Ir a Menú

Ir a Contenido

Sección: Estado de Veracruz

Tras atrincherarlos

Vecinos de Puente Moreno intentan linchar a detenidos por riña y muerte de un joven

3 de los capturados tenían heridas en la cabeza, piernas y manos; uno, menor de edad, salió en camilla

Rodrigo Barranco Déctor Medellín de Bravo, Ver. 23/09/2018

alcalorpolitico.com


Click para ver fotos
Tras casi 12 horas atrincheradas, las personas acusadas de asesinar a un joven en el fraccionamiento Lagos de Puente Moreno, fueron sacadas por policías navales, que tuvieron que protegerlos para evitar que fueran linchados por la enardecida turba.

Tres de los detenidos presentaban heridas en la cabeza, piernas y manos; uno, menor de edad, salió en camilla, pero esto no impidió que les llovieran piedras, palos, machetes y botellas. Todo empezó la medianoche, en la avenida Belice Sur del Circuito Belice, fraccionamiento Lagos de Puente Moreno, en Medellín de Bravo.

Luciano Aguilar, uno de los testigos, relató que llegó con su familia a su vivienda, el departamento 1 de la zona de condominios, cuando fueron agredidos por varios sujetos que estaban ingiriendo alcohol en la planta superior.

Como pudieron, dijo, se resguardaron en la vivienda pero minutos más tarde él y su padre volvieron a salir porque en un automóvil llegaron su hermano, su primo y un vecino que, apenas aparcaron, fueron apedreados por los rijosos. En segundos, se armó una batalla campal entre la familia Aguilar Zamudio y esos sujetos; lo que dejó como saldo una persona muerta en la cancha de basquetbol frente al condominio.

También resultó con heridas graves el padre de Luciano, quien recibió varias puñaladas al encontrarse en la entrada de la casa; también su hijo, quien está a punto de perder un brazo por los machetazos recibidos y un primo de los jóvenes recibió una puñalada en el cuello.

Tras percatarse de la trifulca los vecinos llamaron a la Policía y al llegar las primeras patrullas, los agresores subieron a los departamentos 3 y 4, donde se encerraron para evitar ser detenidos. Mientras tanto, las ambulancias de la Cruz Roja se llevaron a los tres heridos al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el cadáver del finado fue trasladado al Servicio Médico Forense (SEMEFO).

Las demás familias que escucharon en la madrugada el alboroto y el sonido de las sirenas, despertaron y salieron a ver qué pasaba, trazaron una cruz con cal y prendieron una veladora en el sitio donde quedó muerto el muchacho. De inmediato, enfurecidos quisieron linchar a los responsables, pero éstos no salían y la Policía Naval y elementos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) implementaron un cerco para impedirlo.

Durante varias horas, los iracundos vecinos esperaron afuera a que detuvieran a los supuestos asesinos; sin embargo, los uniformados no podían pasar hasta que no llegara la orden de cateo firmada por un Juez. Aseguran que los atrincherados no vivían ahí y que estaban conviviendo con el dueño del departamento 3 cuando se registró la riña con los Aguilar Zamudio, que son bastante conocidos y queridos en el barrio.

Cerca del mediodía de este domingo, a 12 horas del asesinato, por fin llegó la orden y los del departamento 3 accedieron a abrir, ya que había un chico de 17 años que presentaba heridas graves en la entrepierna y la cabeza.

El muchacho fue el primero en salir en camilla, pero los presentes empezaron a gritarle “¡asesino!”; además, arremetieron en contra de los reporteros y fotógrafos que registraban los hechos, al considerar que eran una burla las grabaciones que hacían.

La segunda persona en salir esposada era un sujeto con una venda en la cabeza, empapada en sangre; los oficiales lo subieron en una patrulla y en ese momento que la gente se alteró y comenzó a arrojar piedras, palos y botellas al detenido que, como pudo, se metió debajo de los asientos de acero de la batea de la patrulla.

Una vez que sacaron a los primeros, otra patrulla llegó y ahí fueron subidas otras dos personas, que también estuvieron a punto de ser linchadas cuando la turba alcanzó a la camioneta y destrozaron los vidrios del lado derecho; los oficiales huyeron.

Finalmente, los ánimos se apaciguaron cuando llegó un mando de la Policía Naval que habló con los encolerizados vecinos, les pidió calma diciéndoles que ya tenían la orden para ingresar al departamento 4. Así, con unas pinzas de acero y un marro, marinos irrumpieron en la segunda vivienda y sacaron a otras cinco personas, entre ellas una mujer que iba llorando, abrazada a su pareja.

Se le permitió salier al resto de los atrincherados, incluida una mujer de la tercera edad; al parecer, madre de uno de los que participaron en la riña. En total, los navales remitieron al Ministerio Público a 12 personas, 8 hombres y cuatro féminas, que serán investigadas por el homicidio.

Cuando todo parecía en calma y los policías empezaron a replegarse, un grupo de jóvenes tomó el control de la situación, todos eran comandados por una mujer que vociferaba que faltaban otros dos sujetos que ella había visto en la noche y que nunca salieron. De inmediato, decenas de muchachos, que no rebasaban los 20 años y portando gorras que les tapaban el rostro, empezaron a trepar a las azoteas y a meterse en casas donde sospechaban que estaban ocultos los supuestos prófugos.

Así, en anarquía total, ya sin policías alrededor, los vecinos salieron con bates, machetes, palos, piedras, cuchillos y navajas a buscar a los faltantes; abrieron varias puertas a patadas, rompieron cristales de ventanas y escalaron por las protecciones de los patios.

Al final, no encontraron nada, pero en su arranque ocasionaron diversos daños a varios departamentos de personas que nada tenían que ver en la riña.