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Sección: Estado de Veracruz

Taibo II y la mujer del César

Sergio González Levet 06/12/2018

alcalorpolitico.com

Relata Plutarco en sus Vidas paralelas que un noble romano llamado Publio Clodio -lo más parecido a un nini actual, porque no trabajaba y se dedicaba al vicio y los excesos- se enamoró perdidamente de Pompeya, la esposa del emperador Cayo Julio César, aunque nunca tuvo una respuesta positiva de ella. En su locura, el locuaz un día se disfrazó de mujer y logró entrar a una fiesta en la casa de su musa.

Para no entrar en detalles que se llevarían el breve espacio de estas líneas semanales, cuento rápido que la guardia pretoriana que cuidaba al gobernante romano, algo así como el también extinto Estado Mayor Presidencial, descubrió la farsa del atrevido, lo atrapó y lo confinó en la cárcel.

Bueno, lo de los pretorianos es toda una licencia poética porque en esas fechas Julio César apenas era pretor y acababa de ser nombrado Pontífice Máximo, es decir, estaba todavía a un escalón de ser emperador.



Pues dieron con Publio Clodio, lo atraparon y lo llevaron a juicio, porque con su intromisión había cometido un sacrilegio. Resulta que en la casa del pretor se celebraba una fiesta especial en honor de la Buena Diosa, que era un ritual en el que estaba prohibida la participación de cualquier hombre. Hablamos de Roma y sus excesos de corrupción, así que el noble, que era rico, consiguió ser absuelto.

Pero la que sí tuvo que cargar con un castigo fue la pobre de Pompeya, que debió afrontar el divorcio de su poderoso marido.

Las amigas de la desdichada se acercaron al Máximo Pontífice y solicitaron el perdón, toda vez que ella no había cometido ningún pecado y las habladurías en su contra no tenían consonancia con la realidad. Y ahí fue donde él sacó la famosa frase de que la mujer del César no solamente debía ser honesta, sino también parecerlo.



La bonita historia viene a colación por el asunto de Paco Ignacio Taibo II, un intelectual de fuste, un gran escritor y un investigador formidable, que cometió el grave error de decir públicamente una frase vulgar, en referencia a que el Senado estaba por aprobar un cambio en la ley para que él pudiera ser titular del Fondo de Cultura Económica (FCE), que la normatividad vigente pide sea un nacido en nuestro país, cuando Paco vio la primera luz en España, aunque sea tan mexicano como el mole.

“Se las metimos doblada”, dijo cuando pensó que ya estaba aprobado el cambio. La frase se hizo viral y llegó a los oídos de las senadoras, quienes se apresuraron a subir a tribuna y echaron para atrás el acuerdo, incluidas las representantes de Morena.

Paco Ignacio Taibo II insiste en ser director del FCE, e insiste en hablar con vulgaridades y en vestir como un chicharronero, pues llegó a tratar de tomar posesión vestido con una camiseta mal planchada y una chamarrota del diario.



No cabe duda que es un gran intelectual mexicano, pero además de serlo, tiene que parecerlo… como la mujer del César.