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Sección: V?a Correo Electr?nico

Una clase inolvidable. Se fue otro grande de la medicina

Fernando F. Cancela 20/10/2012

alcalorpolitico.com

Ese lunes de 1987, era normal como cualquiera, sin embargo, en la facultad de medicina, la clase de Anatomía Humana era diferente cada día. Las manecillas del reloj marcaban las 6:50 horas en punto y a pesar de que todavía no entraba por decreto el horario de verano, el día apenas se manifestaba con cierta claridad; de hecho, los primeros rayos solares matinales se observaban en el horizonte. Anteriormente habíamos disfrutado un sabroso platillo en la caseta de antojitos “Doña Filo”, que era la más cercana a la entrada lateral del estacionamiento de la Comercial Mexicana, localizada en la calle Médicos. La grata compañía de la inseparable Iris Fontecilla, era la cereza del pastel.
Desde ese lugar observamos perfectamente cuando el apreciado maestro y Doctor Pedro Carreto Velázquez como siempre muy puntual, hacía acto de presencia. Elegante y ético como siempre, con su impecable traje negro, llevaba puesto bajo el saco, un suéter de rombos negros y grises que le daban un estilo muy ingles y su loción, se podía olfatear claramente en la distancia.
El Doctor Carreto estacionó su vehículo y sin percibir nuestra presencia atravesó a paso acelerado la entrada principal de la Unidad de Ciencias de la Salud para dirigirse con su portafolio caminando por todo el pasillo hacia alguna de las aulas de la facultad. No teníamos un salón de clases fijo, por lo que algunas veces nos tocaba en la planta baja y otras veces en las aulas de arriba. De aproximadamente un metro con 75 centímetros, delgado, pelo ondulado y castaño oscuro, saludaba con su sonrisa blanca de oreja a oreja y su labio inferior ondulado, a todos los profesores médicos, odontólogos, químicos, nutriólogos y enfermeras que se encontraban a la vista.


Nosotros caminando atrás de él, no podíamos alcanzarlo, sin embargo, cuando eso ocurrió, nos saludó como siempre muy efusivo y como de costumbre nos dio los buenos días. El Doctor Carreto fue un hombre que siempre se distinguió por ser muy amigable, respetuoso, humano y de muy buen humor.
Mis compañeros del grupo 102 del primer semestre, Kathya Tornero, Armín Arronte, Manuel Carreto, José Rendón, Rafael Toríz, Cecilio, Alejandro, Pedro, Susi, Rocio, y todos los demás, con su uniforme blanco impecable, estábamos listos y atentos al pasar lista, y en espera de las primeras preguntas del día, que eran clásicas del Doctor Carreto.
-¿Estudiaron? ¿A ver, quien quiere dar la clase?-.


Nos encontrábamos en el estudio del esqueleto humano y el cráneo nos tenía ocupados hacía por los menos una semana. Era necesario tener un cráneo en la mano para ir observándolo y de esa manera describir con facilidad toda su extensión. Para que se de una idea de lo extenso de su definición, en la calavera humana se distinguen dos partes, una región craneal, que protege el cerebro y proporciona una base sólida para dar cabida a los músculos de la cara; y otra que es la región facial, donde se localizan los ojos, la nariz, los oídos y la boca.
El cráneo está constituido por 8 huesos, dos temporales, dos parietales, el frontal, el occipital, el etmoides que forma parte del tabique nasal y el esfenoides que configura la mayor parte de la base del cráneo, y que es propiamente dicho, el hueso más difícil del cuerpo humano para su estudio.
El Doctor Carrero nos enseñaba un hueso por día, o más bien, eso es lo que nos daba tiempo de exponer, en virtud de que en cada hueso se insertan músculos y al tener los huesos un agujero que los nutre, hay que aprender también que vasos sanguíneos y linfáticos son los que lo irrigan; es decir, se tenía que describir las arterias, venas y nervios que pasan por ahí; eso sin tomar en cuenta que por ejemplo el cerebro y la boca, son otro rollo aparte, de ahí que el campo de estudio de la Anatomía Humana, sea tan extenso.


Pero regresando al tema, ese día correspondía al estudio del esfenoides un hueso impar que es parecido a un avión por las alas que presenta. Se encuentra situado exactamente en la parte media de la base del cráneo y forma parte de la estructura interna de la cara, y de las fosas nasales. Es importante pues en él se encuentra la “silla turca” donde se aloja la glándula hipófisis o glándula pituitaria, que es digámoslo así, la directora de una orquesta al regir en cierta manera, a todas las demás glándulas del cuerpo humano.
Aunque varios compañeros levantamos la mano para exponer el esfenoides, ese día correspondió a José Rendón, un excelente estudiante que era un poco mayor que los demás, pero muy dedicado; en diferentes ocasiones coincidimos estudiando en su casa de La Pitaya por el camino antiguo a Coatepec. Rendón al frente del grupo, describió paso a paso el Esfenoides, y mientras lo presentaba con su mano izquierda levantada, con su mano derecha señalaba sus partes.
Tengo que reconocerlo, el día anterior me había tocado exponer el Etmoides, y aunque la sonrisa de satisfacción de mi maestro Pedro Carreto me demostró que no lo hacía tan mal, de plano, ese día Pedro Rendón nos dejó con la boca abierta. Que ironía mire que describir algo tan pequeño, durante dos grandes horas; así es la Anatomía Humana que nos enseñó nuestro maestro Pedro Carreto Velázquez, como siempre, basado en la obra conocida como “Tratado de Anatomía Humana” cuyo autor es el Doctor Fernando Quiroz Gutiérrez.


SE FUE OTRO GRANDE DE LA MEDICINA
El apreciado Doctor Pedro Carreto Velázquez, quien me impartió las cátedras de Anatomía Humana I y II y Propedéutica Médica I y II, en la Facultad de Medicina de la UV, partió de esta vida terrenal el 10 de agosto del presente año, para tener un encuentro cercano con Dios, sin embargo, comentarle que durante su carrera dentro de la ciencia médica se hizo acreedor de muchos y bien merecidos reconocimientos y puestos públicos.
Sus estudios de medicina los realizó en la ciudad de México en la generación 1947-1952 al ingresar a la Universidad Autónoma de México. Pedro Carreto, fue discípulo de maestros fenomenales como lo fue el Doctor Fernando Quiroz Gutiérrez, alias "El Burro Quiroz", apodado con ese sobrenombre al reprobar en dos ocasiones la materia de Anatomía Humana, sin embargo, fue tanta su dedicación por la misma, que posteriormente realizó su obra maestra “Tratado de Anatomía Humana” en tres tomos muy completos sobre el cuerpo humano.


Pedro Carreto, también fue alumno del doctor Fernando Ortiz Monasterio, un reconocido cirujano plástico, y así como ellos, muchos médicos eminentes más, fueron sus maestros. En diciembre de este año, su generación estará celebrando los 65 años de haber egresado de la facultad y el doctor Carreto se encontraba muy entusiasmado por ir a ese gran evento que se llevará a cabo en un famoso restaurante del Distrito Federal, acontecimiento al que Carreto asistía año con año, sin embargo, en esta ocasión, no hubo tiempo de llegar hasta diciembre, pues Dios tuvo un mejor plan para él, que seguramente será, que sus apreciados compañeros de generación le brinden un minuto de silencio y un acalorado reconocimiento de despedida a través de sus aplausos.
Carreto Velázquez además de ser un magnifico maestro, colaboró en el IMSS durante 25 años siendo distinguido y reconocido por la Jefatura de Servicios Médicos por su dedicación y cumplimiento enviándolo a México D.F. donde le fue entregada una placa por su perseverancia y merito en su labor como profesionista por el bien de la salud humana; acto que fue organizado por la Comisión Mixta Coordinadora de Actividades de Salud Publica Asistencia y Seguridad Social en la Unidad de Congresos Médicos Regionales; lugar donde el director general del IMSS Ignacio Morones Prieto, le entrego la placa alusiva y fue invitado de honor a las instalaciones olímpicas en 1968.
El Doctor Carreto, se inició en el IMSS como medico familiar, para posteriormente desempeñarse como Jefe del Departamento de Médicos Familiares, Jefe de Consulta Externa y Subdirector Nocturno. Carreto propuso el proyecto de crear un Hospital Universitario dentro del Hospital de Ginecobstetricia de la UV. Teniendo una inmediata respuesta oficial en un acto concertado por la UV. y el Gobierno del Estado de Veracruz.


En resumen, Pedro Carreto se desempeño 50 años como medico general y 39 años como académico de la UV., lugar donde fue considerado decano en la materia de Anatomía Humana. Dentro de la Universidad Veracruzana fue Director de la Facultad de Medicina, Director de la Unidad de Ciencias de la Salud, Maestro Fundador; reconocido también como maestro decano por la Asociación Mexicana de Facultades y Escuelas de Medicina (ANFEM). En 1991 recibió la medalla al merito académico otorgada por la UV. Y… en su año sabático, escribió una obra literaria que él decidió llamarla “Cómo me forme como médico” con el objetivo de motivar a los alumnos de la Faculta de Medicina.
El Doctor Pedro Carreto Velázquez y un servidor sostuvimos una muy grata amistad, de mucho respeto y admiración; la última vez que lo vi no tiene mucho, fue cuando salía de su casa en Betancourt, sin embargo, tenía un poco de prisa por llegar a mis labores y no me di el tiempo de cruzar la calle para saludarlo y le confieso algo apreciado lector, no sabe usted como me arrepiento de no haberlo hecho. Hace como tres años lo saludé cuando salía de Telmex y como siempre me saludó con mucho afecto; en unos 15 minutos nos pusimos a la orden del día, nos actualizamos nuestros números telefónicos, platicamos de todo un poco y recordamos viejos tiempos.
El Doctor Pedro Carreto Velázquez, fue un maestro de esos que nunca olvidaré. Que Dios lo tenga en su santa gloria y mi más sentido pésame a su esposa, a sus hijos los reconocidos doctores Pilar y Pedro Carreto Pinta, quienes son Medico Cirujano y Patólogo Clínico y Neurócirujano, respectivamente.


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