Con la asistencia de la grey católica y la clase política veracruzana, fue abierto el Museo San Rafael Guízar y Valencia que a lo largo de sus salas expone los hechos extraordinarios de la vida del santo mexicano, así como sus objetos personales.
A iniciativa de la Arquidiócesis de Xalapa, fue creado este espacio diseñado, no para albergar un museo, sino para perpetuar la memoria del santo que a través de sus 6 salas estratégicamente diseñadas por especialistas da a conocer y difunde su vida y obra.
Una de la salas expone el féretro en el que se trasladó al santo desde México, se le veló en Catedral y se le dio sepultura en 1938. Se trata del mismo ataúd donde se halló su cuerpo incorrupto 12 años después en mayo de 1950. Otra de las salas está dedicada a la exhumación de San Rafael y una última dedicada a los procesos de beatificación y canonización.
Este palacio episcopal que se ubica en el mero corazón de Xalapa, en la calle de Juárez, es sede del Tribunal Eclesiástico y una sala que lleva el nombre del Obispo Sergio Obeso, cafetería y las oficinas de Comunicación de la Arquidiócesis
Sin embargo el acto de inauguración tan esperado por los verdaderos devotos, resultó un evento social VIP, más que religioso, donde el amor al prójimo que tanto proclaman los católicos, se quedó guardado en sus libros de enseñanza. A los verdaderos devotos los dejaron afuera.
Improvisados guardias de la Arquidiócesis de Xalapa se reservaron el derecho de admisión, dejando fuera no sólo a los representantes de la prensa a quienes impidieron hacer su trabajo y no sólo eso, ante la insistencia de reporteros por acceder al palacio episcopal, se generó la violencia y un reportero gráfico fue inclusive empujado y golpeado por los piadosos vigilantes.