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Sección: Estado de Veracruz

Vacuna de COVID-19 llegaría al grueso de población después de julio de 2021

Especialistas de la UNAM analizaron vacunas punteras contra Coronavirus

Daisy Aller Xalapa, Ver. 07/12/2020

alcalorpolitico.com


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El responsable de la Clínica de Atención Preventiva del Viajero de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Jorge Baruch Díaz Ramírez, explicó que, después que se aplique a los grupos de riesgo, se estaría esperando que la vacuna contra el COVID-19 llegue a una población más amplia en nuestro país para la segunda mitad del 2021.

En ese sentido, recordó que México ya ha anunciado la firma de un contrato de compraventa de las primeras 34.4 millones de dosis de la vacuna de BioNTech/Pfizer, de las cuales se recibirán 250 mil antes de finalizar el año, las cuales se aplicarán a médicos y enfermeros.

El problema es que hay cerca de medio millón de personas que laboran en estas profesiones, y como para completar el esquema de vacunación se requieren dos dosis, solamente recibirían la vacuna un 25% de estos trabajadores de la salud, sin contar personal de limpieza, logística y administrativos, señaló.



El siguiente grupo prioritario a la hora de aplicar vacunas deberían ser los mayores de 65 años, quienes presentan una mayor gravedad y mortalidad de la enfermedad, puntualizó.

Durante la plática Los avances de las vacunas contra COVID-19, el especialista calculó que el total de vacunas que México convino adquirir con Pfizer solamente cubrirían el 13% de la población de nuestro país, por lo que es necesario que se adquieran, produzcan y distribuyan las dosis necesarias para poder vacunar al resto de las personas.

A nivel mundial, tenemos que se precisarían 115 millones de dosis para cubrir a todos los trabajadores de la salud, 1,615 millones para los mayores de 65 años, 4,265 millones para los adultos con comorbilidades y 18 mil millones para el resto del mundo, por lo que será necesario un tiempo para producir estas cifras. En este contexto, y a nivel mundial se esperaría que los esquemas de vacunación masiva finalicen entre mediados y finales de 2024, refirió.



Por su parte, la jefa de la Subdivisión de Investigación Clínica de la Facultad de Medicina de la UNAM, Rosa María Wong Chew, aclaró que el funcionamiento de una vacuna consiste normalmente en la aplicación de una inyección para presentar el virus al sistema inmune, para que se produzcan linfocitos T, que destruyen las células infectadas, o linfocitos B, que crean anticuerpos que bloquean el virus para que no se replique e infecte a otras células.
Aclaró que, en el caso específico del SARS-CoV-2, se están desarrollando vacunas a partir del mismo virus, el cual puede estar inactivado por ciertos métodos químicos para que no pueda replicarse, pero sí producir una respuesta inmune, o con el virus atenuado, por lo que no produce la enfermedad, pero si se puede replicar, por lo que también produce una respuesta inmunológica. En total hay 11 estudios en fase preclínica, 3 en fase II y 3 en fase III que utilizan este tipo de procesos. Los dos proyectos de Sinopharm y el de Sinovac son los más avanzados.

Además, existen la las vacunas de vectores virales, que usan otros virus con partes del SARS-CoV-2 para lograr la inmunidad. Estos pueden ser no replicativos, por ejemplo adenovirus de chimpancé, o que sí se replican como el virus de sarampión con los genes de la espícula del SARS-CoV-2. Existen 39 estudios en fase preclínica, 3 en fase I, 1 en fase II y 4 en fase III. Entre estas, destacan las punteras de CanSino Biologics, la del Gamaleya Research Institute de Rusia y la vacuna de Oxford/Astra Zeneca, explicó.



La especialista indicó que las vacunas de material genético toman un pedacito pequeño del virus, ya sea su ADN (ácido desoxirribonucleico) o su ARN (ácido ribonucleico), para que entre a las células y produzcan proteínas virales, las cuales son detectadas por las células dendríticas y crean una repuesta inmune específica contra esta proteína. Actualmente hay 37 vacunas de este tipo en fase preclínica, 2 en fase I, 7 en fase II y 2 en fase III. Las punteras son la vacuna de Moderna y la de BioNTech/Pfizer.

A su vez, se están desarrollando vacunas de proteínas virales, que utilizan solamente la parte externa del virus, ya sea a través de subunidades o con partículas similares al virus, las cuales son localizadas por las células dendríticas y producen la respuesta inmune. Tenemos 82 vacunas en estudios preclínicos, 8 en fase I, 5 en fase II y 1 en fase III; la puntera es la vacuna de Novavax.

Rosa María Wong aclaró que la vacuna de Oxford/Astra Zeneca y la vacuna de Rusia Sputnik V, ambas

de vectores virales, son las únicas que hasta el momento han reportado análisis interinos de la fase III.

Expuso que la primera fue originalmente desarrollada por la Universidad de Oxford y después se dio una asociación con Astra Zeneca. Se vio que esta vacuna produce una buena respuesta en personas mayores de 60 años, las cuales constituyen población de riesgo y en un análisis interino se vio que con media dosis y una dosis completa hay un 90% de efectividad. Además, no hubo hospitalizaciones ni casos severos entre los que recibieron la vacuna y una de sus ventajas es que se puede mantener entre 4 y 8 grados centígrados.

Cabe señalar que se anunció la producción de 400 a mil millones de dosis de para este año y que en México y Argentina se produciría y distribuiría esta vacuna para América Latina, precisó.



Por su parte, relató que la Vacuna Sputnik V producida por Gamaleya Research Institute de Rusia consiste también en vectores virales de adenovirus, con una parte de ARN que va a llevar la información genética. No hubo presencia de efectos adversos severos y se observó respuesta inmune con una sola dosis y con dos dosis hubo una efectividad del 92%: Mientras que en un segundo análisis se vio que su efectividad es del 95% 42 días después de la primera dosis.

A su vez, Jorge Baruch Díaz habló de las vacunas de Pfizer y Moderna, que están a la cabeza entre las vacunas de ARN. Aclaró que en estas vacunas la decodificación del ARN ocurre en el citosol, por lo que se elimina el riesgo de integrarse al genoma celular, y su producción es rápidamente escalable. Entre sus desventajas se encuentran el registro de algunas reacciones adversas, y que este tipo de vacunas pueden ser inestables, por eso su temperatura se tiene que disminuir a temperaturas muy bajas, lo que hace más difícil su distribución.

“La vacuna de Pfizer tiene una eficacia estimada del 95% en participantes sin evidencia de infección previa y se vio una eficacia mayor al 94% en mayores de 64 años. Entre los efectos adversos relevantes se registra un dolor de cabeza en el 2% de los casos y fatiga en el 3.8% durante las primeras 24 a 48 horas. Puede conservarse a -70ª Centígrados por hasta 6 meses y cuando se eleva su temperatura para su aplicación, se conserva entre 2 y 8 grados centígrados por hasta 5 días. Es necesario aplicar 2 dosis con 21 días de separación”.



Por su parte, la vacuna de Moderna tiene una eficacia estimada del 94.1% para prevenir COVID-19 y un 100% para prevenir la enfermedad grave. Se puede conservar a los -20 grados Celsius por hasta 6 meses y es estable a temperaturas de 2 y 8 grados Celsius por 30 días. Se aplican 2 dosis con 28 días de separación. El problema es que un tercio de su producción inicial está comprometida con los Estados Unidos, concluyó.


Trabajo realizado con el apoyo de: Journalism Emergency Relief Fund https://newsinitiative.withgoogle.com/journalism-emergency-relief-fund