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Sección: Estado de Veracruz

Virus es real, no lo tomen a la ligera, dice veracruzano en NY, centro mundial de la pandemia

- El sacerdote católico Leonel Virgen Zacarías, de 44 años, padeció COVID-19

- “Lo más doloroso fue enfrentarla solo. Nadie puede estar contigo”, dice

- A quienes no creen en el coronavirus, advierte que “esto es real, no un asunto político”

Miguel Valera Xalapa, Ver. 01/05/2020

alcalorpolitico.com


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Contagiado de COVID-19 en Nueva York, un estado que se ha convertido en el centro mundial de la pandemia, con 309 mil 696 casos y 23 mil 616 fallecidos hasta el último día de abril, el sacerdote católico veracruzano Leonel Virgen Zacarías, de 44 años de edad, habla de esta enfermedad que le generó un profundo miedo y que sufrió en la soledad.

“Lo más dramático o doloroso sobre esta enfermedad fue le experiencia de vivirla y enfrentarla solo. Es decir, nadie puede estar contigo para ponerte una toalla húmeda sobre la frente. Vives tu proceso de asilamiento en plena soledad y si por la de malas eres de los que llegan al hospital para el tratamiento, estas solo, porque la familia no te puede visitar, no te pueden ver, los amigos tampoco y si fuera el caso de que mueres, no hay sepelio. Por lo que he visto, esto es lo más dramático y doloroso de este proceso”.

Licenciado en Ciencias de la Educación por la Universidad Cristóbal Colón, el padre Leonel Virgen Zacarías vive en esta ciudad ubicada en el condado de Orange, en el estado de Nueva York, a unos 83 kilómetros de Manhattan, el corazón de la gran babel de acero.



En entrevista digital realizada a distancia, nos cuenta de la experiencia de padecer la enfermedad, del miedo que tuvo y de cómo la fue superando con cuidados, atención médica y remedios caseros.

A los mexicanos y veracruzanos que aún no creen que esta pandemia sea una realidad y que esté dejando tantos muertos en el mundo y particularmente en el estado de Nueva York, donde hospitales y morgues se han visto rebasadas, Leonel Virgen Zacarías les dice que “no se equivoquen, que no lo tomen a la ligera”.

“Esto es real, está pasando y muchos no van a poder compartir su experiencia como lo estoy haciendo yo ahora. Les pido que se protejan y protejan a los suyos. Nos falta mucho por aprender en la vida pero principalmente a creer, el hecho de que ellos no conozcan objetivamente a alguien que haya tenido COVID no quiere decir que no sea cierto. Ojalá tomen conciencia de que se puede evitar este mal si son capaces de seguir las indicaciones que se dan por todos los medios que ya conocemos. Esto es real, no es un asunto político”.



—¿Qué experiencia te deja el haber vivido en carne propia el contagio de COVID-19?

“En primer lugar, de manera personal, puedo decir que la vulnerabilidad de mi existencia, porque cómo es posible que algo tan minúsculo, de dimensiones microscópicas, pueda poner en peligro mi propia vida. En segundo lugar, diría que la fortaleza de la familia, la solidaridad en situaciones de esta naturaleza y la solidaridad también de los amigos y conocidos”.

—¿Qué síntomas, qué dificultades, qué pasó por tu cabeza al saberte contagiado?



“Los síntomas se manifestaron de la siguiente manera: ojos enrojecidos, dolor de cuerpo, escalofríos y fiebre. Esto por un periodo de siete días. Las dificultades, principalmente la movilidad, porque la enfermedad te desgasta físicamente y puedes necesitar ayuda para algunas cosas y no pueden ayudarte, por el propio bien”.

“Lo que pasó por mi cabeza en primer lugar fue un sentimiento de miedo, sí... pensé en algún momento que quizá yo podría ser uno más de las estadísticas de los fallecidos a causa de este virus y sobre todo por estar fuera de casa, de mi familia de México, de mis padres y hermanos”.

—¿Qué protocolos seguiste, qué atención y cuidados recibiste?



“Asistí a la clínica con previa cita para la prueba COVID-19, el aislamiento en casa, ningún tipo de contacto con el exterior por un periodo reglamentario de 15 días como mínimo. La atención sobre todo de parte de la familia en los alimentos y las necesidades que se pudieran presentar, los medicamentos que para este caso fue Tylenol y Vitamina C, alimentos y frutas ricos en Vitamina C, todo esto sin tener ningún tipo de contacto físico con el resto de la familia”.

—¿Tuvieron miedo, sobre todo al saber lo que estaba ocurriendo en toda la unión americana?

“Sí, claro, no es para menos. Estoy viviendo actualmente en uno de los Estados de la Unión Americana con el mayor número de contagios y de muertes, al grado de haber sido declarado ‘Estado en Desastre’ pero sin desestimar que era muy alta la probabilidad por estas razones de poder contraer el virus por algún tipo de fuente y bueno asumirlo con calma y quedarme en casa el tiempo necesario”.



—¿Cómo has vivido la reclusión y la recuperación, con este mar de noticias tan alarmantes de todo Nueva York y Estados Unidos?

“El aislamiento lo viví con mucha paciencia y con mucha conciencia de que era lo mejor para mí y para los que viven en casa. No es algo a lo que personalmente esté acostumbrado, por ejemplo a estar quieto; esto llevó en algunos casos a la desesperación, a esperar a que pasaran los días con más prisa y mi recuperación ha sido muy favorable, sin ningún tipo de complicaciones o recaídas. Debo continuar tomando los medicamentos y tomar todas las precauciones para salir a la calle”.



“Yo me aislé de las noticias porque es demasiada la información que circula del COVID y mucha de la información llega a ser contradictoria. Entonces, por principio me quedé con la información que ya tenía al respecto, que por cierto era suficiente”.

—¿Crees que el Gobierno de Donald Trump o las autoridades de ese Estado han actuado adecuadamente?



“Creo que sí, aunque no sé si la respuesta fue oportuna o se retrasaron en tiempo, lo que sí es verdad es que New York, como estado, fue rebasado por la pandemia. Las medidas que se han implementado en el Estado favorecieron a que en estos momentos la curva de contagio vaya disminuyendo considerablemente, el número de contagios ha disminuido, el ingreso a los hospitales también, así como la cifra de muertos por causa de COVID”.

—¿Qué experiencia de vida te deja todo esto?



“Valorar lo que tengo, vivir cada día intensamente y disfrutar de lo que hago y con quienes lo hago, la familia y los amigos, por ejemplo, que finalmente son los que permanecerán a tu lado”.

“Otro valor es el servicio que como sacerdote realizo, pues por la pandemia las parroquias siguen cerradas y el servicio que de manera regular se venía realizando se ha tenido que suspender”.



—¿Tienes familia en México? ¿Las extrañaste, te comunicaste con ellos, les contaste de tu padecimiento?

“Claro que sí. Siempre me mantuve en comunicación con ellos. Les informé de mi situación y aunque les dio temor y preocupación, no podían hacer nada por mi más que rezar y gracias a Dios ahora estoy bien, libre de COVID”.

—¿Qué nos podrías decir de los cuidados preventivos que hay que tener y sobre los cuidados durante la enfermedad?



“Los cuidados preventivos son muy sencillos y todos los pueden hacer. Es bien importante alcalinizar la garganta, con bicarbonato de sodio con agua tibia haciendo gárgaras dos o tres veces al día o en su defecto con sal, lavarse las manos siempre con jabón (el alcohol y el gel antibacterial no sirven para este efecto) y consumir frutas con alto contenido de Vitamina C”.

“Durante la enfermedad, guardar el mayor reposo posible y ser muy responsable con el medicamento que le prescriban en el hospital donde los declaren positivos de COVID-19, comer bien, frutas ricas en Vitamina C y abundante agua, té caliente de jengibre, por ejemplo”.



—¿Cuál crees que sea el mensaje para el mundo de esta enfermedad?

“Vamos muy rápido, vivimos una vida muy acelerada y creo personalmente que hemos dejado de contemplar, admirar la creación, por el contrario la hemos destruido, nosotros que hemos sido puestos por el Creador (Dios) como los guardianes de la creación, hemos hecho todo lo contrario. Creo que la Tierra, el planeta nos ha dado una bofetada para que reaccionemos y volvamos al plan original. Aprender a vivir y convivir con la creación de manera armoniosa”.



“En nuestras manos está el cambio, por el bien propio y por nuestro planeta. Esto no depende de los gobiernos o de la política, dependerá siempre de mí y de lo que vamos heredando en usos y costumbres a las nuevas generaciones. Pareciera que el verdadero virus que está acabando con la vida, como fue concebida en el pensamiento de Dios, es el hombre. Estamos a tiempo de hacer de nuestro planeta un verdadero hogar”.