Pese a tres programas de desarrollo humano —
Progresa,
Oportunidades y
Prospera— y el tránsito de cuatro sexenios, la pobreza en México continúa a niveles por igual elevados y similares a los de 1994, reveló el estudio “México: país de pobres y no de clases medias” elaborado por la Universidad Iberoamericana.
Presentado en el centro cultural “Rubén Pabello” y bajo la autoría de Graciela Teruel, Miguel Reyes, Miguel López y Enrique Minor, el estudio evidencia que los programas sociales han sido una respuesta fallida a la pobreza.
“Entre 1994 y 2014 la cobertura de los programas sociales emblemas de la pobreza, como
Prospera,
Progresa y
Oportunidades, se ha quintuplicado” indica la investigación.
De esta manera, de contar en 1997 con un padrón de 5 millones de personas, en 2014 la cifra es de 25 millones de pobres; y por lo tanto, los programas sirven sólo como paliativos pues más del 50 por ciento de la población en México es pobre.
Se detalló que entre 1992 y 2014 las clases medias mostraron un ligero incremento, aunque entre 1998 y 2006 esto mostró una tendencia a la inversa. Para 2014, el nivel de las clases medias en México ya era de niveles similares al de 2000: de 26.9% y de 29.4%.
Y coincidentemente, las clases medias, vistas como no pobres, no permanecen exenta de sujetarse a situación de vulnerabilidad; y por lo tanto, puede caer en situación de carencia o de pobreza.
En este caso, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) indica que el salario mínimo debería equivaler a 353 pesos al día para evitar caer en la pobreza, aunque el mínimo díario es de 80.04 pesos; esto es, se cotiza por debajo de la línea de bienestar.