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Sección: Estado de Veracruz

Libertas

Utopía educativa

José Manuel Velasco Toro 23/08/2018

alcalorpolitico.com

La educación no es un tema que deba tomarse a la ligera como tampoco es un asunto que tenga que ser reducido a mera disputa ideológica, de creencia personal o interés de poder grupal. La educación va más allá de una condicionante social en el tejido laboral o una simple práctica pedagógica para mantener el estatus quo. La educación es profundamente esencial para el desarrollo emocional, cognitivo y espiritual del ser humano, condición necesaria para el progreso social sustentable. Es clave para desplegar las habilidades de aprendizaje de las personas, para movilizar la imaginación, para construir sociedades democráticas e incluyentes, para incidir en la dinámica económica y la productividad, es, en suma, fundamental para situar a la sociedad de toda nación en el ritmo del desarrollo con equidad.

La educación debe ser relación idónea para el aprendizaje creativo, contexto posible para la acción cognitiva y bucle en movimiento para el pensamiento plural que es fuente nutricia del espíritu de la cultura, de la ciencia, del arte, del sentido ético y biosocial de la vida. La educación, por tanto, tiene que ser labranza sustantiva para que las personas en sociedad cultiven el ingenio, la imaginación innovadora, la percepción para el descubrimiento, el asombro ante el comprender lo nuevo. De ahí que la educación sea práctica relacional de una utopía que permite aprender para vivir en el mañana, para hacer y ser en la consecución de nuestro futuro. Y en la medida en que la educación cumpla con esa función, en esa medida tendrán las generaciones venideras la posibilidad de un futuro biosocial con equidad, igualdad y libertad, triada de la paz.

Quienes hoy somos educadores tenemos la enorme responsabilidad ética de cuidar que la educación sea el parteaguas que supere la pobreza intelectual e impulse hacia la justicia social, que trascienda el retraso cognitivo y sitúe en el camino para crear una sociedad del aprendizaje. Por ello el sistema educativo tiene que establecer estándares elevados de conocimiento, cultivo de habilidades y destrezas para la vida, implicación ciudadana y creatividad. El docente tiene que ser cada día mejor porque comparte la responsabilidad de construir vidas para el mañana, trabajo de gran reconocimiento, honor y existencia profesional plena. En este orden de ideas, nos dice Paulo Freire, “no hay mañana sin proyecto, sin sueños, sin utopía, sin esperanza, sin el trabajo de creación y desarrollo de posibilidades que viabilicen su concreción”, cuando no existe un acto educativo que se reinvente “en cada momento de la historia”.



Una educación para el mañana debe reunir cinco elementos relacionales inequívocos: 1) Docentes creativos inmersos en permanente proceso de conocer y del actuar pedagógico transformador. 2) Cultivo de la autonomía de la persona para aprender a lo largo de la vida. 3) Escalamiento relacional de cada nivel educativo en correspondencia con las ventanas cognitivas que se abren durante cada periodo del desarrollo humano. 4) Ambientes de aprendizaje amigables que incentiven la curiosidad para indagar y generar conocimiento vinculante y vinculado con el hoy y el después. 5) Suficiente y adecuado equipamiento pedagógico para mediar el aprendizaje. Elementos que, en el crecimiento personal del ser, tienen que conjugarse con el constante redescubrir la belleza del aprender.

En el nivel de la educación básica (de preescolar a secundaria) el actuar pedagógico debe poseer el suficiente empuje para crear ambientes motivadores que permitan aprender en el hacer, desarrollar la habilidad comunicativa oral y escrita, propiciar la participación para el trabajo colaborativo, el sentido ético y estético, labrar la curiosidad esencial para la creatividad, cultivar relaciones intersubjetivas desarrollando la habilidad emocional, construir los cimientos de autoestima para el aprender con autonomía y aprender a percibir relaciones y comprender para conocer. Por cuanto hace a la educación media superior, el aprender en el aprender debe continuar cultivando la percepción de la percepción para impulsar las habilidades intelectuales y operativas, los procesos de autoorganización, la colaboración participativa, la imaginación innovadora, estética y el hacer ético. La educación superior debe fortalecer las habilidades intelectuales, operativas y perceptivas, impulsar una visión holística, prospectiva, transversal, colaborativa y la capacidad de aprendizaje específica y general para lograr mejor manejo de la incertidumbre.

El futuro se ve signado por el cambio constante en el conocimiento y el uso de recursos tecnológicos que impactan en el conjunto social, en la productividad económica, en la réplica de conductas y actitudes grupales compartidas, en la emergencia de situaciones que imponen nuevas miradas, Educar hoy para el mañana requiere de capacidad innovadora para superar los rezagos del pasado y crear un horizonte biosocial sustentable. Saber cómo se aprende es esencial para reconocer el proceso mismo que conlleva a ser conscientes de la propia manera de aprender e identificar el conocimiento adquirido para saber aplicar lo conocido en la continuidad del aprender. En pocas palabras, volviendo a Paulo Freire, el sueño de la utopía educativa es “necesidad fundamental del ser humano” para transformar nuestras sociedades en sociedades justas, libres, sustentables, incluyentes e igualitarias. Trabajar en ese sentido es trabajar con un proyecto para el mañana en el que la esperanza sea un “imperativo existencial”.