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Sexualidad escandalosa en el Clero; ya no respetan ni el secreto de confesión

El Padre Mojica hace pública la historia de una religiosa frustrada, que ha sido víctima de sacerdotes, seminaristas y monjas

Xalapa, Ver. 02/02/2009

alcalorpolitico.com

El árbol se conoce por sus frutos.

Esto es una prueba más de la tendencia del Sr. Eduardo Porfirio Patiño Leal de rodearse de mediocres aduladores que se arrastren a sus pies porque saben que los tiene agarrados hasta con los dientes y si estos tales (Sacerdotes) se niegan a adularlo o renuncian a su lambisconería los podrá hundir con sus descompuestas historias de anticristiana perversión moral, como la que a continuación se presenta.

Confesiones de una religiosa frustrada

"Dudé un poco en mandarle por escrito mi historia, pues sé que tal vez tendré problemas en mi servicio actual, pero tiene usted mucha razón, no hay que permitir que sigan haciendo cosas, dañando a más gente, como lo hicieron con usted y conmigo, no estoy dispuesta a seguir siendo cómplice con mi silencio.

Como usted sabe hace 5 años y medio, fui novia del ahora Sacerdote Juan Carlos Pacheco Pérez, vicario de la Parroquia de San Juan Bautista, Cuitláhuac Ver. Cuando yo tenía 13 años de edad y él 30, yo acepté este "noviazgo" porque estaba enamorada de él, me pidió que guardara el secreto, pues tenía miedo de que no funcionara lo nuestro y que nada más perdiera el seminario, pero que si funcionaba, se casaría conmigo, durante este tiempo me pidió muchas veces que me acostara con él, a lo que nunca accedí, una noche (el 31 de Julio 2003) estando en una camioneta blanca,(propiedad de un sacerdote), me dijo que ya iba a regresar al seminario, le pedí que no lo hiciera, porque yo lo amaba, me contestó que, quería hacer el amor conmigo, porque me amaba el también a mí, cuando me di cuenta, lo tenía sobre mí, me levantó la falda, diciéndome cosas completamente bajas y asquerosas, yo me asusté mucho porque no quería tener sexo, me fue difícil hacerlo entrar en razón porque estaba completamente acelerado, (bueno usted me entiende), al cabo de las quinientas logré calmarlo, me pidió que lo disculpara, yo le dije que si pensaba regresar al seminario, qué iba a pasar con nosotros porque no podía seguir siendo su novia si el quería ser sacerdote, se molestó diciéndome que si dejaba el seminario, después yo encontraría a alguien más joven y lo dejaría a él.

Después de esa noche, no podía dormir, me sentía muy mal, pero no podía contárselo a nadie, así que decidí con toda la vergüenza del mundo, CONFESARME con mi párroco el Pbro. José Ángel Álvarez López, en un principio se molestó mucho, obvio contra Pacheco, a los pocos días del mi CONFESIÓN, el Padre Ángel me mandó a traer para decirme que el Pbro. Alejandro Vásquez Mendoza quería hablar conmigo, por lo de mi "noviazgo" con Pacheco, yo no sabía que hacer, solo tenía 13 años, y se entiende que se lo había contado en confesión y NO GUARDÓ EL SECRETO DE CONFESIÓN, el P. Alejandro trató de "arreglar" las cosas, y quedamos en que no volvería a buscar al entonces seminarista Pacheco, pasando un año de esto el Obispo Eduardo Patiño Leal, habló conmigo, exigiéndome que dejara en paz al seminarista, cuando en realidad nunca lo había buscado, me dijo que si realmente lo quería, que no le causara más problemas porque de lo contrario lo iba a mandar a pedir limosna a otra diócesis, yo traté de explicarle pero él no me dejó hablar.

Traté de reconstruir mi vida y olvidar lo sucedido, pues pensaba que la iglesia tenía la razón y que yo era la culpable de todo, pues eso me habían hecho creer, nunca hablé de esto con nadie, más que con mi mamá que supo todo gracias a la boca del Pbro. José Ángel Álvarez López, que no es capaz de guardar el secreto de confesión. Antes que todo esto ocurriera, decía que quería ingresar a una congregación religiosa pues era mi ilusión desde niña, y después de pensarlo mucho decidí hacer los pre-vidas, para ver si se podía, ahí lo conocí a usted padre Pablo, llevé un proceso vocacional con la Hermana Elvia Bernardi de la Hermanas de la Vera Cruz hijas de la Iglesia, le conté a la religiosa, el problema que había tenido, y los deseos de ingresar a una congregación, La Madre prometió ayudarme, durante medio año llevé el proceso con ella, después decidí ingresar con la Siervas de Nuestra Señora de la Soledad que están en Córdoba, me dijeron que no había ningún problema con mi pasado, e ingresé, todo marchaba muy bien, yo trataba de ser muy obediente con todo lo que me pedían, mientras nuestro "Querido" Obispo, estaba en Roma por lo de los primeros 5 años de la Diócesis, yo estaba muy contenta, y se acercaba el día de santa Teresita, me dijo mi madre maestra que podía pedir el Postulantado, lo pedí y ME LO CONCEDIERON, entonces el día 1 de Octubre de 2005, recibí el Postulantado. Una mañana que me dirigía a misa, ya con mi uniforme de postulante, me encontré a Don Eduardo, que apenas había regresado de Roma, platicando con la Hna. Juana Ramírez Chávez, el me vio, me saludó, yo lo saludé, y entré a misa.

El domingo siguiente, ya estando yo en la casa Postulantado, llega la Superiora, para hablar conmigo, me dijo que se habían reunido en consejo, y que habían decidido, que me regresara para mi casa, me desconcerté, le pregunté que por qué habían decidido eso, ella me dijo que había cosas que yo no le había dicho, le pregunté cuáles, a lo que respondió que no me daría más explicaciones, y que arreglara mis cosas porque iban a ir por mí para llevarme a mi casa.

Yo me puse de rodillas, y le supliqué que me diera una oportunidad, que yo iba a cambiar lo que me pidiera, me dijo que la decisión estaba tomada.

Me subí corriendo al dormitorio y me quité el uniforme, yo no comprendía por qué estaba pasando eso, si me acababan de dar el Postulantado, y todo estaba marchando correctamente, y ni siquiera había recibido una llamada de atención. En el autobús camino a casa, le pregunté a la madre qué era lo que le diría a mi mamá, a lo que respondió que la verdad, yo le pregunté cuál era esa verdad, me dijo que si ya se me había hecho maña andar con seminaristas, le respondí que, antes de entrar yo ya había hablado de eso, que nunca las había engañado, y que si pensaban eso de mí, ¿por qué me dieron el Postulantado, si después me iban a sacar?, me insinuaron, que no se referían a Pacheco, sino al Seminarista Jorge García de la Rosa, pues me dijeron de manera burlona "hay sí, es que Jorge es tan guapo", me sorprendí, porque Jorge sí había estado cerca de mí, pero era mi amigo, yo iba a ser religiosa, además ni siquiera eran palabras mías, sino de la Hna. Irma Martínez, además él iba a ser ordenado Diácono en Diciembre, si es que tuvimos esa amistad es porque él y yo nos conocimos desde 2002 que estuvo en mi parroquia, y nos encontramos de nuevo en la catedral, cuando yo ya estaba en el convento.

La explicación que le dieron esas madres a mi mamá, fue que yo estaba muy chica, que me faltaba madurar, yo les pregunto ¿Cuándo han visto a una adolecente de 15 años ser madura?

Yo entré a partir de entonces en una depresión muy dura, no quería salir, no quería comer, lo que quería era morirme, porque solo así podría pagar mi pecado, hablé después con el P. Ángel, me dijo que iba a investigar qué había pasado, la Hna. Juana fue a hablar con él, no sé qué le diría, el caso es que el P. Ángel me pidió que lo olvidara y que me reintegrara al equipo de acólitos, como si nada hubiera pasado, también fue para la casa esa religiosa, habló con mi mamá, pero mi mamá casi la corrió, pues no era excusa suficiente para haberme corrido del convento.

Pasaron un par de meses, y un día en Córdoba me topé con el Seminarista Jorge, se sorprendió mucho al verme, platicamos como 5 minutos, y me invitó a su Ordenación Diaconal, que iba a ser el 8 de Diciembre, le prometí ir.

Llegó el día, fui a la ordenación, y para mi sorpresa, me doy cuenta que Pacheco también iba a ser ordenado con Jorge, me dio mucho coraje darme cuenta, que las cosas no eran parejas, que a él si lo estaban ordenando y que a mí, me corrieron sin ninguna explicación del convento, a propósito de Jorge, no sé qué pasó con él, solo sé que ya no está ni como sacerdote, ni como diácono, quien sabe que ocurrió con él.

No me había atrevido, a hacer pública esta historia, ya que no es muy agradable estar recordando mi vida, además de que causaría una gran desilusión a la Iglesia de Cristo, la cual, amo y sirvo con todo mi corazón, si me he atrevido es porque, por más que he intentado cerrar este capítulo de mi vida, la Hna. Juana Ramírez Chávez lo hace público, poniéndome como la peor de las mujeres, anda contando a las chicas de pre-vida, que le preguntan si me conoce, lo que me pasó, yo no estoy de acuerdo con eso, además de que se supone que estos casos son confidenciales dentro de un instituto religioso, por lo cual reclamo a esta religiosa que me pida disculpas, y que ante las chicas del pre-vida que le contó, limpie mi nombre, pues yo desde el momento en que me confesé con el P. Ángel en el 2003, completamente arrepentida de mi pecado, he tratado de ser una buena cristiana, además le pido también al padre Ángel Álvarez, que no se siga burlando de mí, como lo hizo en la Novena Asamblea Eclesial de Noviembre, dónde Públicamente me restregó en la cara mi pasada relación, con el ahora Vicario de Cuitláhuac.

Otra de las causas que me hicieron escribir esto, es porque me doy cuenta que no soy la única persona a la que le han hecho daño, ¡ya basta!".

(Nombre eliminado)

Es de entenderse que esta joven teme por su integridad física y moral, No mencionaré su nombre, pero que quede claro que cualquier daño que sufra será responsabilidad de todas las personas antes mencionadas, quienes se han comportado como una mafia inmoral y corrupta que pretende proteger al Padre Pacheco y lastimar más a esta joven que ha sido tratada con asquerosa y vergonzosa injusticia, como sólo y bastantes veces lo ha hecho el Obispo Patiño.

P. Pablo Hernández Mojica
Febrero 2009