Taller de “Uniformes Magüy” emplea a personas con discapacidad

Con el objetivo de incluir a las personas con discapacidades, se abrió el taller de ropa “Uniformes Magüy”, fundado por Aida Domínguez Morales. Desde hace 7 años inició el proyecto como una forma de ayudar a la gente sobre todo con discapacidades, un sector al que nadie había puesto atención para trabajar con ellos.

“El objetivo del proyecto es la gente. En el próximo proyecto está el poder albergar gente que venga de otros municipios, darles alojamiento porque ese es el objetivo principal, independientemente de dónde sea”.

Indicó que tienen personas sordomudas, débiles visuales, autistas, incluso con algún tipo de amputación en sus extremidades. Son 18 personas contando las de la fábrica como las de la bordadora donde venden los uniformes, ubicada en Xalapeños Ilustres frente al Asilo Sayago.

Señaló que ha recibido apoyo de la Secretaría del Trabajo, DIF Estatal y del Gobierno del Estado con algunas becas de capacitación; no obstante, quienes ahí laboran reciben un sueldo que va de los 80 pesos hasta los 300 pesos, de acuerdo a su desempeño.

Sin embargo, indicó que están buscando otro sitio para ubicarse, pidiendo al Gobierno del Estado un comodato para algún inmueble. Esto debido a que en el municipio de Banderilla el apoyo ha ido en retroceso.

“Los municipios han estado politizando esto, no queremos hacerlo así, el apoyo es conjunto. El municipio se beneficia mucho, en los informes hay gran alaraca, pero ahí está, no nos han puesto los baños”.

Contó que les pidieron para apoyarlos, que toda la gente fuera de Banderilla; sin embargo, la gente que acudió sólo cobró su beca y se fue. De ahí que ahora exista poco apoyo ya que incluso les habían dicho que les pedirían sus uniformes y esto no ocurrió.

“Esto es algo que tiene que generar ingresos porque tiene que ser autosustentable, no tenemos recursos de otros lados. La idea final es tener una maquiladora con gente capacitada, que tenga los perfiles. Que sea autosustentable, lo cual nos va a ayudar para tener espacios donde pueda quedarse la gente”.

Aseguró que no se valen de la labor que realizan para enarbolar la bandera de que contratan personas con discapacidades y obtener beneficios, ya que ellos trabajan para costear sus gastos.

Pese a que la mano de obra tiene un costo más elevado que otras empresas del mismo giro, su utilidad es más baja. Sin embargo, poco a poco han salido adelante, ya que no sólo trabajan con las personas sino también con las familias con quienes la comunicación es constante.

“Ocupamos la dinámica de inclusión familiar, de mucho acercamiento que hace muy fácil las cosas”.

La maestra Matilde Hernández García, quien da cursos de capacitación, acude a este Centro Integral de Capacitación para el Trabajo de forma voluntaria sin percibir salario alguno.

Durante su experiencia ha descubierto que para estos jóvenes el tener una labor que realizar les brinda mucha seguridad, así reconocen que son capaces de salir adelante. El hecho de percibir una remuneración económica y ver que su existencia tiene un valor, les sirve para su crecimiento personal. No hay límite de áreas, sino que se les permite desarrollarse en rubros distintos.

Finalmente, Aida Domínguez, quien inició el proyecto de inclusión, exhortó a otros empresarios para incluir en sus filas personas con alguna discapacidad, ya que son personas valiosas que deben ser tratadas con respeto y tener el derecho a ganar dinero por la actividad que realizan.