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Romería en centrales de autobuses foráneos; migrantes regresan a sus pueblos

Llevan cajas de cartón como maletas y bolsas cargadas de despensa para la familia

Sandra Garc?a Zavaleta Xalapa, Ver. 26/12/2008

alcalorpolitico.com

A partir del 24 de diciembre empezó la romería de los migrantes veracruzanos para regresar a sus pueblos y las centrales de autobuses foráneos incrementaron al doble su boletaje. En su mayoría son varones que pretenden pasar unos días, incluso unas horas con sus familias, como don Ángel Mendoza Hernández que viajó casi un día y en su maleta sólo cargó una muda de ropa y los pocos ahorros para su esposa y sus hijos.

En la central de Autobuses Banderilla, las cajas de cartón se convirtieron en maletas y las bolsas de plástico van cargadas de despensa. Aquí no importa el servicio de segunda clase ni la incomodidad por viajar de pie porque el único propósito de sus pasajeros es llegar con la familia y repartir los regalos.

Desde hace varios años, Don Ángel Mendoza sólo pasa un día con su familia porque el resto del año trabaja fuera de casa. Así que una vez más aprovechó las fiestas decembrinas para visitar a sus hijos y su esposa. Él viajó de Guadalajara al Distrito Federal y llegar a Puebla para conseguir un boleto a Xalapa y entonces tomar su autobús a Chiconquiaco.

“Yo viajé más o menos unas 20 horas sin descansar y sólo me voy a quedar con mi familia un día porque mañana me estaré despidiendo para agarrar el autobús de regreso.” Don Ángel prefiere trabajar en Guadalajara que en Veracruz porque sueldos de un operador de maquinaria para la industria de la construcción no se comparan, allá el salario es mejor y se respetan los horarios de trabajo.

Como aquí no importa el glamour, don Anselmo Reyes salió con sus hijos, su esposa y cargó con una televisión una radiograbadora para ofrecerlas como regalo a su madre, pero antes tuvo que negociar con un compañero de trabajo para conseguir un solo día de convivencia con su familia en el municipio de Nautla.

Cada diez minutos un autobús sale con destino a un pueblo diferente y entre sus pasajeros viaja más de un migrante –y no precisamente de los paisanos que vienen de Estados Unidos-. Muchos abandonaron sus pueblos para emplearse en otra ciudad o en otro estado, y ahora todos intentan conseguir un boleto de autobús para reunirse con su familia.