Reyes Peralta un mentiroso; el Ferrari que me imputa no es mío: Abella

El candidato del PAN a la alcaldía de esta ciudad José Abella García, le respondió a Reyes Peralta, asegura que el penalista es mentiroso y que el Ferrari del que habla en la denuncia que hoy interpuso ante el Ministerio Público Federal, no es propiedad de él.

Indicó que ningún número ni de placas, ni de motor, en absoluto ninguno de los documentos que exhibió el abogado, coinciden con los datos del auto de lujo que trae, y que sí cabe recordar que en su momento Abella ha presumido como único en la ciudad “viene acusar de ilegalidades y paró (Reyes Peralta) su camioneta en un lugar de discapacitados, pero en fin, me da flojera hablar de ese tipo” acentuó José Abella.

Al ser cuestionado por la prensa sobre el costo de su automóvil, se negó a decir cuánto pagó cuando lo adquirió, argumentando que “por la inseguridad que se vive en este estado, sería lo último que diría, pero del coche del que habla en su denuncia, no es el mío”.

- En dado caso que lo cite el Ministerio Público Federal, ¿acudirá?

- Claro, no soy un delincuente

- ¿Interpondrá una denuncia?

- Pues mira estoy esperando la denuncia que fue a poner a Estados Unidos contra Buganza, que nos hubiera hecho un favor que hubiera procedido, y luego la de que era un defraudador yo, pero que mire aquí estoy.

Entrevistado minutos antes de que iniciara un desayuno que ofreció a los medios de información con motivo del día de la libertad de expresión, el cual se efectuó en Los Portales, reconoció que Pedro Feliciano Alejandro sí es su empleado, su jardinero, pero negó haber prestado su automóvil a Miguel Ángel Yunes Linares tal y como lo aseveró Reyes Peralta. “quien sí tiene casa en Estados Unidos es un político que está ahí en palacio municipal” puntualizó.

De nueva cuenta se le cuestionó si está al corriente en el pago de la tenencia de su Ferrari, a lo que respondió que “ese carro lo compré antes de la campaña, esos son datos personales y por la inseguridad no diré esos datos, de mi empresa, no diré, tampoco de qué tamaño son los brillantes de mi esposa o de mi abuela”. Y concluyó diciendo “ya déjenme comer”.