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Est? en el CEM, en estado de coma

Si vive, quedará en estado vegetativo el niño que se cayó dentro de Chedraui

La señora Rosa Borunda le dio albergue a la familia y pagará todos los gastos Nadie de Chedraui Centro se ha parado por el hospital para ofrecer apoyo Se creará un comité de ayuda en Cancún; los papás, matrimonio joven y de escasos recursos

Ylia Ortiz Lizardi Xalapa, Ver. 17/08/2007

alcalorpolitico.com

En una verdadera pesadilla se ha convertido la vida del joven matrimonio formado por Carlos Martín Jiménez Hernández y Beatriz Patraca, originaria de Cancún, después de la desafortunada caída del segundo piso del Super Chedraui, en la tienda del Centro, en la zona de las escaleras eléctricias, de su bebé de dos años, el miércoles pasado por lo cual se encuentra internado en el CEM en estado de coma.

Al pequeño le resultó trauma craneocefálico. Lo grave del caso es que de recuperarse y continuar con vida, el niño quedará en estado vegetativo, según les han manifestado los médicos que lo atienden a petición de la señora Rosa Borunda, quien fue la única que acudió al auxilio de la angustiada madre que no fue apoyada por la casa comercial ni para la llamada de la ambulancia al momento del accidente.

Este jueves, la mamá del pequeño accidentado, Beatriz Patraca, fue apoyada por dos señoras que amablemente, la llevaron a una conferencia de prensa, donde había reporteros; ellos le sugirieron ir al lugar donde la esposa del Gobernador tendría una recepción e incluso fue transportada hasta allá, donde se entrevistó con la directora del DIF Zita Pazzi, quien gestionó el apoyo al menor mediante el pago de los gastos médicos y el albergue para ella y para su esposo que viajó desde Cancún para reunirse con ella y hacer frente a la tragedia.

Esta tarde de viernes, durante una visita de este medio al CEM para conocer de la salud de Cruz Alexis, quien se encuentra internado en el área de Pediatría, su padre el señor Carlos Martín Jiménez Hernández, se encontraba cuidándolo en espera de su esposa, de quien comentó, había salido a buscar a un sacerdote para que se bautizara al niño, dado que los médicos, a 48 horas transcurridas despúes del accidente, no le garantizan que el pequeño pueda sobrevivir, y que en todo caso, de reaccionar, le han advertido que quedaría en estado vegetativo porque la inflamación del cerebro no ha cedido.

El señor Martínez Jiménez viajó desde Cancún con una de sus hijas, la mayor de 13 años; a dos más los dejó con su mamá allá en su colonia, donde sus familiares, amigos, y hasta su patrón, le otorgaron las facilidades para trasladarse y hacer todo lo posible para regresar con toda su familia.

Sereno, pero con los ojos enrojecidos por el llanto, y con un misal en mano, voltea a ver al bebé que se encuentra postrado en la cama y que es atendido por una joven enfermera que pide la salida de la visita porque en ese momento entrarían otros médicos a hacerle una revisión.

Es técnico electricista, trabaja en construcciones de casas y edificios y no se explica cómo en un centro comercial tan importante que tiene gran aforo, no se haya previsto medidas tan elementales de protección con todo y que el accidente del bebé fue un grave descuido. Dice que va a ir darse una vuelta a la tienda para cerciorarse desde dónde cayó el pequeño y hablar con el Gerente y preguntarle por qué no auxiliaron a su esposa, cuando en Cancún hay tiendas de la misma compañía y tiene mayor seguridad, que finalmente fue lo que hizo que su esposa entrara a la tienda, al serle familiar el nombre.

Muestra a la reportera el CD del encefalograma que le hicieron al niño y dice: “Estoy esperando que el neurólogo lo revise para que nos diga qué va a pasar y si nos lo podemos llevar; allá en mi casa, mi gente está rezando para que Cruz Alexis se salve”. En eso, baja la cabeza y se queda callado y luego agrega que no sabe cómo se va a llevar al niño si sale del coma; dice que le pedirá ayuda a las autoridades de Cancún, donde sus familiares ya se están moviendo para pedir ayuda, porque dinero es lo que menos tienen.

No quiere que piensen que es un malagradecido, pero comenta que su esposa y él se sentirían menos solos y abandonados si su gente de allá lo apoyara, aunque sea con sus rezos y con buenos pensamientos. En ese momento le llaman las enfermeras para comentarle de su bebé, da las gracias y se va pero alcanza a decir. “Dele las gracias a los que nos han ayudado, y escriba que los médicos están muy pendientes de mi hijo”.