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Sección: Estado de Veracruz

Primera aproximación de la elección presidencial mexicana en 2018

Eduardo de la Torre Jaramillo 18/01/2018

alcalorpolitico.com

Partiendo de que el proyecto democrático en México fracasó, puesto que hoy en día de nada sirvieron los últimos 50 años de luchas políticas. Si inicio el análisis político con el mítico 1968, posteriormente en el plano electoral vinieron los parteaguas de 1988, 1997 y 2000 (decía un profesor universitario de manera irónica, “parteaguas van y parteaguas vienen”), en donde la sociedad mexicana no se convirtió en una ciudadanía vigilante, actuante y limitante de la clase política, ésta que se fue adaptando y homogeneizando en una sola cultura política del siglo XX: la priista; empero, hay que resaltar actualmente ese maestro político fue superado y ampliado en las formas negativas de hacer política por parte de sus discípulos partidistas, las “otrora oposiciones”, éstas destacadas desde los años sesenta hasta los años noventa; ya en la alternancia, dejaron de pensar y actuar para cambiar al sistema político, únicamente se redujeron a adaptarse y cohabitar con él.

Dado lo anterior, puedo afirmar que en el actual proceso de selección de los candidatos a la presidencia de la república para la elección de 2018, las respectivas militancias no les votaron, de allí que se observó la “reamputación” del dedazo presidencial en el PRI, y la “autodesignación” por parte de los candidatos de morena y el PAN; con lo cual y a la distancia, los discípulos del PRI fueron más cretinos, se autoimpusieron, con lo cual quedó liquidada la democracia interna de los partidos políticos. Basta recordar que el único partido político que elegía a sus candidatos a través de su militancia era el PAN, que desde 1952 y hasta 2012, particularmente si tomo en cuenta al primer candidato presidencial propio de Acción Nacional que fue Efraín González Luna y la última fue Josefina Vázquez Mota, puesto que en la elección presidencial de 1940, Don Manuel Gómez Morín perdió la votación para que no fuera Juan Andreu Almazán el candidato presidencial del naciente partido político; sin embargo, como todo demócrata Gómez Morín fue respetuoso de que la militancia le votará en contra en esa elección interna. El gen democrático con el que nació Acción Nacional, hoy fue sepultado paradójicamente por quien se inició en la política con el Frente Juvenil Revolucionario en Querétaro, Ricardo Anaya Cortés, personaje que no se diferencia del todo de los políticos juveniles del PRI como Javier Duarte de Ochoa, Rodrigo Medina de la Cruz, o Roberto Borge Angulo.

Otro de los síntomas de regresión política es la actual violación sistemática de la legalidad electoral, hay que recordar el año 2012, en el que aquel IFE le prohibió a Enrique Peña Nieto y a Andrés Manuel López Obrador hacer campaña interna porque eran candidatos únicos, hoy ante un blandengue y omiso órgano electoral federal, los tres candidatos únicos están en franca campaña partidista interna , cuando ni siquiera deberían de estar haciendo precampaña electoral, esto fue sancionado por el TEPJF en la pasada campaña electoral, lo que significa que los neoautoritarios no tienen el más mínimo respeto por la ley electoral ni por la propia autoridad electoral.



Del lado de la sociedad, hemos transitado de los años 90, en la concepción de una sociedad derrotada frente a los efectos de la globalización, tal como lo concibió el sociólogo Sergio Zermeño; empero, actualmente en los asuntos políticos la sociedad piensa a través de “memes” y ya no por ideas, porque confunde que la participación en la política es darle “like” o “retuit”, seguramente a una fake news, por eso el éxito de páginas virtuales como el “deforma”, todo esto forman parte del capitalismo me gusta, esa parte lúdica se mezcla con una especie del “buen salvaje cibernético”, éste que si no coincides con él, recibes insultos en la red, porque en ese espacio no hay debate público, no es el ágora de nuestro nuevo tiempo mexicano, esto es por dos cosas: a) el nivel educativo de 8 años que prevalece en el país, y b) porque sin saber la sociedad ya se encuentra inmersa en esa psicopolítica cuya definición la proporcionó de manera acabada el filósofo Byung-Chul Han, para quien el poder es inteligente, ya no es disciplinario ni tampoco es el biopoder, sino que se asiste a una programación y control psicológico, aquí vale la pena citarlo para aclarar este parte: “El neoliberalismo convierte al ciudadano en consumidor. La libertad del ciudadano cede ante la pasividad del consumidor. El votante, en cuanto a consumidor, no tiene un interés real por la política, por la configuración activa de la comunidad. No está dispuesto ni capacitado para la acción política común. Solo reacciona de forma pasiva a la política, refunfuñando y quejándose, igual que el consumidor de mercancías y los servicios que le desagradan”.

Debido a lo anterior se podrían explicar los resultados recientes del Brexit, el referéndum en Colombia y hasta el triunfo de Donald Trump, en donde todas las encuestas fallaron, simple y sencillamente porque dejaron de ser la medición por excelencia, ya sea por error en la metodología, en la equivocación del cuestionario que no es sobre los humores sociales o lisa y llanamente porque la sociedad oculta su intención política, quien hoy confía en las encuestas como oráculo político, se llevarán un fiasco con el resultado electoral próximo. No es un asunto de neopopulismos, sino de ascenso del cretinismo político en una sociedad de consumo político que puede digerir cualquier chatarra política.

Finalmente, la elección presidencial en el 2018, es la actualización por disputa por la nación pero ya no es entre nacionalistas e internacionalistas, ni entre políticos contra tecnócratas, sino entre los propios tecnócratas, en cuyo enfrentamiento sobresalen dos alas de ese grupo, por una parte los salinistas con José Antonio Meade, y por la otra parte, es Ernesto Zedillo Ponce de León apoyando a Andrés Manuel López Obrador, de éste último sólo hay que revisar sus discursos de los últimos 18 años, en los cuales no existe ninguna crítica a Ernesto Zedillo (éste no es integrante de la mafia del poder), porque es con quien pacta para que pudiera sacar la reforma electoral de 1996 (no hay que olvidar la alianza que forjó Carlos Salinas con el PAN y la Iglesia Católica)y después lo apoyó para ser candidato a Jefe de Gobierno en el año 2000 al nulificar los requisitos de elegibilidad, pero además hoy se observa que en la nueva arca de Noé, que es morena, allí aparecen los zedillistas Esteban Moctezuma Barragán y Olga Sánchez Cordero (quién fue propuesta de Esteban Moctezuma a Ernesto Zedillo para que fuera Ministra de la SCJN, hoy candidata a ser la Secretaria de Gobernación con AMLO); por supuesto que en PAN está fuera de esta disputa porque no tiene los cuadros técnicos, hay que recordar que el titular de Hacienda con Vicente Fox fue Francisco Gil y con Felipe Calderón fue Agustín Carstens, José Antonio Meade, Ernesto Cordero ni siquiera encuadra en esa concepción, porque es actuario y no estudió el posgrado en las universidades norteamericanas que reclutan a la elite gobernante de México, en todo caso lo que queda del panismo-salinismo apoyaría al PRI (allí está el caso de Diego Fernández de Cevallos, que es el impulsor de Ricardo Anaya), allí está ya la disidencia calderonista. Es así que no es López Obrador, sino quien estará al frente de la SHCP, porque ya está maniatado desde el Banco de México para poder hacer cualquier locura financiera en la globalización excluyente en la que se encuentra México, y sobre todo la pausa diplomática sobre el futuro del Tratado de Libre Comercio.