manifiestan una violencia sin contenido político.



Finalmente, si bien el mapeo original de las protestas fueron en casi la totalidad del país, en más de la mitad de las entidades federativas se produjo vandalismo y pillaje: CDMX, Estado de México, Tabasco, Veracruz, Hidalgo, Nuevo León, Coahuila, Chiapas, San Luis Potosí, Puebla, Guerrero, Quintana Roo, Oaxaca, Sonora, Morelos, Michoacán, Sinaloa; la mayoría fueron jóvenes, quienes están fuera de cualquier agenda gubernamental, por ejemplo los llamados “ninis” que ya casi alcanzan los ocho millones, y que viven sus vidas vacías de contenido, en el Internet de la nada, vegetan en asuntos lúdicos, en fin son esta parte de los nuevos excluidos sociales, políticos, económicos y educativos, porque hay que decirlo la educación superior en este país mayoritariamente produce desempleados; cuando éstos escuchan y observan cotidianamente los privilegios y lujos desmedidos de una clase política y, la impunidad en la que se desarrollan los Duarte, los Fidel Herrera, los Borge, los Medina, los Dante, los Anaya (del PT y del PAN), los González, los Ochoa Reza, las Barrales, los López y un largo etc., que acompaña a una clase política de baja estofa. Entonces, de allí que sus humores aumenten su veta de encono social hacia quienes observan como los responsables de no tener futuro y, de allí su carácter agresivo hacia ellos, la política y en el fondo con el sistema capitalista, sin que lo lleguen a comprender cabalmente. Indudablemente, se tendrá que observar en los próximos días a través de las investigaciones de la policía cibernética, quienes fueron los autores intelectuales como ya puso el ejemplo la policía de la CDMX para develar el fondo de las protestas.